Francisco Dorado: "Las pérdidas pueden andar por los 15 millones. Es muy amargo"

No daba crédito a que sus naves ardieran más de dos horas después de iniciado el fuego y cuestionaba si faltaron medios en O Ceao
Francisco Dorado.XESÚS PONTE
photo_camera Francisco Dorado.XESÚS PONTE

Francisco Dorado, gerente de Recambios Fraín, intentaba el domingo transmitir serenidad, pero no podía evitar confesar su inquietud por una catástrofe a la que incluso ponía cifras estimadas: "Puede haber unos 15 millones de euros de pérdidas", calculaba.

Abrumado por el alcance de los daños, Dorado ya pensaba este domingo en cómo volver a poner en pie su empresa. "Necesitamos naves en las que poder trabajar", aseguraba, porque el negocio no puede detenerse. El impass es un riesgo que no se puede correr.

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Buscar una planta para seguir con la actividad era urgente para él porque vio cómo se volatizaban las tres naves que tenía abiertas en O Ceao. Tiene una cuarta en construcción que no se vio afectada y que espera poner en funcionamiento a corto plazo. De haber estado lista esa nueva sede, la situación para su empresa habría sido muy distinta, ya que el plan era trasladar a esa nueva instalación todos los almacenes.

"Necesitamos naves ya, pero a nosotros no nos vale cualquier local. Aquí entra y sale cadía mucha mercancía"

Pero la realidad es la que es. El fuego desvastó una de las grandes empresas de Lugo y el fruto del trabajo de toda su vida y necesita soluciones inmediatas porque a Fraín llegan camiones de mercancía todos los días. Y de allí salen también cargamentos a diario y hay que dar respuestas a los clientes, advertía el empresario mientras hablaba con su aseguradora.

Pero hay impactos, reconocía, inevitables. La gran columna de humo negro que ayer se veía desde todo Lugo era fruto en gran parte de todo lo que se perdió en su empresa y hay envíos que tardan cuatro meses en llegar, de modo que lo perdido difícilmente se va a poder reponer a corto plazo.

Aunque todo lo almacenado en O Ceao se perdió, la empresa tiene remesas en los puertos, así que el material depositado en los contenedores portuarios será clave para seguir adelante. Pero la distribución de esos materiales exige contar con instalaciones en Lugo y Dorado decía, de lo seria que es su situación, que "no nos vale cualquier sitio, no se puede almacenar de cualquier manera".

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Dorado pensaba en el día después, pero tampoco podía evitar plantearse cómo el incendio en O Ceao pudo llegar a alcanzar proporciones tan enormes.

Se preguntaba, así, cómo era posible que sus naves hubieran empezado a arder más de dos horas después de que se iniciara el incendio. No podía evitar pensar que se podrían haber evitado muchos daños si hubiera habido más medios y más presión de agua en el polígono lucense.

"Fraín tiene mercancía en los puertos, pero hay varios envíos que tardan cuatro meses y eso puede complicar la actividad"

De hecho, cuando recibió el aviso de que había fuego en O Ceao dio por hecho que se iba a controlar, confesaba. Un amigo le avisó poco antes de las ocho de la mañana del incendio en el polígono y, al saber que los bomberos ya estaban trabajando, se tranquilizó pensando en que la situación se iba a controlar. Por eso, ni siquiera salió corriendo de casa.

Aunque hubiera salido volando hacia O Ceao tampoco podría haber hecho nada para parar el fuego. De hecho, llegó a tiempo para ver arder sus naves y contemplar esa estampa resultó ser una experiencia muy amarga, reconocía.

Al sinsabor se unían las dudas sobre si hubo los medios necesarios. No dejaba de recordar que tuvieron que llegar camiones de leche cargados de agua y eso le parececía una evidencia de que faltaron medios para salvar empresas que, como la suya, son órganos vitales de la economía lucense.

"Toda la vida de nuestra familia está allí y aún no sabemos qué queda"

(Miguel Olarte)
Recambios al Volante lleva unos treinta años funcionando en O Ceao. La empresa la fundaron los padres de Marta García y sus dos hermanos, que ahora comparten propiedad y medio de vida. Anoche, todavía no habían podido acceder a la nave ni habían recibido explicación alguna. "Toda la vida de nuestra familia está allí", lamenta Marta, "y ni siquiera sabemos cuáles son los daños, solo sabemos que la nave está bastante afectada porque el fuego entró dentro y las llamas salían por el tejado".

El incendio ha sido devastador para ellos. Su nave linda por la parte de atrás con Castro Parga y por un lateral, con uno de los almacenes de ruedas que ardieron. Dentro, "lo único que había metálico son las estanterías. Hasta había aceites y productos químicos. Todo el material estaba almacenado en cajas, todo cartón".

Marta García llegó al lugar en torno a las ocho de la mañana, pocos minutos después de que lepocos minutos después de que le saltara el aviso de alarma. La Policía ya ni la dejó pasar: "Su nave ya está afectada", le informaron, "y los bomberos están en Castro Parga".

Aguantó allí lo que pudo, masticando la impotencia, viendo cómo el fuego saltaba de nave en nave y amenazaba incluso la gasolinera. Recuerda que las llamas "se propagaban muy rápido, aunque el dueño de la gasolinera tuvo mucha agilidad para sacar el combustible en los camiones, pese a que nadie le echaba una mano". El riesgo de que todo reventara por los aires y el humo que dificultaba la respiración la hicieron desistir de seguir soportando el tremendo espectáculo.

Dejó su teléfono a un policía nacional por la mañana y a otro local por la tarde, pero de momento no ha recibido más información. No sabe qué se encontrarán este lunes, cuando los tres hermanos regresen a la empresa. Al menos la Policía Local le dijo que vigilarían toda la noche: "Lo que me faltaba es que ahora robasen lo que queda".

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