Blogue | El 8 del Pazo

El Miño en el Pisuerga

ESCRIBO ESTO desde el bus del equipo que nos lleva desde la orilla del Miño a la doble cita junto al Pisuerga. Lo hago pocos minutos después de recibir una buena noticia del médico: me ha dicho que esperaba que tuviera la maleta preparada. Claro que la tenía, y ya va llena de todo lo necesario para afrontar un reto muy importante. Esa maleta la fui haciendo con cada mensaje de ánimo que me ha ido llegando esta dura semana. Los dos primeros partidos del Pazo nos han puesto sobre la mesa un menú propio de toda una seminfinal por el ascenso: tensión, lucha, más de cinco mil personas en la grada del Pazo, mensajes en ruedas de prensa... todo lo necesario para que el aficionado se apasione aún más por esto del básket.

En el primer partido hicimos un gran trabajo que nos llevó a la victoria con la grada a tope con nosotros. En el segundo lo tuvimos en la mano durante más de treinta y cinco minutos y un mal final nos mostró la cruz de una eliminatoria entre dos grandes equipos.

En resumen, nos vamos a Pucela con un 1-1 y en este bus viaja todo: el trabajo realizado durante tantos meses, el apoyo de los nuestros, las zapatillas y las camisetas celestes que tanto significan, las molestias físicas, las ganas de ganar...

Sabemos que tendremos que dar lo mejor de nosotros para vencer y que no estaremos solos en esta doble batalla en una cancha que ha visto también, como el Pazo, grandes tardes de baloncesto. También tengo claro que habrá marea celeste y que todo ello nos ayudará a olvidarnos del dolor y convertirlo en energía para ganar.

El de este fin de semana es un viaje diferente, con dos partidos seguidos lejos del Pazo, con tres noches lejos de casa y con la sensación de que, más que nunca, es el momento del equipo, de estar más unidos que nunca, de creer, de luchar como nunca antes.

Lucharemos por ganar los dos partidos y dejaros sin el quinto en el Pazo. Sabemos que lo perdonaríais. Pero también sé que nos perdonaríais tener que bajar a luchar el martes en el Pazo con las mejores armas posibles: vuestra camiseta, vuestra bufanda, vuestra voz y vuestro corazón. Por ello los únicos nervios que siento son los proios del que quiere saltar ya al parqué, del que tiene una batalla a la que no puede faltar, y en la que participar para ayudar al compañero y donde puede sentir que este no le fallará. Seremos como auténticos espartanos.

Sabemos que no será nada fácil, que habrá que sobreponerse a malos momentos y creer. Pero, como os dije en otra ocasión, creo que tenemos más que superado el máster en sufrimiento y quizá sea el momento de impartir alguna clase magistral.

Antes de acabar quiero agradecer a todos los breoganistas el apoyo recibido, tanto yo personalmente en mi paso por el siempre difícil trago de un hospital, en el que me he sentido en las mejores manos posibles, como el recibido por todo el equipo en las buenas y en las malas.

Me dice Dani, el capitán, que en sus ascensos en otras ciudades fue fundamental y sintió como parte del éxito el apoyo de todos. El momento vivido tras el entrenamietno del miércoles, con la visita de aficionados de todas las edades a darnos un abrazo de ánimo es un ejemplo de lo que el equipo necesita y de lo que Lugo se merece.

Breoganistas, llegando a Pucela os digo que en este bus viajáis cada uno de vosotros. En la maleta llevamos el eco y el calor del Pazo, y en la mente nuestro sueño, el vuestro. Será como tener al Miño en el Pisuerga. ¡Forza Breo!

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