EMPRESARIO Y PRESIDENTE DE CRUZ ROJA Y FUDACE

"Me tentó la política, pero evadí la responsabilidad porque no me gusta decir lo que no pienso"

Resulta difícil resumir en una sola línea lo que es Luis Abelleira Mayor porque siempre nos quedaremos cortos. Abelleira es empresario, pero también presidente de Cruz Roja, Fudace, Aprevar y el Real Aeroclub
Luis Abelleira. SEBAS SENANDE
photo_camera Luis Abelleira. SEBAS SENANDE

PUEDE CAER bien o mal, pero Luis Abelleira Mayor no deja indiferente a nadie. Dice lo que piensa y punto. Siempre fue así. Por eso, no lo engatusó la política aunque siempre estuvo rodeado de poder al frente de las presidencias de la Confederación de Empresarios de Lugo (CEL) y de la Cámara de Comercio. Algunos recordarán esa época pero también lo verán al frente del concesionario Renault —al que estuvo vinculado hasta hace catorce años— o como presidente de colectivos sociales como Cruz Roja o Fudace, asociaciones como Aprevar, la Asociación Provincial de Reparación y Venta de Automóviles y Recambios, o entidades como el Real Aero Club. Culo inquieto donde los haya, aun con 72 tacos.

¿Quién es Luis Abelleira Mayor?
¡Uf! ¡Vaya pregunta para empezar...! Soy una persona polifacética y emprendedora. Me gusta emprender, luego el desarrollo de lo que emprendo me da igual que lo hagan otros. Delego muchísimo. ¡No suelo estar al tanto en profundidad de las cosas como para estar estorbando!

¿Dónde nació?
En Lugo, en la Rúa Nova. Allí viví hasta los 16 años. Después nos fuimos a Quiroga Ballesteros. Somos cuatro hermanos.

¿Qué quería ser el niño Abelleira de mayor?
Quería ser como mi padre: mecánico de coches. De hecho, empecé a los 16 años en el taller siderúrgico de mi padre, en la Ronda da Muralla, a la altura de la Xunta, donde tenía también máquinas de rectificados y tornos. Al poco tiempo, llevé ya la gestión del negocio, talleres Abelleira, tras un accidente de un tío mío que tuvo en una avioneta.

Decían que, en la negociación colectiva, era demasiado tacaño y duro porque defendía los intereses de las empresas

¿Tenían ya entonces el concesionario de Renault?
No, eso no fue hasta los 60, cuando llegó el Renault-4. Desde entonces hasta hace catorce años, que nos deshicimos del concesionario. Antes, en los 70, dejamos la sección de metal.

¿Cuándo empezó en el taller ya se había subido a una avioneta?
Sí, a los 16 empecé a volar y a los 18 estaba ya listo para examinarme de las distintas licencias que tengo: piloto privado, comercial, de velero, de ultraligero, de helicóptero y también tengo la calificación para hacer vuelo acrobático. Cuando era pequeño, quería ser mecánico. A los 14 o 15, empecé a cambiar de idea hacia ser piloto.

¿Le quedó la espinita de no llegar a dedicarse profesionalmente a pilotar aviones de los grandes?
Pues sí, me hubiese gustado ser piloto comercial pero me fui quedando en los negocios familiares y me dediqué a la mecánica de aviación y a la de electricidad de automóviles. Las causas de por qué no lo hice fueron justificadas. Mi primera hija tiene un problema de salud y cada medio año estábamos en hospitales.

¿Esa hija fue el motivo que le llevó a crear la Fundación de Daño Cerebral, Fudace?
Sí, la creamos yo y Jesús Lence, que también tiene un hijo con un problema similar al de mi hija. Fue en 1992, primero funcionó como centro de día y de rehabilitación y luego se convirtió en residencia asistida.

¿De qué manera le marcó la vida el estado de salud de su hija?
Me generó siempre tristeza. Es algo que está ahí y seguirá estando. Es también una atadura. Mis vacaciones siempre tuvieron que ser cerca de casa. Es algo que te condiciona la vida a la hora de hacer proyectos de expansión.

Los empresarios de Lugo somos muy individualistas. Queremos autorrepresentarnos todos y eso no puede ser

¿Este problema lo unió especialmente a Jesús Lence?
Jesús y yo ya éramos amigos de antes pero sí, esto nos unió más porque llevamos a cabo un proyecto conjunto con el resto de las empresas de Lugo para poner en marcha Fudace. Lence era una gran persona. Les deseo mucha suerte a sus hijos, pero Jesús era irreemplazable.

¿Es usted de pocos amigos?
Soy de tener pocos pero, en todo caso, buenos amigos.

¿Se llevó chascos con algunos?
En amistades, no. Me llevé más en los negocios pero esos se olvidan rápido.

¿Metió la pata muchas veces con las cuentas de las empresas?
Me equivoqué a veces. He tenido malas inversiones.

¿Pero se atrevería a decir que es un mal empresario?
Soy un buen trabajador, si soy buen empresario o no eso es algo que tienen que juzgar los demás.

La vida desde el aire se ve de otra manera. Hay una sensación de libertad que es imposible tenerla en la tierra

¿Cómo es su rutina diaria? ¿Trabaja muchas horas? ¿Madruga?
Me levanto a las ocho, más o menos, y me voy al taller de Actividades Aeronáuticas Lucenses, en Rozas; luego voy a Fudace, a Castro; después vengo a Aprevar y a una empresa de madera que tenemos en Begonte, Almasa, Agrupación Lucense de Maderas. Las tardes las paso en Rozas, pilotando y echando una mano en la mecánica de aviones.

¿Sufrió algún accidente en el helicóptero que usted pilota?
Sí, en 1988, cuando cayó el helicóptero en los Lagos de Teixeiro, lo que me dejó varias costillas y los tobillos rotos.

¿Pensó que se despedía de este mundo cuando se precipitaba desde el aire?
No me dio tiempo a pensar. Fue todo muy rápido. Me preocupaba solo de colocar el avión de la mejor manera posible.

¿Cómo ocurrió?
El copiloto tocó un mando y el aparato se quedó sin potencia. Fue un susto pero a los quince días ya estaba volando otra vez.

¿Sigue volando?
Por supuesto, suelo hacer vuelos cortos a la costa.

En Cruz Roja, y como voluntario y presidente que soy, a mí me mandan hacer recados y los hago. Soy obediente

¿Cuál fue el vuelo más largo que hizo pilotado por usted?
Un Lugo-Barcelona-Madrid-Lugo. Ese fue el vuelo más largo.

Es usted un privilegiado...
La vida desde el aire se ve de otra manera: los pueblos parecen nacimientos y, desde el cielo, hay una sensación de libertad que es imposible tenerla en tierra.

¿Vio cumplido su sueño de hacer de Rozas algo más que un aeródromo para aficionados?
Vi cumplido el sueño de poder seguir utilizando el aeródromo como instalación deportiva ya que el Ministerio de Defensa fue poniendo en concurso las instalaciones de estos aeródromos. Como ciudadano de Lugo, gallego y español, que haya allí un polo aeronáutico que genere puestos de trabajo es bueno.

¿Nunca se sintió tentado por la política? ¿O nunca lo tentaron?
Me tentó la política y me tentaron pero siempre evadí la responsabilidad. No me gusta decir lo que no pienso. Solo fui una vez en una lista con Coalición Galega para el Concello. Yo iba de quinto y salió el cuarto. Ahí me quedé, pero recibí muchas propuestas, sobre todo cuando presidí la CEL y la Cámara de Comercio.

¿A dónde llegó antes: a la CEL o a la Cámara?
A la Cámara. Ahí llegué en 1980, tras recibir una llamada de Cacharro para presentarme a la presidencia, a la que accedí en 1992 y donde estuve seis años.

Más tarde, volvía de nuevo. Y la vio morir.
Sí, veinte años después. Una entidad privada no se puede gestionar como una pública. Cuando se retiró la obligatoriedad de pagar cuotas se vio venir el final.

¿Fue un fracaso la Cámara?
Fue un cambio de situación al dejar de estar subvencionada y no había esa voluntad, entre los empresarios lucenses, de hacerse cargo de la Cámara.

¿No hay poca unión empresarial en Lugo?
No se puede presumir mucho de voluntad de asociacionismo empresarial en Lugo. Somos muy individualistas. Queremos autorrepresentarnos todos y eso no puede ser.

¿Libró muchas guerras para hacerse con cotas de poder?
Sí, en la CEL, por ejemplo. Cuando entré, había cierta incomodidad en algunos sectores porque hubo una huelga general y decían los empresarios que el presidente había sido demasiado blando en este tema. Así que me presenté a la presidencia y gané las elecciones. Presidí la CEL desde 1982 hasta 1994.

¿Pudo manejar muchos hilos con los políticos a través de las presidencias de la CEL y la Cámara?
Tuve un respeto especial de la clase política pero, más que mandar, se tiene en cuenta tu influencia en las decisiones políticas.
 

"Si hubiese libertad para usar las armas no habría los asaltos que hay a ancianos en el rural"
¿Cómo era su relación con Francisco Cacharro?
Tenía una buena relación con Paco, sí.
¿Metió alguna vez baza en la Cámara y en la CEL?
Él los convencía a todos. Tenía medios y era un animal político. Estando yo en la CEL y él al frente de la Diputación, se creó la Fundación Feiras e Exposicións.
¿Es usted de los que se meten en la boca del lobo o de los que piden que los empujen?
¡No hace falta que me empujen! Me meto en la boca del lobo con mucha facilidad. Eso desde siempre, desde que en la Transición mantenía, con otros empresarios, reuniones ilegales en la farmacia de Ramiro Rueda.
¿Conspiraban?
Sí. Había ganas de tener órganos de representación en las administraciones y en los sindicatos.
¿Se puede ser solidario y experto en negocios a la vez?
Sí. Las empresas no se pueden descapitalizar pero con lo que sobra, se puede ser solidario.
¿Hubiera estado usted tan volcado con las causas sociales si no fuese por la situación que le tocó vivir con su hija?
Seguramente no, tener un problema familiar te pone en la picota. Lo haces por tus hijos pero, dentro del sistema, también lo haces por los demás.
¿Cómo se metió en Cruz Roja?
Fue una cosa de ego personal. Estaba en desacuerdo con el anterior presidente y decidí presentarme al cargo.
¿Es usted voluntario?
Los presidentes somos todos. A mí me mandan hacer recados y los hago. Soy obediente.
¿Le llovieron críticas muchas veces en su vida?
Sí, sobre todo cuando había la negociación colectiva en la CEL. Decían que era demasiado tacaño y duro porque defendía los intereses de los empresarios.
¿Y es tacaño?
No, soy espléndido con mis horas y mis medios.
¿Hay ese estereotipo en Lugo de que usted es un tipo duro?
Quizás sí, decían que era muy duro en la negociación colectiva y no es cierto. Lo que pasa es que no me gusta perder el tiempo en paripés. Digo las cosas como las siento. Soy drástico y el que no esté de acuerdo que se presente a presidente y luego, a partir de ahí, hace lo que quiera.
¿Le gustan las armas? ¿Es cierto que posee varias?
Sí me gustan y tengo varias. Un arma es un cacharro mecánico y, por eso mismo, me interesa. Me gusta el artefacto. No las tengo por defensa personal porque usar un arma se te puede volver en contra. Las tengo porque me parecen una obra de ingeniería impresionante cuando las desmonto y las veo por dentro.
¿Defendería usted el derecho a portar armas en España como en Estados Unidos o como propone Abascal, el líder de Vox?
Sí lo defendería. Las armas deberían poder tenerse en casa libremente o en el coche. Si hubiese libertad para usar las armas, no habría los asaltos que hay a ancianos en la zona rural y no habría que dispararle a nadie.
¿No sería peligroso?
Las armas se conceden con un informe psicológico serio y de una forma rigurosa pero tampoco hay que tenerlas tan estabuladas como en España.
¿Lleva usted un arma encima?
Habitualmente, sí. Tengo licencia para portarla pero no me resuelve nada porque, antes de sacar un arma, hay que estar seguro que el otro no la lleva o no lleva un cuchillo.
¿Es cierto que una vez fue a un juicio con una pistola?
Sí, la llevaba en una pistolera en la pierna. No sabía que no se podía llevar. Cuando la quité, ningún funcionario quiso guardarla en el cajón por lo que entré al juicio con el arma, no me quedó más remedio.

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