Se ha cumplido un año del inicio de un profundo estudio del regadío del valle de Lemos. Se trata de una iniciativa de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil (CHMS), que ha recurrido al grupo de investigación Proxectos e Planificación (PROePLA) de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería del Campus Terra de la Universidade de Santiago de Compostela (USC). El presidente del organismo de aguas, José Antonio Quiroga, señaló que parte del trabajo está realizado, pero que aún queda mucho por hacer, sobre todo desde el punto de vista legal.
Lo hecho ha consistido en una cartografía actualizada que amplía datos y corrige errores de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil. Además, se ha calculado el nivel de deterioro de las infraestructuras, vegetación arbustiva, vegetación herbácea o transportes indeseados por los canales.
La nueva documentación actualizada incorpora también fotografías de cada tramo, así como información referida a la fecha y hora de las medidas y observaciones realizadas. Los equipos de PROePLA implicados en este proyecto, en el que también contaron con el apoyo de técnicos CHMS, emplearon para la toma de datos de campo diversos proyectos del sistema de información geográfica libre para smartphones Qfield optimizados previamente en la USC.
Las personas participantes en esta actuación realizaron 1.375 registros en el terreno, revisaron 215 kilómetros de infraestructuras y generaron más de 10 gibabytes (Gb) de imágenes que complementan la documentación.
Los regantes llevan dos décadas peleando por un aprovechamiento sostenible de la infraestructura
Toda la información obtenida en esta primera fase del proyecto fue sometida a controles internos de calidad, además de ser revisada y completada por personal de la confederación para añadir todos los datos recabados con el fin de facilitar su uso habitual por parte de la CHMS. Para facilitar estas tareas la Confederación Hidrográfica Miño-Sil acordó que la USC continúe con este trabajo para tener un inventario dinámico actualizado del estado de la infraestructura.
José Antonio Quiroga señaló que se pretende disponer de una radiografía de la infraestructura desde el punto de vista legal, económico, social y productivo, y luego, buscarle una sostenibilidad.
Así, habló de conocer el espacio que puede ser rentable para su explotación y delimitar las zonas periurbanas. Estas últimas ocupan una importante superficie en el ayuntamiento de Monforte, pues décadas atrás hubo una gran permisividad en la construcción de viviendas unifamiliares tipo chalé a lo largo de los canales que atraviesan el municipio.
Pero volviendo al futuro del regadío, desde la CHMS quieren finalizar con una etapa de abandono del regadío y darle una nueva vida de manera sostenible para fomentar la producción de cereal.
Manuel Marey es el coordinador del grupo de investigación PROePLA (Proxectos e Planificación; GI 1716) e investigador principal del proyecto del regadío por parte de la USC. Explicó que se hará una propuesta de acciones para el desarrollo de modelos y planes de agricultura sostenible para a zona, pues si es sabido que existe un enorme potencial en el valle de Lemos para diferentes actividades agrícolas y ganaderas.
En todo este proceso se quiere contar con la comunidad de regantes, creada en el año 2020 para buscar una solución a las deudas acumuladas por el uso y disfrute de la infraestructura.
Esta asociación intenta desde entonces, sin éxito, la condonación de esos pagos adeudados, sobre todo argumentando que el mal estado de la infraestructura, que propicia que buena parte del agua que discurre por canales y acequias se pierda por las numerosas grietas que hay a lo largo de su recorrido.
La creación de un polígono agrario en Bóveda podría beneficiarse del regadío que pasa por la zona
La comunidad de regantes está compuesta por un puñado de agricultores y ganaderos que sí usan para sus actividades el agua del regadío. Varios de ellos están en el municipio de Bóveda, donde el Ayuntamiento y la Xunta promueven un polígono agroforestal.
Así, se realizará un estudio de viabilidad de los nuevos usos que se pretende dar a estas tierras, que ocupan una superficie de 52 hectáreas. Para ello se dispondrá de un plazo de doce meses. Ya existe una idea al respecto, como dedicarlas preferentemente a la plantación de forrajes, pero con la posibilidad de hacer cultivos de cereales.
El alcalde bovedense, José Manuel Arias, indicó que una vez haya concluido el proceso, los propietarios que se han sumado al proyecto tendrán la opción de explotar ellos mismos las parcelas que les correspondan o bien alquilarlas o venderlas.
Hoy costaría 3.000 millones
En la creación de la infraestructura en los años sesenta del siglo pasado se invirtieron más de 500.000 millones de pesetas (más de 3.000 millones de euros), que afectaba a un total de 5.300 hectáreas de terreno repartidas entre los municipios de Monforte, Bóveda, Sober, A Pobra do Brollón y Pantón. Pese a las cifras, no consiguió su principal objetivo: el de convertir el valle de Lemos en una zona de alta producción agrícola.
La obra constructiva del regadío, acometida en aquel momento por la Confederación Hidrográfica del Norte, iba acompañada de un plan de colonización con medidas como el impulso de la concentración parcelaria y la apertura de un centro de industrialización y comercialización agraria, pero las administraciones abandonaron dicho plan a su suerte.