Del otro lado, una década después

Daniel Díaz revive con sus alumnos del IES Ollos Grandes un galardón ganado hace diez años ► El profesor organizó una visita a la muestra del Premio Galicia de Fotografía Contemporánea, en la Diputación de Lugo.
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photo_camera Daniel Díaz Trigo, con sus alumnos, en la exposición fotográfica. EP

La vida da muchas vueltas. Si no, que se lo pregunten a Daniel Díaz Trigo, un profesor de Cultura Audiovisual del IES Nosa Señora dos Ollos Grandes quien, durante la visita que organizó con sus doce alumnos de primero de Bachillerato de Artes a la exposición del Premio Galicia de Fotografía Contemporánea, en la Diputación, revivió la muestra que él hizo, hace diez años, tras lograr ese mismo galardón en el certamen.

Daniel no les contó nada de esta experiencia a su alumnado y está a la espera de recibir los trabajos que les encargó sobre las distintas fotografías allí expuestas para contarles que también hizo una muestra similar diez años atrás cuando todavía no se imaginaba que, un tiempo después, él sería el espectador y no el creador y que, además, guiaría la muestra no como el autor de los trabajos sino como profesor de Cultura Audiovisual en un centro de Secundaria. 

"Me resultó un poco chocante porque fui yo el ganador de la primera edición de este premio y ahora estaba guiando a mis alumnos a una exposición fotográfica que, hace una década, hice yo con otra temática", comenta Daniel Díaz Trigo.

En esta última edición, el fotógrafo ganador y, por lo tanto, el autor de las fotos expuestas en el Pazo de San Marcos, es Joan Alvado. "La muestra versa sobre los hechizos y las tradiciones para curar el mal de ojo que hay en la zona transfronteriza entre Galicia y Portugal", indica el docente.

Daniel Díaz Trigo decidió llevar a su alumnado del BAC de Artes a ver esta exposición no solo por nostalgia sino para que los jóvenes aprendiesen a entender el arte visual que emana de una simple fotografía.

"El objetivo fue intentar dotarlos de herramientas para que ellos puedan enfrentarse a una obra de arte. Y el ejercicio que les pongo ahora será, precisamente, que hagan un análisis de las obras y de la exposición para comentar lo que vieron en esa visita", afirma el profesor, que también aprovechó para explicarles a los chicos la trayectoria de un certamen fotográfico como este.

"Creo que también es importante, para la formación de estos jóvenes, que sepan cuál es el papel del artista. Y, en este caso, yo pude explicarles el punto de vista del fotógrafo, que pretende compartir con un público una forma de ver el mundo. Y lo hice desde la experiencia que me dio el haber participado en el certamen", asegura.

Daniel Díaz Trigo ganó hace diez años la primera edición del Premio Galicia de Fotografía Contemporánea, convocado por la Diputación, con una exposición de fotos de Terra Chá, de donde es él originario.

"Mi familia es de Castro de Ribeiras de Lea y de Xustás y yo decidí presentarme a este premio con una serie de imágenes sobre instalaciones que había en Terra Chá y que hoy ya no existen o se transformaron por completo. Así que, en un radio de 10 kilómetros cuadrados, hice fotos del antiguo manicomio de Castro u hospital San Rafael, del proyecto de colonización del franquismo que afectó a varias parroquias, de las torres nazis de O Arneiro (que ya están derribadas, pero entonces aún seguían en pie) y del aeródromo de Rozas que, hace una década, estaba casi abandonado y que hoy está reconvertido en un polo aeroespacial donde se fabrican drones. Con todo esto, hice fotomontajes", explica Daniel Díaz Trigo.

Para gran parte de los alumnos asistentes a esta actividad, esta fue la primera vez que acudían a ver una exposición fotográfica y a muchos les resultó difícil entender el sentido de la muestra, según apunta su profesor.

«La exposición la vieron enseguida. Quizás lo más destacable de la visita es que no entendían lo que quería expresar el autor con todo este material fotográfico. No ven relación entre las distintas imágenes y tampoco entienden el montaje. A veces, es tan importante el montaje que se haga de las fotos como las fotos en sí. Otro problema es que tampoco leen los textos que acompañan las fotos y eso suele dar pistas sobre la intención del autor», dice el docente.

De ahí, el interés de la actividad: primero, dar a conocer que existen formas de expresarse a través del arte visual, y segundo, aprender a interpretar una obra. "Algo que requiere tanto o más  esfuerzo como hacerla", apostilla Daniel Díaz.

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