No es suficiente

PALABRA de uno contra la de otro. Nunca sabremos si es el árbitro quien dice la verdad o si la razón la tiene Fernando Seoane, el jugador del CD Lugo sancionado con cuatro partidos por insultarlo. El centrocampista rojiblanco lo niega, pero el Comité de Competición concede la presunción de veracidad al colegiado. Claro que de alguna forma hay que refrendar su autoridad, pero también se echa de menos una prueba más sólida en la adopción de un dictamen tan grave, más si Seoane carece de antecedentes, y si quienes le conocen creen en su honestidad. La deducción de certeza que blinda al colegiado no siempre debe ser suficiente para darle crédito, sino que debería apuntalarse con otros testimonios o argumentos más contundentes. No digo que sea este el caso, pero el árbitro puede falsear lo que le venga en gana, sabedor de que lo que dice va a misa. Y no es el perjudicado quien debe razonar su inocencia, de cuya presunción goza, sino que debe ser el juez el que acredite con pruebas la culpa.

Comentarios