A Pobra do Brollón, único municipio cerrado de Lugo: "Non estamos tan mal"

Nuevas restricciones hacen de Brollón el único municipio cerrado de Lugo ► Un cribado con 222 personas no detectó ningún positivo
Bares y negocios junto a la casa consistorial de Brollón. M. PIÑEIRO
photo_camera Bares y negocios junto a la casa consistorial de Brollón. M. PIÑEIRO

Ni reuniones de no convivientes ni hostelería. Este lunes A Pobra do Brollón estrenó un nuevo periodo de restricciones y se convirtió en el único municipio de Lugo, y uno de los cuatro de toda Galicia, cerrado perimetralmente. Se acepta con resignación, pero al hablar con los vecinos parece inevitable que surja (otra vez) el debate acerca de si en poblaciones con pocos habitantes —en este caso 1.632, según el INE— deben aplicarse las mismas medidas que en las ciudades.

"En realidade non estamos tan mal como apuntan as cifras", señala el alcalde, el nacionalista José Luis Maceda. El regidor brollonés indicó que los casos están muy focalizados y que el municipio lleva "unha semana sen circulación vírica ". Por esa razón, Maceda cree que en unos días "deberiamos voltar á normalidade de últimamente".

La sensación en A Pobra do Brollón es de resignación con unas medidas que llegan después de que el cribado realizado por el Sergas el pasado fin de semana no detectase ni un solo nuevo positivo. El gerente del área de gestión integrada de Lugo, Ramón Ares, mostró este lunes su satisfacción por los datos y agradeció a los vecinos su participación. De las 300 personas citadas acudieron 222, lo que supone cerca del 75% de asistencia.

DEBATE. Maceda apuntó que su intención no es "invitar a que se relaxen as medidas", pero considera que es necesario plantearse si las soluciones a aplicar para combatir la pandemia deben ser iguales en una ciudad o en un ayuntamiento como el suyo, que no alcanza los 2.000 vecinos. "Creo que polo menos é para analizar esta cuestión", aseveró.

José Luis Maceda: "Non invito a relaxar medidas, pero nas vilas pequenas a situación tería que analizarse de xeito distinto ás cidades"

De una forma parecida piensa María José Fernández, monfortina que trabaja en una de las farmacias de A Pobra do Brollón. Curiosamente, acaba de superar un proceso de covid-19. Este lunes se reincorporó a su puesto de trabajo tras guardar cuarentena y al dar negativo en la segunda PCR que se le practicó.

"No puedo hacer una valoración muy extensa porque llevo solo unas horas aquí después de varios días, pero en general lo que capto es que se ve muy poca gente por la calle", indica.

María José cree que los vecinos están "a la expectativa, pero tranquilos", porque, relata, en A Pobra do Brollón "hay pocos casos y parece que muy localizados, limitados a núcleos familiares".

Sobre las restricciones, para ella son "exageradas, teniendo en cuenta que esta es una población rural en la que apenas se dan concentraciones de personas".

Las más tranquilas este lunes en la capitalidad de A Pobra do Brollón, y seguramente las más numerosas en unas calles semivacías, eran las ovejas que pastaban como si la cosa no fuese con ellas. Farmacias, comercios, supermercados y tiendas recibían poco a poco clientes, todos ellos con los habituales límites de aforo.

La hostelería, cerrada a cal y canto. En la puerta de uno de los establecimientos luce desde el 26 de enero un cartel que anuncia el servicio a domicilio. En el de al lado, una pizarra exterior aún mostraba la oferta gastronómica del día anterior, cuando los propietarios tenían permitido recibir clientes en la terraza.

"Eles tamén teñen que comer, non son os culpables. Todos debemos concienciarnos máis", declaró una mujer que prefirió guardar su anonimato. Para ella, las restricciones tenían que haber llegado antes. "Cando había 17 casos tiñan que ter actuado e non agora, que hai sete", expresó antes de desear que la situación mejore lo antes posible para que A Pobra do Brollón se ponga al mismo nivel que el resto de la provincia y deje atrás las restricciones máximas.

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