La escultura dedicada por Lugo a Javier Krahe, obra del escultor y pintor Lomarti, se convirtió en el último escenario elegido por los vándalos para atacar el patrimonio urbano. La obra, financiada por el Concello a través del plan Único de la Diputación con 34.000 euros, solo resistió tres meses y medio sin ser objeto de ataques vandálicos.
La pieza, la única dedicada en Lugo a un músico contemporáneo ya fallecido, formaba parte de un proyecto municipal de humanización de la ciudad mediante la instalación de esculturas. Es, además, la única obra en la ciudad de Lomarti, uno de los artistas lucenses más reconocidos de la actualidad y que no contaba con ninguna pieza en Lugo pese a que es su ciudad de nacimiento.
Los vándalos se centraron en pintar la cabeza y la cara de la escultura, situada en la calle Paxariños, muy cerca del Clavicémbalo, que durante años fue el escenario habitual de los conciertos de Krahe en Lugo.
El patrimonio de la ciudad es objetivo recurrente de los vándalos y los daños se repiten por distintos espacios urbanos, aunque suelen ser los símbolos del centro, desde la catedral a la muralla o la talla de San Vicente, los que habitualmente sufren más daños.
Otros daños en el patrimonio lucense
San Vicente. La más castigada
La estatua de San Vicente, todo un símbolo de la Praza do Campo, ha estado de forma recurrente en el punto de mira de los vándalos, pero sufrió daños especialmente graves en diciembre de 2016.
La Matrona. Daños que casi se perpetúan
La talla de la matrona de Frigsa, obra de Manuel Mallo, sufrió hace años la decapitación de la cabeza del niño. Ese destrozo se mantuvo durante muchos años y no se recuperó la escultura hasta este año.
