Disfunción sexual masculina

Belén Vázquez RodríguezLA EYACULACIÓN precoz es, con diferencia, el trastorno sexual más frecuente en la población masculina. El trastorno de la erección en el hombre no es la disfunción sexual más frecuente, pero sí la más molesta y la que es percibida como la más incapacitante.

Centrándonos en la eyaculación precoz, podemos definirla como una eyaculación incontrolable ante una estimulación sexual mínima y antes de que el individuo lo desee. Los datos apuntan a que la frecuencia media es de un treinta por ciento en los hombres entre los 18 y los 59 años de edad.

Esta disfunción sexual tiene efectos muy negativos sobre la propia actividad sexual y sobre la relación de pareja.

Es infrecuente que se deba a causas orgánicas, aunque en algunos casos enfermedades como la prostatitis o la esclerosis múltiple pueden facilitar su aparición. Por el contrario, es más frecuente que sea una conducta aprendida por el hombre al llevar a cabo interacciones sexuales en situaciones de alta ansiedad (por ejemplo, primeros encuentros sexuales) o con urgencia de tiempo (temor a ser sorprendido, disponer por poco tiempo del lugar en el que está teniendo lugar la relación, etc.).

Una vez que se ha aprendido un reflejo eyaculatorio rápido, dado que este es automático, es difícil conseguir controlarlo de forma voluntaria.

El trastorno de la erección en el hombre (impotencia o disfunción eréctil masculina) es un fallo parcial o total en obtener o mantener la erección hasta el final de la actividad sexual, o la falta de sensaciones subjetivas de excitación y placer durante la actividad sexual.

Es el más común entre los hombres que buscan asistencia. Afecta aproximadamente a entre el 7% y el 10% de los varones, aumentando su incidencia con la edad. La mayoría de los hombres, si no todos, han tenido en alguna ocasión un problema de erección.

Pero para considerarse una disfunción este problema ha de presentarse en al menos el 25 por ciento de las relaciones o intentos de relación sexual.

Podemos apuntar como posibles causas orgánicas (solo un 10 por ciento de los casos): lesiones neurológicas, disminución de los niveles de testosterona, factores de tipo vascular... Muchos fármacos de uso frecuente pueden relacionarse con esta disfunción como antidepresivos (tricíclicos, Imao, litio), antihipertensivos, hormonas, barbitúricos y tranquilizantes. Es necesario destacar el efecto negativo que tiene sobre la erección el consumo de alcohol, ya que paradójicamente, provoca el deseo, pero impide la ejecución.

Las causas psicológicas más frecuentes son la ansiedad y la preocupación obsesiva por lograr una erección adecuada. El primer fracaso puede hacer que en sucesivas relaciones aparezca una preocupación excesiva por lograr un rendimiento adecuado y que se repitan los problemas de la relación anterior, el hombre pasa a adoptar el papel de espectador, dedicándose a autoobservarse en lugar de disfrutar de la situación. Otros factores psicológicos implicados pueden ser una inadecuada educación sexual o religiosa en la que se culpabilice todo lo relacionado con el sexo.

Profundizando en el tratamiento, la primera indicación educativa que se debe hacer es que el objetivo de las terapias sexuales no es tener muchos orgasmos, ruidosos y simultáneos, si no disfrutar de la vida sexual. Es importante tener en cuenta que el desarrollo y el mantenimiento de una disfunción sexual es un problema que afecta a una pareja y no solo a un miembro.

TRATAMIENTOS

En casi todos los tratamientos nos encontramos como componentes fundamentales la educación sexual, la preparación del ambiente, la focalización sensorial y sexual, el entrenamiento en comunicación y la reorganización cognitiva.

El objetivo fundamental de cualquier terapia sexual es crear o restablecer el bienestar y la satisfacción sexual de ambos miembros de la pareja (con independencia de los logros).

Y por último, es necesario lanzar un mensaje de optimismo relacionado con las altas tasas de éxito terapéutico que ofrecen los tratamientos psicológicos, pero también hacer un breve hincapié en la necesidad de un abordaje precoz. Si usted cree que tiene una disfunción sexual, o su pareja, no lo deje para mañana, busque la ayuda de un buen profesional, que sea capaz de entender su problema y de diseñar un plan de tratamiento a su medida, y empiece a disfrutar hoy de una vida sexual más satisfactoria.

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