Los pequeños cada vez se manejan mejor y más precozmente con las nuevas tecnologías. Eso es tan indudable como el hecho de que el comercio electrónico está en auge, más si cabe desde la pandemia. Son estos dos factores los que explican el peculiar susto que se llevó Jennifer Bryant, residente en Nueva York, estudiante y madre, cuando su hijo Noah, de cuatro años, usó sin que ella lo supiese su tarjeta de crédito.
El pequeño encargó 51 cajas, o lo que es lo mismo, 918 helados de Bob Esponja. La factura ascendió a 2.618 dólares y, al ser comida refrigerada, no había posibilidad alguna de devolverlos. Al parecer, la economía familiar ya estaba maltrecha antes de este incidente, por lo que Bryant llegó a pensar que este capítulo supondría su ruina.
Afortunadamente, una compañera de universidad de Bryant quiso ayudarla, por lo que decidió difundir lo que le había sucedido a la familia a través de las redes sociales y poner en marcha una campaña de donaciones para pagar la factura. La iniciativa de la joven ya ha recaudado más de lo que marcaba su objetivo.
