Vecinos y profesionales piden medidas para paliar el cierre del centro a coches

Temen que la recuperación de espacio para los peatones aleje del casco histórico a clientes y a potenciales residentes
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photo_camera Vehículos de reparto estacionados por la mañana en la Praza de Armanyá. SEBAS SENANDE

El Concello de Lugo optará a fondos europeos de Next Generation para completar la peatonalización del casco histórico y extenderla hasta el entorno de la estación de autobuses y el anuncio no provocó los encendidos debates de hace décadas, pero el sentir de vecinos y sectores que más directamente se pueden ver afectados es de cautela y preocupación. No la rechazan de pleno, ya que el tiempo ha demostrado que en general son acciones que mejoran las ciudades, pero piden que se medite bien y, sobre todo, que se propongan alternativas.

"En xeral as peonalizacións funcionan, pero hainas que facer de acordo a cada lugar. Está ben que a xente poida pasear, pero hai que ter forma de traballar", afirma Roberto Corbeira, comerciante de la plaza de abastos y directivo de Lugo Monumental. Los déficits que él ve y que sus clientes comparten -asegura- son párkings incómodos y caros y un mal servicio de bus. "A moita xente os subterráneos non lle gustan porque teñen entradas e saídas difíciles e prazas pequenas [El Concello inició el repintado para ampliarlas]. E ao centro só entra un bus, e a xente que vén á Praza non vai ir carretando as bolsas", dice. "Eu creo que de momento na praza e no mercado se está traballando ben porque o Concello está sendo flexible coa carga e descarga, pero iso vai cambiar". Hacia finales de año implantará un nuevo sistema de control de acceso y modificará las zonas y horarios de reparto.

Ana Cela, frutera del mercado Quiroga Ballesteros, es más vehemente. "Esta non vai ser nunca unha rúa sen coches porque non o pode ser. En dron non vou traer as laranxas. As peonalizacións están ben para pasear e comprar uns zapatos, pero como parece que cada vez hai máis xente que pasea ca que traballa...". Como otros placeros, reconoce que la facturación no ha ido a menos, si acaso ha subido, pero se le hace difícil valorar el impacto que ha tenido la peatonalización del entorno porque ha habido otros factores, desde la pandemia a las obras de la calle.

Como arquitecta urbanista y además vecina de la Praza Maior, Ángela Castro cree que el debate sobre el centro de la ciudad está desenfocado y cree que es así porque probablemente faltan datos en base a los que tomar decisiones. "Lo que dicen que van a hacer ahora es decorar, porque el centro ya está peatonalizado. Entramos los residentes, los que van a los párkings y la carga y descarga y poco más. ¿Hacer una plataforma única en la Rúa do Teatro y colocar jardineras y que los coches tengan que ir detrás de las personas va a ser mejor? Pues yo lo dudo", dice. "Por otro lado, ¿si ponen el centro bonito, la gente vendrá más? Pues a lo mejor".

El gobierno local aclara que buscar la forma de habilitar plazas para aparcar en el entorno es un objetivo permanente

Para esta profesional, uno de los errores de base pudo haber sido construir aparcamientos en una zona peatonal. "Es un problema de diseño", opina, aunque consciente de la complejidad del asunto, al mismo tiempo reconoce que hay un problema de aparcamiento para las personas que deciden vivir en el centro por la escasez de garajes.

"En planificación urbanística es fundamental recoger muchos datos de lo que está ocurriendo. ¿Es verdad que al centro viene mucha gente de fuera, de las villas, a comprar? Pues habrá que facilitarle que aparque, porque a lo mejor entrar en los subterráneos se le hace engorroso y deja de venir. ¿Por qué solo viven 3.000 personas en el casco histórico? Hay poca vivienda disponible, es cara, cuánta se está transformando en pisos turísticos? Faltan datos, y después hay que tener voluntad de intervenir si, por ejemplo, se detecta especulación".

Daniel Romay, hostelero próximo a la catedral, también se debate entre los pros y los contras. Suprimir las pocas plazas de aparcamiento en superficie que quedan en el centro no va a ayudar, dice, pero reconoce que la peatonalización es un fenómeno imparable en todas las ciudades y que tiene ventajas.

El gobierno local, por su parte, aclaró ayer que descarta destinar dinero de Next Generation a un gran párking, como pide el PP, porque por los plazos de los fondos europeos es inviable, asegura, pero recalca que habilitar nuevos espacios para aparcar, "grandes o pequeños, en superficie o subterráneos", en el entorno del centro es un objetivo permanente.

Las firmas de reparto demandan más horario y facilidades para trabajar

La asociación de distribuidores, a cuyo frente está Eloi García, se reunió recientemente con personal técnico del Concello para exponerle sus quejas respecto al nuevo plan de acceso al casco histórico, que se prevé implantar este año.

El sector ve insuficiente el horario que plantea el Concello, de 7.00 a 11.00 y de 15.30 a 17.30 (ahora es de 8.00 a 12.00 y de 15.00 a 17.00) y pide alguna zona más de parada, cerca de Campo Castelo y en el inutilizado carril bus de la Rúa Montevideo. Al sector le preocupa, además, el sistema de control, porque se accederá con lectura de matrícula y si se supera el horario de salida, los dispositivos emitirán multa automáticamente.

"Necesitamos traballar polo menos ata as doce, e un tempo de marxe para saír, porque no centro hai moita hostalería que pecha tarde e non abre pola mañá, ou non tan cedo, para recibir a mercancía", explica.

El Ayuntamiento propone adelantar la carga y descarga hasta las once y el sector ve necesaria una hora más y cierta flexibilidad

García asegura que en Pontevedra, ciudad referente en peatonalización, se permite repartir hasta la una del mediodía y, por la tarde, de cuatro a seis.

Algunos hosteleros, como Pablo Romay, apuntan que la solución podría pasar porque las empresas se distribuyeran los días de reparto, para que no tuvieran que entrar todas cada día.

El portavoz de los distribuidores reconoce que es un hecho que en determinados momentos se aprecia mucho vehículo de reparto estacionado o circulando por el casco histórico y que no siempre se cumplen los horarios, pero cree que ellos no son los únicos responsables de esta situación. La compra online es un fenómeno en constante crecimiento y por el centro circulan también muchos vehículos de paquetería, dice.

El control de acceso al casco histórico es muy dificultoso en este momento porque algunos bolardos no funcionan —no hay repuesto, argumenta el gobierno— y están siempre bajados.

El gobierno insistió ayer en que se escuchará a los afectados y se buscará el consenso, pero sin el olvidar el objetivo de reducir y ordenar el tráfico en el centro.

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