La pandemia nos dejó sin efectivo

Las medidas contra el covid y el auge de la compra online aumentaron el uso de la tarjeta y el móvil en los pagos en comercios, sobre todo entre los jubilados y los más jóvenes, los sectores de la población que más cambiaron sus hábitos
Las compras online van ganando terreno con respecto al gasto en tiendas físicas. EP
photo_camera Las compras online van ganando terreno con respecto al gasto en tiendas físicas. EP

El covid nos cambió muchos hábitos pero uno de ellos sobrevivió a la retirada de las medidas preventivas: se trata del cada vez mayor uso de la tarjeta y el teléfono móvil en los pagos a comercios frente a la bajada en picado de las monedas y billetes. A su vez, el covid también trajo un impulso de las compras online, lo que también hizo incrementar el uso de la tarjeta y el móvil en los pagos frente al efectivo.

Un estudio sobre el uso del dinero en efectivo y otros medios de pago, publicado en el último Boletín Económico del Banco de España, pone en evidencia este hecho, más llamativo entre los dos sectores de la población más alejados en edad, los jóvenes de 18 a 24 años y los mayores de 65.

Una estadística encuadrada en este estudio revela que la mayor caída del uso del efectivo en los últimos cuatro años se produjo entre los jubilados. Casi nueve de cada diez pagaban con dinero en 2019. En cambio, en 2022, este porcentaje bajó a siete de cada diez. Es decir, un 21 por ciento. Pero, aun así, los jubilados y los mayores de 55 años son los que todavía más usan el dinero físico alcanzando porcentajes de un 69,5 y un 70 por ciento de la población de esas edades, respectivamente.

A su vez, casi se triplicó el uso de la tarjeta, en ese mismo periodo de tiempo, entre los mayores de 65 años. De esta forma, según el mencionado estudio, algo más de la cuarta parte de los jubilados usan la tarjeta como medio de pago cuando en 2019, antes de la pandemia, eran solo el 10 por ciento los que empleaban el dinero de plástico.

Uno de estos mayores que cambió sus hábitos fue Jesús Ler González. Tiene 63 años y asegura que la pandemia le permitió digitalizarse en lo referente a las compras y al uso de la banca electrónica y otros medios de pago alternativos a la billetera. "Yo utilizo de todo: hago gestiones en la banca online, compro por internet y también saco dinero en el cajero con la tarjeta. No sé si dentro de diez años podré hacer estas cosas pero lo cierto es que hace ya más de dos años, casi desde la pandemia, que no piso un banco", resume.

Jesús Ler teme que, a los 73, no sea capaz ya de dominar el ordenador o el móvil a consecuencia del envejecimiento y, quizás, para entonces, sí tenga que recurrir a la oficina del banco. "La agilidad mental me irá mermando, como a todo el mundo y, sinceramente, no creo que entonces pueda estar capacitado para usar las nuevas tecnologías. Aunque eso depende de la persona porque mi pareja, con 66, tiene problemas para hacer transferencias online o usar Bizum", dice.

Aunque le da cierto temor comprar por internet, Jesús reconoce que cada vez lo hace más. "No me fío pero cuando compro, lo hago en sitios seguros como Amazon o El Corte Inglés", apunta.

"No creo que a los 73 años pueda estar capacitado para usar las nuevas tecnologías. Aunque eso depende de la persona porque mi pareja, con 66, tiene problemas para hacer transferencias online o usar Bizum"

Pese a que reconoce que se digitalizó, afirma que aún le gusta pagar con dinero en las tiendas. "Me da más seguridad. No quiero que me rastreen con la tarjeta aunque también usé otros medios de pago más modernos, como el Bizum. Eso sí, cuando lo uso, siempre le pido la confirmación a quien le envío el dinero. Lo que sí uso es el móvil para conectarme a la banca online. De hecho, pago el alquiler a través del teléfono", cuenta.

Métodos de pago entre los jóvenes

El uso del móvil como medio de pago –a través de aplicaciones como Bizum o Paypal o wallets como Google Pay– va más lento entre los mayores. Subió pero muy ligeramente: de un 0,2 a un 1,3 por ciento. Todo lo contrario, en cambio, de lo que sucede entre los más jóvenes, los que tienen entre 18 y 24 años donde el crecimiento fue espectacular: de un 1 por ciento en 2019 a casi un 9, en 2022. Lo que significa nueve veces más.

El pago con tarjeta también subió en ese sector de la población, como en todos los demás, pasando de casi un 17 por ciento en 2019 a un 26, tres años después.

Pero todavía es más alta la utilización de la tarjeta en la franja de edad comprendida entre los 25 y los 39 años, alcanzando, en este caso, algo más de la tercera parte de este sector de la población. Un sector en el que también creció el uso del pago por el móvil pero en menor medida, multiplicándose por dos.

En cuanto al uso del efectivo, este cayó en torno a un 20 por ciento entre los chicos de 18 a 24 años, pasando de un 81 por ciento de uso en 2019 a un 62, tres años después. Algo menos que entre los jubilados pero sí fueron el segundo sector de la población que antes abandonó las monedas y los billetes después de la llegada de la pandemia de covid.

"No conozco a casi nadie que ande con dinero y al cajero voy solo un par de veces al año, como no uso dinero no tengo a qué ir"

David Fernández Ojeda tiene 20 años y estudia Veterinaria. Él, como el resto de los chicos de su generación, prácticamente no usa ya ni monedas, ni billetes. Y es más: casi todo lo que compra es a través de internet.

"Soy de tirar de compra online, tanto la compra del súper como cualquier cosa en Amazon y si me veo obligado a ir a una tienda, nunca pago con dinero. Siempre uso la tarjeta, pero a través del teléfono móvil, con Google Pay, por ejemplo. El efectivo, apenas lo uso y como yo el resto. La verdad es que no conozco a casi nadie que ande con dinero y al cajero voy solo un par de veces al año, como no uso dinero no tengo a qué ir. Más bien voy para ingresar, no para sacar", indica este joven.

En cuanto a la forma de pagar cuando compra online, David reconoce que, con frecuencia, usa el pago por Paypal. "Tiene una cosa muy buena, que te permite pagar a plazos cualquier compra sin intereses. Es muy seguro y, al final, vas menos agobiado el resto del mes", dice.

David asegura que nunca pisó una oficina bancaria. "Nunca fui, no necesito ir. Hago todo online. Transferencias tampoco hago. Si tengo que pasarle dinero a alguien, utilizo Bizum. Eso lo utilizamos mucho los jóvenes de mi generación porque muchas veces uno paga todo y los demás le ingresamos a través del móvil, sin necesidad de dinero", afirma este joven.

Cierre de sucursales bancarias

La bajada de las visitas de los clientes a las oficinas por el auge de la banca online es algo constatable por las entidades bancarias, algunas de las cuales incluso llegaron a cerrar sucursales y cajeros, especialmente en la zona rural, y también redujeron las horas de atención al público.

En medio de este cambio de hábitos también para los bancos –muy criticable por los mayores que no usan internet–, Caixa Rural es de las pocas entidades que, pese a también notar un descenso de clientela en las oficinas, no cerró sucursales ni cajeros, ni tampoco redujo horarios. "Cada vez hai máis maiores que usan a banca online pero tamén hai clientes que prefiren o trato directo e aínda que usen a tarxeta, entran na oficina. Nós decidimos manter horarios e non pechar oficinas porque, ao ser unha cooperativa, os nosos clientes son os nosos donos e queren poder elixir", afirma el director general de Caixa Rural, Jesús Méndez.

Para este directivo bancario, la brecha en el pago digital no tiene nada que ver con la edad. "Hai xente de idade avanzada que entra moi ben online", dice. Tiene más que ver con el ámbito rural o urbano en el que se mueva el cliente. "No rural, están máis acostumados ao diñeiro", añade.

Desde Caixa Rural se constató, especialmente después de la pandemia, que hay menos retirada de efectivo en los cajeros. "A xente paga máis coa tarxeta pero, á súa vez, cada vez hai máis comercios que prefiren tamén o pago desta maneira. Agora, ven que o efectivo é máis difícil de xestionar porque hai menos oficinas bancarias, porque iso supón ter cambio dispoñible para facer os cobros e tamén porque así non están pendentes dos horarios restrinxidos que hai en moitas caixas", manifiesta Méndez, que añade que "outro punto importante é a rebaixa das comisións polas transaccións, que hoxe son insignificantes e mesmo hai tarifas planas".

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