El renacer de la iglesia paramesa de Ribas de Miño

El antiguo templo de esta parroquia, de origen románico, lleva más de 50 años abandonada y en ruinas, pero el sacerdote José Manuel Castro la limpió para hacerla visitable 
photo_camera Interior de la iglesia y, a la izquierda, el Banco da Cerdeira. EP

Hace más de medio siglo la iglesia de Santiago de Ribas de Miño, en O Páramo, quedó abandonada ante la construcción del embalse de Belesar al creerse que iba a estar afectada por el agua y se levantó un nuevo templo en el núcleo de Vilar.

Sin embargo, el agua finalmente no llegó a la vieja iglesia, pero ya estaba condenada al olvido. Con el paso del tiempo la maleza la fue cubriendo por completo, no pudiendo ni distinguirla y quedando en ruinas. El sacerdote José Manuel Castro Alba se tomó como un "reto persoal" limpiarla para que esté accesible para todos aquellos que quieran ver este templo de origen románico.

Todo el tejado prácticamente caído, cubierta por hiedras y zarzas, y con árboles en su interior... Así estaba el inmueble, que "nin se vía cando pasabas ao lado", afirma el párroco.

Este trata de hacer "renacer como ave fénix" la iglesia, que tiene un valor "histórico e sentimental" para los vecinos de Ribas de Miño. El templo, que ya se menciona en un documento del siglo XIII, conserva de su primitiva estructura románica la puerta principal. Tiene dos columnas, aunque la derecha se perdió en las obras realizadas para crear una contrafuerte protector de la fachada al tener hace unos cien años riesgo de derrumbe.

El cura comenzó limpiando la maleza para, por los menos, poder acceder y ver la iglesia, la cual incluso sufrió expolio al llevarse piedras una o varias personas. Desde hace dos años el sacerdote realizó un trabajo "máis intenso", retirando toda la maleza tanto del exterior como del interior, cortando árboles, sacando escombros o reconstruyendo el altar. También fue descubriendo el pavimento original que estaba debajo de «30 centímetros» de tierra y ahora se puede ver alrededor del "80 por cento" del mismo.

Además, creó unos bancos laterales con restos de piedra que había en el inmueble y colocó uno de madera frente al altar, para que todos aquellos que lo deseen puedan sentarse y reflexionar.

Banco da cerdeira. Muchas localidades pusieron de moda eso de los bancos más bonitos y la iglesia de Santiago de Ribas de Miño tiene el suyo propio. En el templo se conserva un gran cerezo, que no cortó ante sus grandes dimensiones y le construyó una particular 'maceta' con piedra.

Bajo el árbol creó un banco con unos palés y se encuentra en la nave lateral, ante una puerta. Desde el asiento, bautizado como el Banco da Cerdeira, se puede contemplar la cola del embalse cuando está lleno de agua, mientras que ahora se observan unas «mini fervenzas» que bajan por el monte. Son «paisaxes diversas» a lo largo del año, añade, según la estación y la altura que presente Belesar

El sacerdote quiso darle un "sentido relixioso" al templo con la colocación de elementos como un crucifijo y un candelabro. Hace ya un tiempo incluso llegaron a robar del interior el Cristo que fue hallado poco después en Lugo.

Curiosamente, la pieza, que no tiene valor artístico ni histórico, fue entregada en otro templo dedicado a Santiago, el de A Nova de la capital de la provincia. "Era un Cristo roto para unha igrexa rota", dice el cura. Su idea era organizar una ruta para restituir la imagen en el antiguo templo paramés, actividad que quedó pendiente por la pandemia del coronavirus.

Mientras uno o unos robaron el crucifijo, otros llevan ofrendas a la vieja iglesia. El pasado 25 de julio, día de Santiago Apóstol, se encontró con un ramo de flores en un recipiente en el altar. Poco después una o varias personas dejaron un misal, dos velas e imágenes de la Virgen María, Jesucristo y la Virgen de Guadalupe, colaborando así en el renacer del templo.

A la antigua iglesia se puede acceder, pero no a una nave lateral por el riesgo de que se produzcan derrumbes de la cubierta, como indica un cartel. Tanto el templo como el Banco da Cerdeira fueron dados de alta en Google Maps por el párroco y ya recibió, apunta, bastantes visitas.

Sin ir más lejos, este verano se encontró con una familia de Bilbao que estaba pasando sus vacaciones en O Courel. Al hijo le gustan los templos románicos, por lo que les saltó una alerta en Google y acudieron a verlo, explica Castro Alba.

Para él fue un "empeño" personal sacar del olvido el antiguo templo, el cual es su lugar "preferido" del ayuntamiento de O Páramo para meditar y pensar.

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