Dos mariñanos en Londres reconocen el miedo de la sociedad por los atentados

Román Ventoso y Hugo Pardo aseguran que la ciudad sigue viva y que es necesario llevar una vida normal para no dar la razón al terrorismo
Román Ventoso
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Dos mariñanos que residen en Londres: Román Ventoso, de San Cibrao y Hugo Pardo, de Viveiro, reconocen que después de tres atentados en Reino Unido, dos de ellos en la capital, la sociedad vive asustada. Sin embargo, también coinciden en señalar que es necesario seguir con la vida habitual y no dejarse vencer por el miedo, "ya que eso es lo que quieren los terroristas", recalca Hugo Pardo. "A pesar de todo, a cidade segue viva e coa súa actividade normal, porque o contrario sería darlles a razón aos terroristas", asegura Román Ventoso.

El periodista Hugo Pardo ejerce la docencia en Londres y su colegio está en los barrios donde se produjeron las últimas detenciones por el atentado del sábado: "Muchos de mis alumnos viven en esa zona, de hecho uno de ellos dijo haber escuchado disparos por la noche". Pardo reconoce que una gran parte de su alumnado es de musulmanes e hindúes de segunda o tercera generación y que hay que se muy cuidadosos porque "a veces los rumores y falsas noticias crean confusión y miedo entre ellos".

En este sentido, explica que es necesario "colaborar entre todos para evitar situaciones que favorezcan la aparición del extremismo. De ahí la importancia de nuestro trabajo como educadores, para hacer de la integración, el respecto, la tolerancia y la solidaridad los valores fundamentales de nuestra comunidad".

Por su parte, Román Ventoso que lleva 14 años en la ciudad y está al frente del restaurante de la Casa de Galicia en la capital, explica que el último atentado ocurrió en una zona alejada pero que el sábado era un día con mucha gente en las calles por la final de la Champions y el buen tiempo: "O noso restaurante estaba cheo e no bar habería unhas 100 persoas".

Ventoso cuenta que una amiga sí trabaja en la zona y su testimonio refleja el horror que se vivió esa noche: "Ao oír o alboroto saíron á rúa, pero logo entraron, pecharon o local e tiveron máis dunha hora debaixo dunha mesa ata que chegou a Policía".

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