"Hay mucho nerviosismo"

Los lucenses que viven en zonas amenazadas por la inminente llegada del devastador huracán Irma o que ya han afrontado su paso coinciden en detallar el nerviosismo que vive la población, que hizo acopio de víveres y combustible. La actividad fabril se paraliza. La empresa Ingapan cerró su delegación en Miami
Rubén Becerra, Rita Meizoso, Jaime Cruña y Conchita Carballal
photo_camera Rubén Becerra, Rita Meizoso, Jaime Cruña y Conchita Carballal

EL HURACÁN ha golpeado de lleno en las pequeñas islas orientales del Caribe. Barbuda, San Martín, San Bartolomé se han llevado la peor parte, mientras República Dominicana ha sufrido inundaciones y Puerto Rico y Haití se han salvado del impacto de recibir toda su fuerza. Así lo relatan algunos lucenses y vecinos de As Pontes que, tras días de nervios, tratan de recuperar la calma. La angustia de la espera la sobrellevan ahora desde otros puntos del mapa, como Cuba o Miami, hacia donde avanza Irma.

RUBÉN BECERRA
De Lugo - Trabaja en Ingapan en Miami
"Los supermercados se vacían y las gasolineras se quedan sin combustible"

La empresa Ingapan cuenta con una delegación en Miami. Aunque no se prevé la llegada de Irma hasta el sábado por la tarde, este viernes cerró sus puertas al público. A su frente está el lucense Rubén Becerra, que explicaba que este jueves se encontraron, por una parte, "con clientes que no han querido pedir mercancía o no recibirla por miedo a los posibles cortes de luz o inundaciones" y, por otra, instalaron un generador provisional para que puedan funcionar sus cámaras frigoríficas si se corta el suministro eléctrico.

El director general de Ingapan en EE.UU., que reside en este país desde hace un par de años, vive en Miami Beach, donde se ha ordenado su evacuación porque está declarada zona de alto riesgo. "En función de qué dirección tome el huracán me quedaré en Miami o me moveré hacia el Oeste de la Florida", explica este lucense de 42 años.

Rubén Becerra, que dice que desde el pasado lunes "se ha notado mucho nerviosismo" en la población, asegura que "los supermercados se vacían, las gasolineras se colapsan y se quedan sin combustible, llegando a casos de gente peleándose".

"Ha sido una semana muy surrealista. Pero es normal porque uno no sabe la dimensión que puede tomar y la gente cuenta que en experiencias anteriores han estado más de una semana sin corriente eléctrica y agua y todo el mundo quiere estar preparado", añade.

Hace un año se enfrentó a una tormenta tropical pero, según recuerda, "finalmente se metió al mar y en el condado de Miami libramos".

RITA MEIZOSO
De As Pontes - Trabaja en Santo Domingo como abogada
"Parecía que venía la Tercera Guerra Mundial por las colas en los súper"

Mientras unos esperan, otros ya respiran tranquilos. Es el caso de la pontesa Rita Meizoso. Hace dos años y medio se trasladó a Santo Domingo, en República Dominicana, para ejercer de abogada en una gran cadena hotelera.

"Te asustabas con las noticias que llegaban, con la imágenes de satélite, es la incertidumbre, pero en el hotel estábamos seguros. Aquí se llenaron todas las habitaciones con turistas que estaban en Punta Cana, donde las previsiones eran peores. Y por prevención se cerraron las piscinas, se retiraron las banderas, las plantas... y cerraron todas las instituciones y los comercios, se paró todo", relata Rita, que asegura que un día antes en el supermercado "parecía que venía la Tercera Guerra Mundial" por las enormes colas.

"Aquí hay gente con mucha pasta o gente sin nada. Y el grueso de la población vive con muy poco. Desalojaron a muchos, se habilitaron refugios y otros se quedaron en sus casa. En el 98 hubo un huracán de categoría 5 que se lo cargó todo y la gente estaba asustada", dice esta pontesa, que se despertó este jueves con el móvil lleno de llamadas y mensajes desde España.

"Le mandé un vídeo a mis padres para dejarlos tranquilos", dice Rita. "Estamos en edificios altos, supuestamente consistentes, y algunos turistas trataban de sellar las ventanas. Las noticias generaban mucho miedo", dice.

"Lo más gordo se esperaba para la noche del miércoles, pero se retrasó y llegó a las siete de la mañana del jueves, y fue menos de lo esperado. Mucha lluvia y viento, pero algo que puedes ver otros días", explica, mientras describe la sensación de "mucho calor" y un "cielo gris oscuro".

JAIME CRUÑA
De Cospeito - Trabaja como empresario en Punta Cana
"A xente estaba concienciada para o peor, trasladouse a turistas e fixéronse evacuacións"

En Punta Cana la alerta era mayor que en la capital de República Dominicana, sin embargo, Irma lo rozó también. Así lo explica Jaime Cruña, natural de Cospeito. Regenta, entre otros negocios, el restaurante Casa Galicia, pensado para los empleados españoles en la isla, donde también trabaja su hermano, José Antonio.

"O máis forte foi ás sete da mañá. Moita chuvia e ventos a 100 kilómetros por hora, pero foi menos do esperado", decía al otro lado del teléfono, con una cobertura que se entrecortaba a cada frase. Lleva dos días con su restaurante cerrado. "Hai que ser precavidos e facer o que recomendan as autoridades. Hai un plan de acción do goberno, pechouse todo ata venres", explica.

"Por precaución trasladouse a moitos turistas a Santo Domingo, porque na capital ía dar menos duro, e aquí eliminouse toda a planta baixa dos hoteis para situar aos turistas nas plantas superiores. E o mércores pola noite entregáronlles kits de supervivencia aos clientes con comida por se había problemas", relata este cospeités, mientras explica que entre la población se hicieron "evacuacións obrigatorias".

"Esa xente é a que ten perigo, de que se derrumbe a súa casa por desprendementos de terra ou por inundacións preto dos ríos. Pero agora —contaba este jueves a las 13.00 horas en Punta Cana— estase recobrando a normalidade para que a tarde xa sexa un día normal con auga".

"Chamáronnos da casa, todos os amigos e a familia, mándaronnos WhatsApps, a xente estaba preocupada, pero tranquilizámolos porque realmente pasou moi pouco para o que contabamos que ía pasar. A xente estaba concienciada para o peor", relata, el responsable de un restaurante que presume de hacer el mejor pulpo del Caribe en boca de sus clientes.

CONCHITA CARBALLAL
De Meira - Vive en Miami
"Hace muy buen tiempo. Es porque el monstruo aún no ha llegado"

Conchita Carballal es meirega, pero lleva muchos años viviendo en Fort Lauderdale, Florida. "Estos días están siendo maravillosos, hace muy buen tiempo, pero eso es porque el monstruo aún no ha llegado", dice asustada.

"Estamos rodeados de agua y este huracán, lo mínimo que puede traer, son unas inundaciones muy fuertes", explica. "Es el mayor que vamos a vivir", dice con preocupación, una mujer que ya presenció la fuerza devastadora del Wilma, que con categoría 3 —dos menos que Irma—asoló el parque de caravanas que hay junto a su vivienda. "Fue impactante, todos los edificios tenían las ventanas rotas y nuestra puerta casi sale de la guía", cuenta. "Si hubiera entrado el aire, nuestra casa hubiera volado", añade. Por ahora, no hay opción de trasladarse porque "los hoteles están completos", relata todavía impresionada.

La situación en los supermercados no es mejor, ya que "no queda agua ni casi alimentos". En su caso, a principios de esta semana se proveyeron de lo necesario y esperarán en casa a que pase "lo que tenga que pasar". Cuentan con ventanas reforzadas con tapiados de madera y clavos —los mismos que no pudo comprar de repuesto por estar agotados en todos los comercios— y láminas del plástico que se utilizan en las ventanas de los aviones.

Uno de sus mayores miedos es la fuerza a la que se enfrentan, ya que cuenta que "cuando un huracán toca tierra, pierde intensidad, pero Irma sigue tan potente como al comienzo" y amenaza a millones de personas.

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