Uno de los mejores escaparates de la muralla, en el único tramo netamente peatonal de la Ronda, está hecho una pena. En el jardín no queda césped y es consecuencia de los partidos de fútbol que se juegan allí a diario y en los que el monumento romano sirve de portería. "¿Alguien se imagina que en el Coliseo se permitieran partidos y balonazos?", se pregunta un lucense harto de llamar al 010 para pedir la intervención de la Policía ante un ejemplo de incivismo que le parece intolerable.
El cansancio de los lucenses por esos problemas de incivismo se repite por todos los barrios y hay ciudadanos que se quejan estos días, por ejemplo, de la basura acumulada al pie de los contenedores.
Tras meses de una complicada situación sanitaria, en la que se ha advertido que la higiene es fundamental, los vecinos que se recrean en la suciedad no tienen cortapisas, se lamentan los ciudadanos más concienciados.
Igual que ocurre con la basura tirada por las calles, las quejas se repiten por el sempiterno problema de las heces caninas. Las deposiciones de los perros siguen generando problemas en calles y zonas verdes, por no hablar de los dueños que permiten orinar a sus mascotas en todas partes y no limpian. Hay zonas de Lugo en las que el olor es nauseabundo, dice una lucense indignada por ello.
El abandono de basura no se limita a las calles y hay espacios verdes supuestamente privilegiados que ofrecen una triste imagen de abandono. Es el caso de las Cuestas del Parque.
Una vecina protesta por la situación de ese espacio, pero también advierte que parte del problema deriva de que las papeleras están hasta los topes y a veces pasan días y días sin vaciarse. Las quejas ante el Concello no dan resultado, se lamenta una vecina.
También hay contenedores que llevan días sin ser vaciados a pesar de las quejas vecinales. El problema lo denuncian en Aviación Española —critican además que hay contenedores rotos— y en otras calles de Fingoi o Aceña de Olga.
En ese barrio, los problemas se han agudizado en la carballeira, donde hay vecinos que, hartos, incluso se han encargado de recoger botellas algunos días.
Los restos de botellones se hacen evidentes en varias zonas de la ciudad. Tras el confinamiento, el ocio de muchos jóvenes ha pasado a estar en citas para beber en zonas verdes. Pero el civismo de esas reuniones brilla muchas veces por su ausencia y se ha generalizado la costumbre de no recoger la basura que se genera.
El Concello tiene un canal para recoger las quejas por esos problemas, pero hay vecinos que dicen que falla y que al final es imposible registrar las denuncias, lo que eleva la frustración.
