Mado Martínez: "La gallega Isabel Barreto mandó ahorcar a un soldado"

La periodista Mado Martínez narra la vida prodigiosa de varias mujeres que fueron despreciadas por una sociedad machista en su obra Putas, brujas y locas ► Entre las protagonistas de la misma se encuentra la gallega Isabel Barreto
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photo_camera Mado Martínez. EP

¿De dónde surgen las historias que componen su libro Putas, brujas y locas?

Había mujeres de las que había conocido por mi trabajo y me habían llamado la atención. Era necesario mirar atrás para dar voz a estas mujeres silenciosas o tergiversadas de la Edad Moderna y el Siglo de Oro.

¿Cuál era el papel de la mujer en ese tiempo?

Es una persona que no es libre. La tutela el marido si está casada o el hermano, si no lo está. Si nacía en una familia pobre era un animal de carga; si nacía en una familia de clase media, un animal de compañía, y, si nacía en una familia rica, un animal de lujo. El modelo era el hombre blanco, hetero, cristiano y europeo. Si cumplías las normas eras una santa o un útero andante. Si te las saltabas eras una puta, una bruja o una loca.

Podía librarse de esas limitaciones escapando al Nuevo Mundo, donde las normas eran más relajadas. La pontevedresa Isabel Barreto pudo huir de esa rigidez moral.

Se fue a vivir al Virreinato de Perú cuando era solo una niña. Cuando tenía 19 años se casó con Álvaro de Mendaña, un explorador arruinado de 44 años. Ella no era aristócrata ni hidalga, pero tenía una dote e influencia. Su marido quería volver a las islas Salomón, de la que se decían que estaban llenas de tesoros. Mendaña logra 4 naves y 400 persona con el dinero de la dote. La travesía es un desastre. Sufren naufragios, amotinamientos y malaria. Mueren su hermano y Mendaña. Verían a Isabel capacitada porque la nombraron almirante. Asume el gobierno de toda la flota. El piloto mayor era el experimentado marinero portugués Fernando de Quirós. Había advertido de que no quería llevar mujeres a bordo de su expedición. Estaba en contra de que una mujer como Isabel fuese almirante porque tiene que servirle y sufrirla. Él es el cronista del infierno que se vive en los barcos. Dice que Barreto se lava con agua de las tinajas cuando casi no tienen para beber.

La tripulación la acusa de tener dos relojes mientras ellos deben comer sopa de cucaracha para poder sobrevivir. Ella impone la disciplina ayudada por la horca.

Había tenido motines, habían intentado asesinarla. Quirós cuenta que Isabel Barreto era la dueña de las personas a su servicio. Había pagado la flota. Decía: «De mi hacienda haré lo que quiera». Mandó ahorcar a un soldado que la desobedeció.

Pensábamos que las coruñesas Elisa y Marcela habían protagonizado el primer matrimonio homosexual de España, pero dice usted que Elena de Céspedes fue la pionera en hacerse pasar por un hombre para casarse con otra mujer.

Elena nació mujer, morisca y esclava. Logró la libertad, se hizo soldado y estudió para cirujano,que estaba prohibido para una mujer. De joven había estado casada y había tenido un hijo. Su marido la abandonó. Ella abandonó a su bebé. Se vistió de hombre para poder correr aventuras y casarse. La acusan de ser mujer. Pasa por tres comisiones médicas que dicen que es un varón y se casa. Se especula con que se insertó los genitales del cadáver de un hombre. Estuvo trabajando en un hospital como cirujano. Empieza a tener una fama sobrenatural. Desaparece. Se sospecha que escapó al Nuevo Mundo, que era un lugar más diverso.

Esa misma fama de tener poderes sobrenaturales afectaba a Ana María La Lobera. Vivió en las montañas de Asturias y Galicia. Se decía que era una encantadora de lobos. La acusaban de llevar la desgracia a los ganaderos que no obedecían lo que les mandaba.

La Inquisición perseguía la subversión de la femineidad, de la hija de Eva seducida por el Diablo. Es una niña que se queda huérfana. Va pasando de una familia a otra. Un familiar la viola y huye de casa. No encajaba en el patrón de casada con hijos. Vivía con dos vaqueiros. Era una puta,una concubina. Se decía que, si no le dabas el conejo que te había pedido, te mandaba a los lobos para que comiesen tu ganado. La Inquisición decía que mandaba en siete lobos demoníacos. Era lista. La procesaron y en el juicio se declaró culpable y arrepentida. Le hicieron llamar a los lobos para demostrar que la obedecían. Les contestó que si lo hacía sobrevendría un gran mal. Sabía que si descubrían el engaño el castigo sería peor. La condenaron a someterse a doscientos azotes. Ingresó en una institución religiosa y ahí se le pierde la pista. Al reconstruir su biografía hice un viaje a las montañas de Asturias y Galicia de la época en la época en la que vivió. 

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