Todo un desafío a la gravedad

Las acrobacias de Jesús Montoya Jiménez provocan admiración entre el público que ve hacer calistenia en las Cuestas del Parque
Jesús, realizando una acrobacia. XESÚS PONTE
photo_camera Jesús, realizando una acrobacia. XESÚS PONTE

Jesús Montoya Jiménez encontró en las Cuestas del Parque su hábitat natural. Allí, entre barras de distinta altura, este joven de 18 años pasa horas y horas de entrenamiento ensayando acrobacias, saltos, equilibrios y todo tipo de piruetas que encajan dentro de una actividad física llamada calistenia, en la que se trabajan la flexibilidad y la fuerza con únicamente el peso del propio cuerpo.

_PON1281Este chico, nacido en Sevilla y recién asentado en Lugo, descubrió la calistenia hace casi un año. Fue a través de internet, en Youtube. Le gustó y comenzó a hacer esos intrincados ejercicios que, para él, fueron coser y cantar. Le ayudaban sus tablas de aficionado al parkour, otra actividad física de salto de elementos urbanos que practicaba de antes.

"Por genética, siempre fui nervioso y me gustaba correr. A los 15, comencé a hacer parkour y hace un año conocí la calistenia. Me planteé hacerlo y, en poco más de un mes, avancé mucho. Además de la actividad física, esto me vale también para socializarme porque siempre que estoy entrenando me viene gente a hablar. Sobre todo, se me acercan niños, que me preguntan cómo lo hago y yo les doy unos consejos basados en lo que leí y vi en Youtube dado que nadie me entrenó", cuenta.

RETO. Este joven tiene perfectamente estudiadas las farolas, los bancos y otros elementos urbanos del parque Rosalía de Castro. En cada sitio, practica y, al final, crea un ejercicio diferente cuya dificultad se empeña en ampliar una y otra vez como un reto personal.

Jesús, realizando una acrobacia. XESÚS PONTE"Vivo junto al Parque de Frigsa y vengo al Rosalía en bicicleta. A veces, me paro en los bancos para hacer flexiones pero aquí, en las Cuestas, encontré un sitio fantástico, con barras, para hacer esto", afirma el acróbata.

Jesús piensa rehacer su vida en Lugo con la calistenia, la búsqueda de un trabajo y el retorno a la Eso, que dejó a medio camino en su adolescencia.

"Me vengo para Lugo porque mi padre es de aquí. Ahora quiero sacar la Eso para adultos. Cuando era niño, llevaba sobresalientes. Incluso me decían que tenía un coeficiente intelectual más alto del normal pero empecé a juntarme con unos amigos, dejé el instituto y acabé sufriendo una depresión. Cuando descubrí la calistenia, mi vida cambió por completo", afirma.

Una afición para ganarse la vida
Su idea es seguir perfeccionándose y también reunirse con gente de Lugo que haya hecho gimnasia olímpica "para aprender cosas nuevas", dice. De momento, entrena solo y no necesita ir a ningún gimnasio.

Profesión
Hasta ahora, la calistenia fue solo una afición aunque no desdeñaría convertirla en su profesión. "Me gustaría ganarme la vida haciendo acrobacias. Me encanta porque coges fuerza y equilibro, aunque a mi familia le da algo de miedo. Me dice que me puedo matar y sí, es muy lesivo, pero hay que tener cuidado", dice.