Baltar , expresidente de la Diputación de Ourense, irá al juzgado por unas prácticas de colocación de personal que, con independencia de legalidades, responden a una asentada práctica caciquil y clientelar de la política. Hay que decirlo de entrada, unas prácticas que no son exclusiva gallega, como habitualmente se presentan. Tampoco tienen un único perfil ideológico como se dibuja. Ejemplos hay en todas las administraciones y bajo colores diferentes. No se trata de legitimar con ello lo que de arbitrario suceda en Galicia. Baltar era en la Diputación de Ourense, o así se ha construido entre todos, el símbolo del cacique -del «cacique bueno», que diría él- que puede dar un empleo, que dispone de largos hilos de poder para decidir y condicionar decisiones en los más variados campos de toda una provincia. Era la sombra del poder que lo envuelve todo. En definitiva, era y es la negación de la existencia de una sociedad civil. Con independencia de si hay o no responsabilidades judiciales, que no es asunto nuestro, sí cabe valorar positivamente que se avance en el cuestionamiento público de esa concepción del poder y de ese ejercicio clientelar de la política.
Vigo y la fusión
La apuesta francesa por una fusión de PSA-Citroën-Peugeot y Opel en Europa, que cuenta Le Monde, debe suscitar una atención y un seguimiento especial desde Galicia. Citroën es pieza de empleo fundamental en Vigo. Una operación de esas características podría repercutir en las plantas de producción existentes. Opel cuenta en España con factoría en Zaragoza. De momento no hay más que la información de Le Monde. Parece contrastada y fundada. El objetivo sería crear un grupo que compita en Europa con el conglomerado Volkswagen. Cuando menos es asunto para seguir con interés desde Galicia por si tuviese repercusiones en el empleo.
