"Tienen 14 años y pasan droga", dicen testigos de las peleas de la Praza Maior

Los vecinos reclaman vigilancia policial para frenar el control de la plaza por parte de menores problemáticos
Un coche patrulla de la Policía Nacional vigilando este martes la Praza Maior. XESÚS PONTE
photo_camera Un coche patrulla de la Policía Nacional vigilando este martes la Praza Maior. XESÚS PONTE

"Son críos de 14 años pasando droga y son siempre los mismos", aseguran los vecinos de la Praza Maior que sufren las peleas casi diarias que se registran al fondo de la plaza.

Tras meses observando los movimientos de los menores que protagonizan los altercados, los residentes en la zona dicen conocer ya al dedillo la actividad de los chicos y aseguran que es muy evidente cómo pasan la droga, algo que hacen incluso desde las bicicletas y los patinetes con los que se mueven por la plaza y con los que, de paso, no dudan en avasallar a los peatones, sobre todo a personas mayores, que en muchos casos ya les temen y ni se atreven a pasar por allí, afirman.

En torno a los que trafican se mueven grupos muy numerosos de chavales, que siguen con enorme expectación las peleas. Se concentran también muchas chicas, eje de un machismo que pone los pelos de punta, dice una vecina, horrorizada de la atronadora música de reggaeton que se escucha cada día en la plaza y cuyos mensajes sobre las mujeres dan vergüenza, se lamenta.

Las trifulcas, aseguran los vecinos, se desatan por la rivalidad entre los que se dedican a la venta de droga, divididos por cuestiones étnicas y hasta por los continentes de origen de los grupos rivales, señalan. Por si fuera poco, los chicos se pasean tranquilamente sin mascarilla, denuncian.

Los vecinos tienen claro que son víctimas de la situación, ya que los grupos que últimamente casi a diario protagonizan peleas se han hecho con el control de la zona y no dudan en amenazar a quien se cruza en su camino, dicen.

En el lugar se repiten las quejas por la falta de vigilancia policial, un factor que ha permitido que la situación se haya desbordado, sostienen. Aseguran que tienen que llamar a diario a la Policía y se lamentan de que las intervenciones no sirven de nada. "Si les avisas y aparecen aquí en coche y con las sirenas, pues evidentemente los chicos se dispersan. Eso no sirve de nada", se lamentaba este martes un vecino de la zona.

VIGILANCIA CONSTANTE. "Esto se ha convertido en una zona de riesgo", manifestaba otra vecina, que coincide con la opinión dominante en la zona de que lo que hace falta en estos momentos es una presencia policial continua, con patrullas a pie, que den seguridad y permitan que la gente pueda volver con tranquilidad a pisar la calle, "sobre todo quienes van con niños y personas mayores, que son ahora el eslabón más débil de la situación", dicen.

La vigilancia en la zona se intensificó este martes y hubo presencia policial gran parte de la tarde. Eso sí, cuando se fueron los coches patrulla hubo un nuevo amago de pelea, según los vecinos.

El problema, recuerdan, es ya crónico y viene de lejos, aunque se apaciguó temporalmente cuando en 2017 la Policía tuvo que intensificar los controles debido a las constantes denuncias de trapicheos y peleas.

Entonces se registraba la presencia de dos bandas compitiendo por el control de la venta de drogas. La situación era idéntica y vecinos y comerciantes tenían también fichados a grupos de menores que colaboraban en la venta de drogas, minimizando de ese modo el riesgo de ser arrestados.