Paciencia para curar la naturaleza

En las afueras de Lugo se levanta el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de la provincia que recibió el año pasado a 300 animales, aunque muchos murieron poco después de entrar ► Los particulares juegan un papel fundamental a la hora de avisar de criaturas heridas y acompañarlas

DURANTE LOS MESES que puede llegar a durar la recuperación de un animal silvestre el contacto con los seres humanos debe reducirse al mínimo. El Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de O Veral, Lugo, lo deja muy claro desde su entrada. Antes de nada, los vehículos pasan por un gran arco de desinfección que recuerda a las grandes puertas de bienvenida en Parque Jurásico.

El centro tiene muy poco de parque de atracciones y mucho de hospital. Un servicio sanitario al que acuden pacientes muy especiales por lo que es necesario ir con protección. Solo los guardas, Luis Pena y Xosé Luis García, circulan con sus uniformes.

Luis Pena llegó a la finca, de siete hectareas en total, cuando solo había una piscifactoría. En aquel momento tenía 22 años, ahora tiene 57. En todo ese tiempo el espacio ha crecido, se ha ampliado y cientos de animales han pasado por sus manos. Decir que es su casa no es ninguna exageración, ya que vive en las instalaciones.

Las aves son las que más suelen emplear este servicio de salud, ya que llegan tras caerse al suelo, ser atropelladas o romperse un ala

Muchos de estos animales han vuelto y otros han terminado en lugares muy extraños. "Lembro unha cigüeña que críamos aquí", comienza el guarda, que describe la historia de esta ave que murió en Indonesia, a más de 17.000 kilómetros de distancia.

Pena pudo saber de la aventura de esta cigüeña gracias al sistema de anillas internacional que identifica a las aves. Una historia en diferido como la de muchas criaturas que llegan a él tras sufrir una lesión.

Las aves son las que más suelen emplear este servicio de salud, ya que llegan tras caerse al suelo, ser atropelladas o romperse un ala. En el año 2017 ingresaron 300 animales en el centro, 246 eran aves. Tan solo ingresaron 43 mamíferos, la mayoría corzos, y 11 reptiles, tortugas de Florida sobre todo.

Antiguamente muchas aves llegaban con heridas de bala de cazadores que les disparaban por error. "Apuntan mellor ou disparan menos", bromea Pena ante el gran descenso de incidencias de este tipo.

No hubo ingresos derivados de los incendios de octubre, aunque se corrió la voz de que el centro estaba saturado de animales

El problema es que no todos los animales llegan en condiciones para recuperarse, por lo que se sacrifican, o mueren en las primeras 24 horas. Estos animales son considerados "ingresados muertos" y hubo 72 casos el año pasado.

En estos momentos el centro aloja a 60 ejemplares, un momento de poca actividad. Lo normal es que los picos vengan de repente, aunque los ciudadanos suelen traer más animales durante la época de cría, a partir de marzo

Uno de los pacientes que vivió el cambio de año en el centro es un halcón peregrino. De momento se lanza a volar a toda velocidad en un recinto bajo, pero largo, en el que puede controlar su territorio y cazar.

Una lesión de ala hizo que terminase con las patas vendadas. Esta clase de pájaros, acostumbrados a posarse muy poco, desarrollan quistes por pasar demasiado tiempo en el suelo. Su recuperación ha sido muy buena por lo que le falta menos para salir.

fFALSOS RESCATES. Los humanos pueden confundirse en ocasiones cuando rescatan un animal silvestre. Por ejemplo, las madres de los corzos suelen dejarlos tumbados y solos en el medio del bosque. "Es parte de su aprendizaje", explica Marta Prieto, veterinaria de la consellería.

Muchas personas recogen a estos animales, pensando que han quedado huérfanos, pero en realidad los padres están en la zona vigilando a su cría. Se recomienda que solo se intervenga cuando haya pasado un día y los padres no hayan vuelto. Algo similar ocurre con los pichones que caen al suelo. Esto no quita que los ciudadanos jueguen un papel fundamental en el rescate de animales, ya que sin su apoyo muchos no sobreviven.

Se están moi mal van directamente a Rof Codina

El servicio de recogida es trabajo de los guardas y del 112. "Se están moi mal van directamente a Rof Codina", explica Luis Pena, ya que el hospital colabora con la Consellería de Medio Ambiente. El centro hace también recogidas las 24 horas.

"En el hospital hay profesionales especializados en esta clase de animales", remarca Margarita López, jefa territorial de Medio Ambiente en Lugo, que insiste en la importancia de este convenio con el hospital veterinario.

SOBREVIVIR. Una vez se recuperan se liberan los animales en su entorno para maximizar sus posibilidades de supervivencia. Por eso es fundamental que no pierdan sus instintos de caza o se acostumbren a los humanos durante la recuperación. Una parte importante de este proceso es que empiecen a comer por sí mismos, muchas veces con presas vivas.

Los particulares que ayudaron al animal suelen estar presentes durante el momento de la liberación. Esto se debe a una política de concienciación mediambiental dirigida a concienciar a los ciudadanos. «Así ven el ciclo completo de recuperación», comenta Prieto.

Es el único centro de la provincia, por lo que llegan criaturas de todas las esquinas de Lugo. Muchas de las aves que llegan son de A Mariña, por lo que no es raro ver casi todo el año alguna gaviota o cormorán.

Algunas llegan con manchas de petróleo o aceite que se acumulan en los puertos de los pueblos y pierden sus plumas se hacen permeables. Este tipo de lesión recuerdan a la época del Prestige cuando llegaron grandes cantidades de aves manchadas de chapapote.

En los últimos años no han vivido ninguna crisis similar, ni siquiera durante los incendios de octubre. «Fue un bulo que hubiese muchos ingresos», explica la veterinaria Marta Prieto. Los responsables del centro recuerdan llamadas de ciudadanos que querían ir a O Veral para ayudar, pero en realidad no había nada que hacer, no hubo entradas derivadas de las llamas.

Otra de las preocupaciones del centro es la gestión de animales exóticos. Muchas de estas criaturas llegan a O Veral tras haber sido entregadas por sus dueños o decomisadas por la policía. Suponen un riesgo ambiental por lo que se intenta buscar soluciones en cautividad como observatorios de aves o centros especializados.

No solo aparecen especies aladas, también ha habido incidencias con mamíferos. No es raro que tengan que procesar a algún mapache o bisón que se escapa de una explotación. En algunas casos estos animales deben ser clasificados como residuo, debido al riesgo medioambiental que suponen para el entorno.

Instalaciones para el oso pardo

El Centro de Recuperación de Fauna Silvestre continúa expandiéndose con los años, a la vez que cambian sus necesidades.

La finca cuenta con un espacio en el que se construirá una serie de instalaciones adaptadas al oso pardo, un lugar especializado de este tipo solo existe en Cantabria en estos momentos.

Esta decisión tiene una intención preventiva, ya que la población de oso pardo ha crecido en los últimos años.