¿NATURAL O INTENCIONADO?. "La tormenta vino horas después, no pudo ser un rayo; fue criminal"

Una de las vecinas de Escalos Fundeiros, donde comenzó el fuego
photo_camera Una de las vecinas de Escalos Fundeiros, donde comenzó el fuego

Un rayo caído sobre un árbol seco en el lugar de Escalos Fundeiros, al norte de Pedrogao Grande, es, según las tesis oficiales, el punto de origen del voraz incendio portugués convertido ya en la mayor tragedia forestal de la península ibérica. Sin embargo, cada vez son más quienes apuntan a que el fuego tuvo que ser provocado de forma intencionada. Entre ellos los vecinos de la aldea, que aseguran que la tormenta "llegó más tarde".

"Estábamos tomando café y vimos el humo, que parecía una vela ardiendo. Llamamos a los bomberos, fuimos los primeros en dar el aviso. Y de repente vimos que el fuego se dividía en tres frentes y ya estaba detrás de la casa. Parecían fuegos de artificio, fue un infierno", relata aún nerviosa Vanda Serrano, una de las convencidas de que el incendio fue "criminal".

"De la manera que fue, en un punto, y otro, y otro, muy rápido, tuvo que ser coordinado. El viento y la tormenta empezaron después", asegura esta vecina de 48 años. Y mientras habla con nosotros, otra señora interrumpe para preguntar: "¿Habéis estado en Pampilhosa da Serra?". Y es que cuatro días después de que las llamas cercasen su vivienda, sabe que son ahora las localidades vecinas las que mantienen a raya el fuego, pero aún no ha podido contactar con todos sus seres queridos. "Foi o demonio", acierta a decir entre lamentos María Elena Simoes, agradecida por el hecho de que su casa finalmente se salvase.

En las últimas horas, también desde el departamento de bomberos han puesto en duda que el fuego se iniciase por causas naturales, lo que podría dar un giro a la investigación. El presidente de la Liga de Bomberos Voluntarios portugueses, Jaime Marta Soares, ha declarado a medios locales que el incendio se originó unas dos horas antes de que empezase la tormenta seca -sin lluvia-, aunque después las condiciones climatológicas favorecieron que se propagase a una velocidad de vértigo. Porque a la complicada orografía del terreno se sumaron las altas temperaturas, la baja humedad y el viento. Un cóctel explosivo que promovió la tragedia.

Hasta el momento, las cifras oficiales elevan a una veintena las casas devoradas por las llamas en Pedrogao, donde al dolor por las vidas segadas se suma la incógnita de cómo afrontar el futuro tras haberlo perdido todo. Porque muchos se han quedado sin sustento al quemarse sus explotaciones agrícolas o ganaderas. Y un centenar de personas no podrán volver al trabajo porque tres grandes unidades agroindustriales de Pedrogao, Castanheira de Pera e Figueiró dos Vinhos también ardieron.

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