Tal vez porque desde niño vio los paquetes de periódicos en el quiosco de su padre en Sarria (el de Carrozas era el que más vendía de la provincia, decía siempre Villarabid). O tal vez porque siempre tuvo ese peculiar espíritu crítico y mordaz. El caso es que Eugenio López López (Sarria, 1959-2019) llevaba el periodismo en su adn, aunque dejase la profesión hace casi dos décadas. Eran los primeros 80 y el joven Genín, heredero del apelativo de su padre, aterrizaba en El Progreso para hacer sus pinitos en la recién creada delegación de Monforte, y más tarde en la central en Lugo.
En 1985, poco después de la apertura de Televisión de Galicia, Genín entró en la plantilla del ente público y se hizo inmediatamente un hueco importante en el área de Deportes como presentador de un programa de baloncesto y otro de automóviles, el recordado ‘Paixón Motor’, pionero de ese tipo de espacios en la televisión autonómica.
Ya en este siglo, Eugenio se casó con Patricia y al mismo tiempo se hartó del tipo de periodismo que le tocó vivir en sus últimos años de profesión. Ella se vino de Estados Unidos para estar con él en Sarria y ambos se hicieron cargo del quiosco familiar. Sumaron a la familia a Alejandro, huérfano ahora de padre con solo 16 años. Cuando conocí a Genín ya estaba asentado en los platós, mientras yo no era más que un estudiante de primer curso. Un día me llevó a la tele y dedicó al menos dos horas a enseñarme todos los entresijos, un lujo solo justificable por nuestra conexión sarriana. Bueno, y también porque era un buen tipo.
Le pasaron factura los años de fumador y Genín enfermó. Lo llevaba bien, sin perder nunca esa aviesa forma de mirar con la que un día enamoró a la cámara. El pasado día 1 fue su 60 cumpleaños. Me lo imagino desafiando a la muerte como cuando en su plenitud profesional desafiaba a la realidad, para analizarla, entenderla y contársela a su manera al público.
Hasta siempre.
J.M.F.
