El paradigma de la integración

Adrián Maside, con síndrome de Down, trabaja en un banco tras formarse con la asociación de Mulleres Empresarias

Adrián Maseda, en su mesa de trabajo . SEBAS SENANDE
photo_camera Adrián Maside, en su mesa de trabajo . SEBAS SENANDE

ES UN VERDADERO todoterreno. Con 17 años ganó el campeonato de España de tenis de mesa por parejas y se quedó a un paso en la final de hacerlo también en la categoría individual. Practica San Da, una modalidad deportiva del kung fu (arte marcial chino), en la que destaca y no descarta competir algún día. Hace natación, monta a caballo –perdón, a su yegüa, Lúa–, va a correr por la muralla todos los martes, toca la percusión en el Círculo de Tambores de la Escuela de Música del Ayuntamiento lucense, atiende a clientes del banco BBVA en su mesa de la sucursal de la Praza de San Marcos y, desde la posición de centrocampista, ayuda al Club Deportivo Lugo a coliderar la clasificación de laLiga Genuine Santander tras una exitosa primera fase disputada el pasado fin de semana en Tarragona en la que ganaron los tres partidos. Es Adrián Masida, tiene 22 años, y nació con síndrome de Down.

¿Crecer? Creció fuerte gracias a tanto deporte y sobre todo, creció como uno más gracias a la labor que ofrece la delegación en Lugo de la Asociación Síndrome de Down. El colectivo dispone de un programa de empleo en el que asesoran y acompañan a personas con discapacidad en sus primeros pasos en el mercado laboral. Gracias a esta iniciativa, chicos como Adrián Maside desarrollan su carrera profesional en empresas ordinarias. En su caso, fue una técnico de la asociación quien le guió en sus primeros días en el banco para que interiorizara las tareas que le encomendaron. "Ahora solo viene de vez en cuando, solo cuando me asignan nuevas responsabilidades", dice Maside.

Mis compañeros van muy rápido, pero me ayudan entre todos y estoy muy a gusto

Su jornada arranca a las diez de la mañana y termina a las dos de la tarde. Va solo al trabajo, por supuesto, y a diario atiende a decenas de clientes que necesitan hacer comprobaciones en sus cuentas corrientes. "Mis compañeros van muy rápido, pero me ayudan entre todos y estoy muy a gusto". Es su primera experiencia en el sector y lo consiguió tras formarse en un curso de Venta Online impartido por la Asociación de Mulleres Empresarias en el CEI-Nodus, una formación que le permitió también trabajar unos meses en A Cova do Raposo, su anterior experiencia laboral.

"A mí lo que me gusta son los animales", reconoce. Maside pasea a diario a sus dos pastores alemanes, Tes y Kira, y, aunque los tiene perfectamente educados, de vez en cuando les tiene que regañar después de alguna travesura. "Cuando estoy yo se portan muy bien, pero el otro día llevé un hueso y desapareció en segundos. Adivina quién lo había cogido", dice entre risas.

Tal es su pasión por los animales que uno de sus sueños es dedicarse profesionalmente a ellos. "Me encantaría trabajar con animales, aunque también me gustaría algo relacionado con una ingeniería o ser barrendero". Todavía no tiene clara su vocación, pero sí su ilusión, que no es otra que vivir en una finca como la que tenían sus abuelos en Sarria, y reunir en ella a "cuatro perros, a mi yegüa Lúa y muchos más animales". Lo tiene tan claro que ya lo está hablando con sus padres. "Estoy convenciéndolos. Si no quieren, lo haré por mi cuenta", apunta confiado.

Me encantaría trabajar con animales, aunque también me gustaría algo relacionado con una ingeniería o ser barrendero

A pesar de que le gustan los números, tiene claro que su trabajo en el BBVA es temporal. "Estoy probando varias cosas hasta que encuentre lo que verdaderamente me gusta". Mientras lo hace, ocupa todas sus tardes en actividades deportivas, para las que se alimenta convenientemente, "no como chuches ni chocolate", y culturales. También está aprendiendo gallego y está a un paso de sacarse el Celga 2 exigido por la administración para personas con discapacidad. Por si fuera poco, trabajó durante unos meses de jardinero en Calfensa –de ahí lo de querer ser barrendero–. Ah, y tiene novia, aunque sobre este asunto no ha sido posible arrancarle algún tipo información. "No quiero hablar de mi vida privada". Ella, una afortunada.

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