Hospitaleros sin Fronteras finaliza la primera fase de su centro de acogida en Senegal

Un grupo de 28 voluntarios de la ONG sarriana llevó ropa y material para los niños talibés
Viaje de la ONG de Sarria Hospitaleros sin Fronteras a Senegal. EP
photo_camera Voluntarios de la ONG y niños, ante la casa de acogida de Hospitaleros sin Fronteras. EP

La ONG sarriana Hospitaleros sin Fronteras viajó un año más a Senegal, donde realiza una importante labor a favor de los talibés, niños que fueron abandonados por sus familias en daaras (o escuelas coránicas) y piden limosna en la calle. En la localidad de Malicounda la entidad construye un centro de acogida, del que finalizó la primera fase de las obras.

En esta ocasión se trasladaron al país africano 28 voluntarios, quienes llevaron diversas ayudas, como ropa, medicamentos y material escolar. Ellos trabajaron en el centro de acogida, donde remataron la primera fase de la obra, compuesta por un aula para clases y una cocina-comedor. Ahora se encuentran pendientes de equipar estos espacios, explica Miguel Ángel Rodríguez, miembro de la ONG. Una segunda parte del proyecto consistirá en crear un dormitorio y una sala de curas.

Su objetivo es también constituir allí una asociación hermanada con la sarriana, con el mismo nombre y formada por senegaleses. Con esta iniciativa buscan tener en el país una entidad con la que trabajar.

Durante los 25 días que estuvieron en Senegal desde la ONG se encargaron de pintar el centro y con los niños realizaron murales. También instalaron una bomba en un pozo que usan los pequeños para que puedan sacar el agua de forma segura, pues hasta ahora lo hacían con cubos.

"Daste conta que non necesitamos o 90% das cousas que temos"

Estas fueron algunas de las tareas que realizaron los voluntarios, entre los que estuvo el sarriano Iván Fernández. Él viajó por primera vez con la entidad, una experiencia "moi positiva" y "satisfactoria". Reconoce que fue "duro" conocer las condiciones en las que viven los niños, quienes tienen "moitas carencias a nivel nutricional" y "moitos van descalzos", lamenta. "Daste conta que non necesitamos o 90% das cousas que temos", afirma Iván Fernández, quien destaca el importante trabajo realizado por Hospitaleros sin Fronteras.

Otros que viajaron por primera vez a Senegal fueron la sanitaria Inma Méndez y el pintor Berni González. Para este matrimonio sarriano también fue "moi duro" conocer las condiciones de los niños, pero "encantounos o labor que fai a ONG e a resposta das persoas de alí". "É moi gratificante axudarlles, son superagradecidos e educados, e o pouco que teñen compárteno", dice la sarriana.

Ella como sanitaria en el Hula realizó algunos cuidados a los pequeños. Allí está "á orde do día nenos que caen, sufren unha fractura e curan en falso, non teñen asistencia". También se encontró "moitas feridas" en los pies al andar descalzos y problemas en los ojos, como infecciones, ante la ausencia de higiene, explica.

Destaca que lo primordial es escolarizar el máximo número de niños posibles, que "saiban ler e escribir, para que teñan un futuro". Para ello está pensado el centro, al que le dieron "o último empuxón, quedou moi ben", indica Berni González. Este define el viaje como "inovidable e cheo de emocións" y, al igual que el resto, espera volver en 2024.

Reparto de más de un centenar de desayunos al día

Durante su estancia en Senegal los voluntarios ofrecieron todas las mañanas un desayuno a los niños que viven en la calle en Saly. Cada jornada repartieron una media de 120 a 130. Entregaban a los pequeños bocadillos acompañados de frutas, yogures o leche. Para ello contaron también con la colaboración de la empresa sarriana Fontecelta.

Siempre los repartieron en el mismo lugar, en el mercado de artesanía, para que así los niños que lo desearan se pudieran acercar. Alguno llegaba a recorrer "catro ou cinco quilómetros", apunta Miguel Ángel Rodríguez.

Además de este trabajo, la entidad también facilita todo el año una comida caliente al día a niños y escolarizó a tres menores, medida que quiere ampliar a más. 

Hospitaleros sin Fronteras trabaja con una daara de 35 talibés, donde "ves que están mellorando e é unha satisfacción", dice. También comienza a hacerlo con otra de 45 niños después de que se pusiera en contacto con ellos su marabú (maestro coránico). Antes ayudaban a otra, pero lo dejaron al no colaborar el maestro.

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