Paciencia, aguja y papel japonés

El Arquivo Histórico Provincial acaba de restaurar el primer libro de provincias, del siglo XVIII ► Unos 300 documentos del fondo recuperaron su formato original en los últimos siete años
Estado del libro de provincias. ARCHIVO HISTÓRICO
photo_camera Estado del libro de provincias. ARCHIVO HISTÓRICO

Tres son los ingredientes necesarios para hacer una buena restauración bibliográfica: paciencia, aguja y papel japonés. Carmen Faíña Puig, restauradora del Arquivo Histórico Provincial, hizo uso de esas tres herramientas durante los últimos siete años, tiempo en el que recuperó unos 300 documentos del fondo de esta institución cultural. Entre ellos, varios protocolos notariales afectados por hongos, un Libro de Penados donde constaban las penas de los presos y también varios números de La Gaceta de Madrid, el antiguo BOE.

Cosido de La Gaceta de Madrid. ARCHIVO HISTÓRICOSu último trabajo acaba de salir a la luz. Se trata del primer libro en el que aparecen configuradas las provincias españolas. Su título es España dividida en provincias e intendencias. La obra salió de la Imprenta Real en 1789 y es fruto de una orden dada por el rey ilustrado Carlos III al conde de Floridablanca para que los intendentes reales llevasen a cabo una relación de provincias. "Un proceso de restauración puede llevar unas dos semanas, dependiendo del estado en el que se encuentren los documentos. Muchas veces se aplican tratamientos con agua y hay que esperar a que se sequen las hojas. Eso es lo que ralentiza todo. Por lo demás, lo más complicado es la encuadernación pues se trata de respetar el estilo histórico y esta formación fue autodidacta, ya que no se da en la carrera", cuenta Carmen Faíña, responsable del Laboratorio de Restauración del Arquivo Histórico.

El primer libro de provincias hubo que volverlo a encuadernar pues el material de recubrimiento había desaparecido, las tapas de cartón estaban deslaminadas y el lomo estaba ya al descubierto. Además, el papel marmoleado de las guardas estaba despegado y presentaba arrugas. "Este libro no estaba tan mal. Hubo otros documentos en peor estado de conservación como algún Catastro de la Ensenada que se había mojado y, consecuentemente, el papel se rompía. En ese trabajo, tuve que desmontar el libro y echar mano del papel japonés —ligero y resistente— para darle consistencia a las hojas. Posteriormente, se cose el lomo con aguja e hilo de lino", cuenta la restauradora.

Cosido de La Gaceta de Madrid. ARCHIVO HISTÓRICOEl agua es uno de los peores enemigos de la documentación. Si no se secan las hojas, salen hongos y estas se debilitan. Pero hay otros enemigos más: los insectos xilófagos similares a la carcoma. "Estos bichos devoran el papel y, como no les gusta la luz, no ves que estén atacando el documento. Por eso, en el Arquivo tratamos de mantener siempre unas condiciones de humedad y temperatura para evitar que proliferen hongos e insectos", afirma Carmen Faíña quien, antes de venir a Lugo, fue restauradora en el Instituto del Patrimonio Cultural de España, el Arquivo do Antigo Reino de Galicia y el Archivo Misional de Concepción, en Bolivia.

52 maravedís por fanega de sal 
La recopilación de los datos de Lugo para este libro de provincias corrió a cargo —según el prólogo de la obra— de Miguel de Bañuelos y del acreedor del reino Josep Benito de Ambrôa, destinado por el Consejo de Hacienda en esta contaduría, que cobrará el impuesto de 52 maravedís en fanega de sal. 

1.159 
Pueblos constaban en la provincia de Lugo en este libro impreso en 1789, cuando todavía estaba en vigor el Antiguo Reino de Galicia. Además, había en la provincia 1 ciudad, 11 villas, 1.147 feligresías y 179 jurisdicciones.

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