La A-8 por O Fiouco, una decisión fatal que multiplicó su coste

Problemas con la cimentación obligaron a ganar altura, hasta los 700 metros, en la autovía debido a rocas, fuentes y cuevas, pero Fomento resolvió obras más complejas en otras zonas obras
La autovía del Cantábrico, a su paso por el Alto do Fiouco
photo_camera La autovía del Cantábrico, a su paso por el Alto do Fiouco

El trazado actual de la autovía del Cantábrico a su paso por Mondoñedo no es el original, se modificó debido a la falta de consistencia del suelo, que dificultaba la cimentación, en una decisión que ahora se ve fatal y que encima encareció la obra. El propio Ministerio de Fomento reconocía, cuando se inauguraron los tramos Mondoñedo-Lindín y Lindín-Carreira, que habían requerido "complejos trabajos de ingeniería al discurrir por un terreno accidentado y geotécnicamente muy complicado, especialmente las laderas del monte Padornelo".

El ministerio presentó a principios de 2000 tres alternativas de trazado. Todas por la ladera del monte Padornelo, pero a diferente altura. Una afectaba incluso a la Cova do Rei Cintolo y fue desechada al estar la cavidad protegida por su condición de patrimonio natural. Otra discurría por detrás de Mondoñedo, hacia Santa María Maior, y también se descartó. El Concello mindoniense presentó entonces alegaciones menores, la más relevante tuvo como fin apartar el recorrido de una cantera.

La opción elegida acabó dando graves problemas de cimentación y hubo que cambiar el trazado, subiéndolo 700 metros.

El Ministerio de Fomento ya destinó casi 192 millones de euros a los dos trayectos mindonienses de esta infraestructura

Las autovías tienen características técnicas específicas para el radio de las curvas, marcado por el peralte y rozamiento transversal movilizado, la visibilidad de parada y la coordinación del trazado en planta y alzado. El porcentaje máximo de pendiente está limitado al 5%. Son aspectos agravados en la zona, pero usuarios de O Fiouco recuerdan que otras obras públicas complejas sí se resolvieron exitosamente con túneles, como ocurrió con la A-6 en Pedrafita.

El nuevo trazado multiplicó por tres el coste inicial presupuestado de este tramo de la A-8 hasta situarlo en casi 192 millones de euros. El de Mondoñedo-Lindín supuso 88,69 y el de Lindín-Carreira alcanzó los 85,79; cifras a las que hay que añadir la redacción de proyectos, expropiaciones y asistencias técnicas de control y vigilancia de las obras para sumar un total de 191,72 millones.

EXIGENCIAS. En esta parte de la autovía se hicieron importantes desmontes, obras de drenaje superficial y profundo, muros de sostenimiento en los tramos a media ladera y gran número de estructuras, entre las que destacan diez viaductos que suman 2.442 metros, el 15% de la longitud total. Entre estos sobresale el de Lindín, con 757 metros de largo y 103 de altura máxima de pila. Además, incluye seis pasos superiores y ocho inferiores para los enlaces.

Su construcción puso en marcha además medidas de integración y corrección del impacto ambiental por valor de 1,8 millones.

Su objetivo era, según el ministerio, canalizar el tráfico de largo y medio recorrido del norte peninsular, desde Galicia al País Vasco, en sustitución de la N-634 que conecta San Sebastián y Santiago de Compostela. Sin embargo, la orografía, debido a la altura a que discurre -unos 700 metros- unida a las condiciones meteorológicas de la zona, dominadas por las nieblas y el viento, provocan cierres continuos y dilapidar una inversión millonaria.

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