Historias de Lugo

¿Qué fue del Central Gallego?

El tren llenaba muchas páginas de periódicos en Lugo hace un siglo. En plena expansión ferroviaria, se soñaba con la puesta en marcha del Central Gallego, una línea que comenzaba en Ribadeo y terminaba en Pontevedra, atravesando la Terra Chá y Lugo

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photo_camera Recibimiento de la locomotora del tren A Coruña-Lugo, en el San Froilán de 1906. AEP

Todavía hoy lo vemos como un sueño, un siglo después. La línea ferroviaria del Central Gallego no llegó nunca a ponerse en marcha, pese a que en 1920 era algo que se daba por hecho. El Central Gallego vertebraría la Galicia interior de Lugo con A Mariña y las Rías Baixas, uniendo Ribadeo con Pontevedra a través de Mondoñedo, Vilalba, Lugo, Lalín y A Estrada. Lo dicho, un sueño que el ministerio de Fomento de entonces no llevó a cabo, pese a que había aprobado el proyecto de hacer una línea de ferrocarril entre Ribadeo y Mondoñedo, según se hacía eco La Comarca, el semanario independiente ribadense.

Se decía, entonces, que esta línea comunicaría con Pontevedra a través del Central Gallego -incluido en el plan de las líneas secundarias subvencionadas por el Estado- y que la empresa que llevaría a cabo todas estas infraestructuras estaba muy interesada en prolongar la línea hasta Lugo. O sea, que había intenciones de comunicar la capital de la provincia con la costa por tren.

De hecho, un ingeniero, Mr. Chatain, viajó a Lugo con el personal encargado de los trabajos de campo para diseñar la línea ferroviaria que uniría Ribadeo y Mondoñedo con Vilalba, Cospeito, Castro de Ribeiras de Lea y la capital. Un proyecto, decía el semanario, "de enorme importancia para el desarrollo de la parte norte de la provincia y antigua aspiración de todos los pueblos de esa zona".

BIERZO. Lugo se quedó sin el tren que lo acercaría a A Mariña y a Pontevedra, pero también hubo otros proyectos fracasados en aquellos primeros años de furor ferroviario. Uno de ellos era la línea que uniría El Bierzo con Ribadeo y que pretendía dar salida por mar a la producción minera de León y Asturias.

Como en el caso anterior, se daba por hecho de que también se haría esa línea ferroviaria. Tanto es así que, incluso, la Sociedad Siderúrgica de Ponferrada visitó varias zonas de Asturias y llegó a la conclusión de que el puerto de Ribadeo ofrecía "indiscutibles ventajas para el desarrollo de sus futuros proyectos", decía el cronista de La Comarca. A esta línea se la conocía como "el Ferrocarril Villafranca". También, como en el caso de Lugo, un grupo de ingenieros hizo un estudio de los montes y valles por donde iría el trazado. Con los ingenieros, iba el director de la explotación carbonífera de Villablino, el señor Gondra, lo que era "prueba de garantía" -decía La Comarca- de que "Ribadeo ha de ser el puerto por donde saldrá a chorros la riqueza minera de la cuenca castellana".

CERVANTES. La Terra Chá, Lugo, A Fonsagrada y también Cervantes. El tren llegaría a esta población de Os Ancares procedente de Monforte y O Courel y con rumbo a Asturias o viceversa. Un cronista de La Comarca que firmaba con el seudónimo de Un Labrador Gallego hacía votos por esta línea de esta manera: "Este ferrocarril es el más importante de todos los ferrocarriles gallegos construidos y proyectados. Es el más estratégico de España. Por consiguiente, es el primero que debe trazarse y construirse".

Se proponía un trazado de línea de ferrocarril desde Monforte pasando por O Courel, O Incio, Louzarela, Doncos, Vilanova, Cancielos, Degrada, Donés, Pelliceira, Tornaleo y Cangas de Tineo para enlazar después con los trenes asturianos.

El cronista daba cuenta de toda la riqueza minera y forestal que había en todo el trayecto: desde "los grandes cotos mineros de O Courel, O Incio y O Cebreiro" a los bosques de madera "que acaban de comprar los banqueros de Lugo y Ourense, Pedro Romero y hermanos, en tres millones de pesetas".

Esta línea ferroviaria también atravesaría "zonas en que abundan el nogal, el roble, el castaño, cuyas maderas no pueden exportarse por falta de vías adecuadas" y comarcas "donde abundan infinidad de riquezas naturales como el mármol (en la cantera de Villapún), la caliza y el granito de Piornedo, Donís y Robledo", afirma La Comarca.

La línea prestaría, además, un gran servicio -dice el cronista Un Labrador Gallego- en caso de guerra puesto que se podrían transportar "tropas de Galicia a Asturias y viceversa y, por tanto, será el mejor medio para defender Asturias, sus minas y sus fábricas" así como El Bierzo, Monforte, el norte de Portugal y Ponferrada.

Agencia para reclamaciones
La llegada del tren a Lugo en 1875 supuso un revulsivo económico ya que revolucionó el transporte de personas y también de mercancías.

Procurador
El procurador Lorenzo García Bango anunciaba una agencia de reclamaciones del ferrocarril en Lugo "por faltas, averías, mojaduras y retrasos" en las mercancías que transportaba el tren.

 

Cinco horas de auto entre Ribadeo y Meira atravesando Mondoñedo
Los ayuntamientos de Ribadeo y Meira lucharon hasta el final por el tren de El Bierzo
que nunca llegó. Pero, entonces, en julio de 1920, se llevó a cabo una campaña de promoción del proyecto que consistió en una asamblea, a pie del convento de Meira, en la que participarían los alcaldes de ambos municipios además de otras fuerzas vivas como un juez, un maestro y un cura, entre otros.

Para ello, se organizó una excursión en auto que salió a las siete de la mañana de Ribadeo y que llegó a las doce a Meira. La crónica del viaje —relatada por Margo en La Comarca— comienza con un "arranque veloz" del auto en una mañana lluviosa ribadense y termina con la despedida de Meira en un coche engalanado con las banderas de la provincia que adornaron la mesa donde la comitiva ribadense disfrutó del banquete que le dieron los de Meira, en un robledal. Una niña —hija del secretario del Ayuntamiento de Meira, Enrique Fernández Agrelo— ofrece claveles a la comitiva de Ribadeo y escancia licores en compañía de otra niña.

Tras la comida, se inició la asamblea que, en un principio, iba a celebrarse dentro del
Ayuntamiento pero, al no haber sitio en el salón para tanto público, se hizo al aire libre, al pie del convento.

Uno de los asistentes, Antonio Martínez, tomó la palabra y comparó la línea ferroviaria con "una novia que cortejan dos galanes": "El uno es Asturias; el otro... nosotros. Para conseguir la dama, pongamos todos nuestros cariños y amores en ella y ofrendémosla con presentes. Los momentos son críticos. Están los ingenieros trabajando en los anteproyectos y solo tienen para terminarlos dos meses de término. Ahora se juega el porvenir de toda esta región y hay que salir de la pasividad para luchar hasta la muerte. ¡Que no nos lleven la novia!".

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