Éxito empresarial al calor de la incubadora

Una veintena de empresas pasaron por las instalaciones de Seara, que abrieron en el polígono industrial pontés de Penapurreira en septiembre de 2008. Actualmente hay ocho firmas asentadas en el Centro de Dinamización, que generan 64 empleos

CUANDO LOS ESCOLARES visitan el Centro de Dinamización Empresarial de la asociación de empresarios Seara en el polígono industrial de Penapurreira, en As Pontes, se sorprenden con la idea de que una empresa pueda caber dentro de una incubadora. Y con el ejemplo de la urna de cristal pensada para ayudar a crecer a los bebés prematuros, los técnicos les explican cómo es su trabajo para ayudar a otros a echar a andar -o no- un proyecto empresarial.

«Nuestra labor es el apoyo al emprendedurismo, dentro del marco de la responsabilidad social empresarial de los socios de Seara», dice José Castro, el presidente de una entidad que suma 64 asociados. «Se ofrece asesoramiento a muchos proyectos, se da apoyo al inicio a los emprendedores, que cuando ya tienen alas echan a volar, y se está extendiendo el trabajo a los colegios», explica.

«Queda mucho por hacer todavía, pero la labor ya está dando un resultado, crear economía y puestos de trabajo», dice Castro. Y deja paso a que las cifras hablen.

Al calor de la incubadora de empresas que Seara abrió en septiembre de 2008, con la colaboración de las administraciones públicas, nacieron y se formaron una veintena de firmas. Actualmente, hay ocho asentadas, que generan 64 empleos directos.

El Centro de Dinamización Empresarial cuenta con siete despachos y dos naves, además de una sala de reuniones, comedor privado, salón de actos y el nuevo espacio coworking, que permite a los empresarios recibir servicios -asesoramiento, internet, recepción de llamadas, paquetería o almacenamiento de documentación- sin contar con una oficina física. Actualmente hay dos despachos vacíos y una nave, abiertos a incubar nuevos proyectos.

«Lo que intentamos hacer aquí es facilitar las cosas. Y el factor fundamental es el asesoramiento del personal técnico. Nos gusta hacer el seguimiento, conocer los proyectos, involucrarnos...», dice Carolina García, una directora todoterreno, a la que todos ven como la respuesta a sus dudas.

«Nuestro reto es crecer mucho más y avanzar con el proyecto de cultura emprendedora en el ámbito escolar, mientras seguimos apoyando proyectos. Pero nuestro objetivo no es solo crear empresarios, sino conseguir que la sociedad sea proactiva», dice la directora de Seara, el primer colectivo empresarial de Galicia reconocido con la declaración de utilidad pública por su trabajo en el ámbito del emprendimiento.

¿Pero qué ofrece la incubadora? La lista es larga: asesoramiento continuo -hay dos técnicos contratados-, alquileres más baratos -el precio es un 40% inferior al del núcleo urbano- o acceso a los espacios comunes, así como a formación específica y contacto con el ámbito empresarial, lo que abre puertas a nuevos clientes y proveedores, desde una buena ubicación. A mayores de las sinergias que se crean entre los propios emprendedores.

Según la normativa, el plazo máximo de incubación son cuatro años. Sin embargo, si no hay lista de espera y hay oficinas vacías -como ahora-, los proyectos pueden mantenerse en el tiempo. Así, unas caras se convierten en clásicas, otras se van renovando.

La encargada de estrenar la incubadora fue Puzzlemotor, una firma de fabricación de piezas de fibra de carbono que se disolvió, pero de la que salió otro proyecto que hoy está en la incubadora: Blindaxe Sport. Y la última, Pérez Torres, la nueva concesionaria del servicio de transporte de carbón desde el puerto de Ferrol.

Entre ellas, pasaron otras muchas, algunas empresas de éxito que dejaron la incubadora atrás para iniciar su propio camino, como la asesoría forestal Asefor, que dio el salto a Santiago cuando empezó a contratar mucho trabajo en el área de Pontevedra; la firma de construcción Maren, que creció y se trasladó al polígono de Río do Pozo (Narón) o Alija Servicios y Mantenimiento, que regresó al local donde nació la firma familiar en el casco urbano.

Eumenet

Javier Balseiro deja su firma en todo lo que salta a internet desde Seara. Es casi uno más. Abrió Eumenet, una empresa de diseño web y gráfico y comunicación visual, a los tres meses de abrirse la incubadora. Y sigue allí.

«Me convenció lo que ofrecían y me vine. Y mereció la pena. Estoy haciendo el trabajo que me gusta y aquí hay muchas cosas positivas», dice, mientras enumera beneficios, como la buena ubicación de las oficinas en el polígono o el contacto con otros empresarios y emprendedores que se acercan a Seara en busca de formación o asesoramiento.

Para él fue clave, porque así fue como dio forma a su otro proyecto. En Seara conoció a la periodista Sandra Blanco, que buscaba información para impulsar una web de ocio infantil, y así surgió un proyecto en común con el lanzamiento de la revista ‘Qwerty’, una publicación mensual de estética muy cuidada.

Blindaxe Sport

«Llevo cuatro años en la incubadora, ya para cinco», dice Simón Cabarcos, el ideador de Blindaxe Sport, un negocio de venta de espinilleras de fibra de carbono que resultó ser un éxito. Hoy suma tres trabajadores y de su taller ya salieron más de 4.000 espinilleras rumbo a todo el mundo, a lo que sumó otros artículos para hockey o tiro con arco. «Todo hecho 100% en la incubadora», dice.

«El mayor beneficio de estar aquí es el asesoramiento, que te facilita mucho las cosas. Y no nos hubiéramos presentado a los premios -ganó certámenes de jóvenes emprendedores a nivel Galicia y España- porque no tengo tiempo físico», dice este joven empresario, artesano de espinilleras, que destaca otras ventajas.

«Los precios del alquiler y las sinergias que creas -su web la diseña Javier desde el despacho de enfrente y la gestión de residuos la hace Intacta desde el otro pasillo-. Aquí somos todos compañeros, esto acaba siendo como una pequeña empresa», explica.

Fego Atlántico

En el despacho de al lado, Artemio Bellas y otros dos socios abrieron en el año 2012, tras cerrar la empresa de construcción en la que trabajaban, Fego Atlántico, una firma dedicada a la obra civil. Suma un total de 13 trabajadores y opera principalmente en Galicia, aunque también tienen obras en otros lugares de España.

«Conocíamos el mercado, a mucha gente, no era lanzarse al vacío, pero el negocio es más difícil porque hay más competencia», dice el administrador de la empresa, que destaca una larga lista de facilidades que ofrece la incubadora, como un alquiler más económico o el acceso a otros espacios.

«Es una oficina pequeña pero dispones de la infraestructura de una mediana empresa. Y aquí siempre estás informado», dice. «Y todos nos ayudamos, ya somos amigos», añade, destacando ese sentimiento compartido de pertenencia al mismo lugar.

Intacta

Intacta, una empresa de tratamiento de aguas, residuos y energía situada en el otro pasillo, es el ejemplo perfecto de la razón de ser de la incubadora. «Somos como una planta: creces, te facilitan el desarrollo y luego te trasplantas», describe con una imagen clarificadora uno de sus responsables, Cristobal Piñón. Él y Héctor Dopico decidieron dejar sus trabajos y apostar por su idea de negocio. Arrancaron en diciembre de 2011.

En su «aventura», empezaron solos pero ya son 30 en plantilla. «Tenemos el Centro de Dinamización colonizado», bromea, pero es que cuentan con una oficina doble -hubo que tirar un tabique para ubicarlos-, sala de edición, laboratorio y almacén.

«Tuvimos dos grandes ayudas, el Grupo Gestán, que es un soporte importante, y Seara, que te permite conocer gente, posicionarte y te da sinergias, formación e instalaciones a un precio muy ajustado. Pero la idea a final de año es salir porque ya no cogemos y necesitamos un taller», dice, al tiempo que indica que el futuro pasa por internacionalizar la empresa.

NG Gourmet

Noelia Guerreiro lanzó desde la incubadora una empresa de exportación de productos gourmet. Empezó su andadura en 2015 y hoy suma siete trabajadores. Realiza negocios con diversos países y acaba de ganar un premio internacional por el albariño que producen.

«Dejamos la oficina, porque ahora viajo mucho, y pasamos a una virtual. Somos socios y mantenemos la dirección fiscal y seguimos recibiendo paquetes, avisos...», dice, y destaca la mayor ventaja de Seara: «El asesoramiento es clave».

Sytgal

La empresa Soluciones y Tratamientos de Galicia (Sytgal) lleva más de un año en la incubadora, primero con oficina, ahora en el espacio coworking. Esta firma, que nació hace tres años en Narón, suma ahora 17 trabajadores.

«Somos una empresa de apoyo a otras firmas, entidades y particulares y queríamos una nueva puerta comercial y apoyo. Aquí nos ayudan mucho con todas las tramitaciones y el asesoramiento. Nos guían y eso es muy importante», dice Sergio Moroño.

Imaxina

Imaxina también tuvo oficina, y la dejó para pasar al espacio coworking. La empresa se dedica a «proporcionar buena imagen a otras»: publicidad, rotulación, diseño de interiores, fachadas... y apostó por la incubadora en 2015. Nació en Narón en 2008 y tiene once trabajadores.

«Quería que una puerta de mi empresa diese a este pasillo. Venía aquí con asiduidad, veía el buen rollo, las sinergias que había, el trabajo de Carolina buscando la proyección de todos... Aquí compartes y aprendes mucho. Y así también abríamos nuevas áreas de trabajo y mercados», explica Alberto Pedre.

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