"Nadie le dice a los hombres 'tú sí que puedes ser enfermero', sería absurdo"

La divulgadora científica Deborah García Bello dio una conferencia el lunes en el IES Nosa Señora dos Ollos Grandes para potenciar la elección de carreras científico-tecnológicas entre las chicas

Deborah García Bello, durante la charla. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Deborah García Bello, durante la charla. VICTORIA RODRÍGUEZ

LUGO. Deborah García Bello estudió Química y se encaminó a la docencia, pero un día abrió un blog -dimetilsulfuro.es- para dar rienda suelta a su pasión científica y su vida tomó una dirección inesperada. Tuvo tanto éxito —tiene más de 30.000 seguidores en las redes sociales— que dejó la enseñanza y se convirtió en divulgadora, una profesión que casi vio nacer. El lunes estuvo en el IES Nosa Señora dos Ollos Grandes para dar una conferencia dentro del programa Girl Stem: derrubando estereotipos con el fin de incentivar las vocaciones científico-tecnológicas entre las chicas, dado que suponen un 30% del alumnado de las ramas de Ciencia, Tecnología, Matemáticas e Ingeniería. El programa está auspicidado por la Asociación Galega de Empresas de Software Libre (Agasol) y la Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia (Amtega).

Deborah admite que el hecho de convencer a las mujeres es un «arma de doble filo» porque no existe ese discurso al revés. «Sonaría absurdo decirle a un hombre "tú sí que puedes ser enfermero"», señala esta divulgadora, que también dice que «parece que las profesiones importantes son las que tradicionalmente han hecho los hombres, que tienen que validarnos las profesiones».

Deborah percibe que «pervive un estereotipo que lleva a las mujeres a la Ciencia por las vías más relacionadas con los cuidados y la salud, como Medicina, Enfermería, Química o Biología» y asegura que «no tiene sentido, porque no hay una capacidad en los hombres ni en las mujeres para hacer una cosa u otra». Por eso su mensaje es que «no se rijan por los estereotipos, no hay limitación intelectual que te impida o favorezca para hacer una determinada profesión. Si algo te interesa, a "full" con ello».

En su caso, dice, no es consciente de haber sido víctima de ese estereotipo, quizás por su carácter rebelde e iconoclasta. Deborah explicó al auditorio su propio caso, el de una adolescente «que tenía un cacao mental importante» sobre qué camino profesional tomar, pues se debatía entre posibilidades aparentemente tan remotas como Filología Hispánica, porque le encanta la poesía, y Química. «Creo que al final acerté, pero la razón que me llevó a elegir fue bastante infantil. Pensaba yo, incauta, que la poesía podía seguir trabajándola por mi cuenta, y la Química me parecía algo más complejo, que iba a necesitar que alguien me lo contase de manera profesional. Luego te das cuenta de que no es así, que necesitas formación para absolutamente todo», cuenta.

SISTEMA. Critica, eso sí, que el sistema educativo limite los intereses con compartimentos estanco. «Como escogí el bachillerato de Ciencias no podía escoger Arte, era imposible, eso ya te limita. Si vas por Humanística, dejas de ver Ciencias cuando empiezan a tener más interés, que es en el bachillerato, y eso te lo pierdes. Eso se nota luego en el día a día, como escoger cómo alimentarse, porque la falta de cultura científica lleva a tomar malas decisiones».

Aunque ni en su casa ni en el colegio percibió limitaciones, «esa sensación llegó un poco después» en su vida profesional. «Por ejemplo, cuando ves que un evento de divulgación científica no hay mujeres o que su presencia es anecdótica y que hay que forzar que llamen a más. A veces da la sensación de que llaman para evitar linchamientos públicos, para cubrir la cuota, Y eso mina cualquier autoestima, Soy buena comunicadora, hago bien mi trabajo, pero por qué me llaman, porque sabe lo que valgo o porque quiere cubrir la cuota?», se pregunta.

«Me inventé mi trabajo, pero había demanda»

Deborah García tuvo que decidir un día si seguía con la docencia o se dedicaba a escribir artículos, dar conferencias y todo lo que implica la divulgación y apostó por esto último. «Me inventé mi trabajo, pero es que realmente existía esa demanda, se ve en los medios de comunicación, que demandan expertos que hablen de los temas y que sepan contarlos de manera que todo el mundo lo entienda».

Su trabajo le obliga a estar «superactualizada» en cuanto a artículos científicos, basados en evidencias, y luego contarlo a la gente «de forma que reciba el mensaje adecuado».

 

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