Octavio Taboada López

Octavio Taboada López, que falleció el pasado día 3 y fue enterrado en el cementerio de San Froilán, vino en el año 1957 de su pueblo a estudiar a Lugo a la Escuela de Maestría Industrial y es de la primera promoción de la especialidad de Ajuste. En dicha especialidad éramos cuatro alumnos, Octavio, Etelvino, Abraira y un servidor. Siempre destacó, primero por su buen hacer y por encima de todo lo buena persona, siendo admirado por los compañeros y profesores. 

Al acabar la oficialía nos llevaron ese verano a trabajar al salto de Belesar, donde estuvimos dos meses. El no continuó estudiando Maestría, y empezó a trabajar en Fundición Artos, después se fue al servicio militar. Al acabar en Maestría entré a trabajar en RTR en el taller mecánico. Al marchar yo para el servicio militar él entró a trabajar en RTR, esto fue en el año 1964 y por las tardes iba a trabajar a Piensos Sanders y así estuvo hasta el año 1974. Yo estaba como profesor de Ajuste y Matricería desde 1971 de aquella llamada Institución Sindical Las Mercedes. Ese año se le concede al instituto el montar la especialidad de Construcciones Metálicas y el director me pregunta si conozco a alguien y le hablé de Octavio. Hablaron con él y entró a formar parte del claustro y se ganó la admiración tanto de compañeros como de alumnos. En el año 1991 se implanta en el instituto un módulo de Chapa y Pintura, el primero que se montaba en España, y el de aquella director xeral de FP me pregunta de alguien para dar Chapa, le dije de Octavio y se fue a hacer prácticas a la Fiat, a la BMW y Volvo, y se prejubiló en el año 2002. 

Desde hace varios años en el mes de agosto un grupo de exalumnos organizan una cena y él asistió hasta hace 3 años, que se encontró enfermo. 

Estaba casado con Otilia y tuvieron cuatro hijas, una, la pequeña Mónica, falleció a finales de los ochenta y fue un duro golpe para ellos y lo fueron llevando con mucha resignación. 

Octavio y Otilia tenían una finca y ahí sembraban de todo; otra cosa que le encantaba y cuidaba eran las abejas. 
Tanto en el tanatorio como en el funeral en el Sagrado Corazón, que fue oficiado por Juan Peña, compañero nuestro de estudios, asistió mucha gente a testimoniar a la familia el cariño que le tenían a Octavio y que dejó huella de su buen hacer.

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