El club de los mil millones

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Un silencioso pero trascendente cambio en lo más alto del ranking de la gran empresa gallega se ha fraguado durante el último año y consumado esta misma semana. Acostumbrados como estábamos a que, un año tras otro, el ‘top ten’ de ingresos reflejase con puntuales variaciones la evolución de las ventas de los mismos protagonistas, ha tenido que ser la caída en desgracia de uno de sus habituales inquilinos lo que provoque la reordenación de todos los moradores de esa privilegiada lista. Y es que Pescanova ya no es la segunda multinacional gallega, como hasta ahora tan acostumbrados estábamos a referir para describir al grupo pesquero. Tampoco la tercera. Veamos.

Los últimos resultados presentados por Pescanova, correspondientes al cierre del 2013, no solamente certifican lo mucho que sufre la compañía con sede en Chapela. Más allá del agujero patrimonial y las pérdidas de la compañía, fruto de una crisis inédita, su nivel de facturación sirve para establecer un auténtico seísmo en el ranking de ventas de las grandes empresas gallegas. Y es que los 1.063 millones de euros de ingresos que declara la compañía, frente a los 1.465 millones de 2012, con una caída de más del 37%, la sitúan a nivel de ventas a la par de grupos como Tojeiro (Pieadela, Betanzos), Coren (Ourense) o Megasa (Narón). El lugar común de los rankings empresariales, que colocaban a Pescanova como la segunda compañía de capital gallego en facturación, solo por detrás de Inditex, y descontando a Citroën-Vigo, se queda en nada en un año.

Y de ello tanto demérito tiene el concurso de acreedores de Pescanova como el constante crecimiento del resto de grupos, en unos casos, y la resistencia a la crisis en otros. Dos pinceladas ‘macro’ sirven para dar color uniforme a este nuevo decorado: la internacionalización es denominador común de la progresión de los grupos en prácticamente todos los casos y el grueso del cambio pivota en gran medida sobre proyectos agroalimentarios, ese sector que es eterna clave de futuro para una economía como la gallega.

Para situar las diferencias, grupos como Coren rebasaron ya en 2011 la mágica cifra de ventas de los mil millones de euros, aunque la cooperativa ourensana de los Gómez-Franqueira cerró 2013 con unos ingresos de 982 millones de euros, un alza del 2%. Ejemplo claro de éxito en los mercados exteriores: el 47% de su producción de porcino se destina al extranjero. Y dentro de la distribución alimentaria, caso aparte es el del muy diversificado Grupo Tojeiro.

Como tal, Gallega de Distribución (Gadisa) llegó el año pasado a los 980 millones de euros de facturación, con un alza de otro 2,6%, pero su caso es especial, por decirlo de algún modo. El grupo con sede en Betanzos llevó a cabo una profunda reorganización de su estructura en 2010 , por la cual estableció la consolidación de las más de veinte participadas en la sociedad matriz, con tres ramas: distribución comercial, inmobiliaria e industrial. Ahora, bajo el paraguas Gadisa, para entendernos, Grupo Tojeiro, se encuentran filiales al uso como Claudio, intereses en el sector eólico como Andavia Renovables, madereras como Intasa o Unemsa e incluso la participación en Reganosa, la planta de gas que impulsó el fallecido Roberto Tojeiro Díaz, padre del actual presidente del grupo. Todo ese conglomerado firmó una cifra de negocios ya en 2012 de 1.037 millones de euros, volumen al que la división industrial aportó unas ventas de 155,7 millones.

Abonada a la discreción, Metalúrgica Galaica (Megasa), también ha ingresado en el club de los grandes, con unas ventas de mil millones de euros. Sin contar con otras empresas del grupo, como es Megasa Siderúrgica, la principal firma comercializadora del consorcio dirigido por los hermanos Freire se coloca entre las primeras empresas por facturación con una fórmula que siguen muchas otras compañías: el mercado exterior. Desde Narón, la familia Freire logra que el 65% de sus ingresos procedan ya de los mercados internacionales.

Repasar los ranking precrisis, de 2007 por ejemplo, permite comprobar que grandes grupos constructores, como San José (facturó 567 millones en 2013), han dejado los primeros puestos, a los que se aúpan también firmas como Calvo, con 712 millones en 2013, más del doble que en un año como 2006 (342 millones) o Vegalsa-Eroski y, a distancia, Jealsa-Rianxeira. Es, en definitiva, el dictado de la crisis, que cambia el panorama empresarial gallego por lo más alto. Una cabeza de cartel donde manda la agroalimentación y, sin duda, suma la clave de la internacionalización, esa gran asignatura pendiente de tantas empresas.

Razones para un plan antifraude gallego

Un lugar común se ha instalado en esta crisis para justificar determinadas políticas económicas que se revelan prácticamente huecas. Y es que las cuentas públicas de este país, y su control, no presentan un problema de gasto, sino de ingresos. Dos datos ilustran este argumento: basta repasar esas mismas cuentas para comprobar que el capítulo de gasto en España supone un 47% del PIB, sensiblemente por debajo de una media europea del 50%. Es decir, el sector público patrio no gasta tanto. Frente a ello, los ingresos del Estado se sitúan en España en un justísimo 36% del PIB, frente al 46% de la medida de la UE. Ahí está el problema. Y de ahí también que la reforma fiscal pendiente sea piedra angular de un nuevo equilibrio de las cuentas públicas. El problema estriba en que esa reforma no puede implicar una rebaja de impuestos, por mucho humo que se venda ahora, sin poner las cosas todavía negro sobre blanco. Con la mente puesta en un 2015 electoral, tampoco nadie puede mover demasiados tipos impositivos para corregir esa falta de ingresos. Por tanto, ante ese dilema tan «lampedusiano» (ya saben, cambiarlo todo para que todo siga igual), llega el momento de los planes antifraude, en esas bolsas de economía sumergida de sobra detectadas. Y la Xunta pone su grano con un plan específico, con el objetivo de elevar la recaudación en cincuenta millones este año. La cuestión no son los objetivo marcados, sino los medios que se ponen para lograrlos. Activar un plan como el que acaba de publicar en el DOG la Consellería de Facenda puede generar una suma cero si no se dota de recursos (personal, equipos) para hacerlo efectivo.

J.M.FERNÁNDEZ DE SOUSA. Yondelis ya supone la mitad de los ingresos de Zeltia

Desde que hizo del mar su botica, Zeltia y su filial PharmaMar han surcado aguas muy movidas, sobre todo en Bolsa, con duros castigos en la cotización cada vez que alguno de sus antitumorales sufría un revés en los despachos de las autoridades sanitarias de un determinado país, caso de Estados Unidos. Esos vaivenes convirtieron al grupo presidido por José María Fernández de Sousa-Faro en una suerte de peonza imprevisible en el parqué madrileño. Hoy en día, Zeltia navega con rumbo bien distinto y es la cotizada gallega con mayor recorrido bursátil, doblando su valor en 2013, con un alza del 92%. Todo ello gracias a Yondelis, el antitumoral del grupo, que de momento solo está a la venta en la Unión Europea. También los resultados contribuyeron a lucir en Bolsa: la compañía logró un beneficio neto de 11,3 millones, un 72% más, y firmó unos ingresos de 142 millones, un 10% más, con Yondelis aportando la mitad de las ventas.

JUAN CARLOS ESCOTET. Las preferentes, un problema menos en la compra de NCG

Laudos arbitrales, quitas, fallos judiciales en firme, reembolsos directos o hastío y cansancio de una parroquia entrada en años, lo cierto es que la llama de muchos preferentistas, aglutinados en plataformas repartidas por toda Galicia, comienza a apagarse. Y lo hace en un momento clave, el del traspaso de Novagalicia a Banesco. Es un problema menos para Juan Carlos Escotet, pero no para los antiguos gestores de las extintas cajas, para quienes esas plataformas ya han anunciado acciones judiciales. En cuestión de días, la CIG presenta en la Audiencia Nacional una querella (vía penal) contra los Méndez y Fernández Gayoso de turno, así como sus consejos. Los presuntos delitos: estafa, apropiación indebida, falsedad de cuentas anuales, administración fraudulenta, abuso de información privilegiada y maquinación para alterar el precio de las cosas... Ahí es nada.

(Publicado en la edición impresa el 31 de mayo de 2014)

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