A Piringalla vio este jueves en funcionamiento un proyecto ansiado y que estuvo lleno de contratiempos: el centro de convivencia intergeneracional Paco Martín, una obra que se ideó en 2008, se inició en 2010 y que estuvo parada, convertida en un mero armazón de metal, durante 7años.
Inicialmente estaba previsto que el edificio acogiera una biblioteca, la segunda de titularidad municipal después de la del Parque de A Milagrosa, pero el actual gobierno local cambió su orientación. "Queremos que sexa un centro aberto a todas a xeracións, un lugar onde se atopen todas elas", recordó la concejala de Benestar Social, Olga Lopez Racamonde, que hizo hincapié en que se trata del primer edificio municipal con sala de lactancia.
Aunque el inmueble tiene cierta distribución, se pretende que los espacios no sean acotados. Por ejemplo, en el primer piso, que tiene entrada a dos calles, se sitúa la bebeteca y sala de lactancia. En el segundo hay una sala de lectura —por ahora dotada sola del mobiliario, pero donde se pondrán a disposición de los usuarios libros y periódicos— concebida para los mayores, mientras que en el tercero está la de los jóvenes. Habrá consolas y videojuegos, entre otras cosas. En todos, en realidad, podrán mezclarse todas las edades. La idea es que si, por ejemplo, un padre acude con sus hijos pequeños pueda estar indistintamente en cualquiera de la sala con ellos.
"Creamos espazos diáfanos, alegres, confortables e polivalentes para incentivar ás relacións entre os maiores, os cativos e a mocidade nunha sociedade cada vez más individualista", explicó la alcaldesa, Lara Méndez, que recordó que hay niños de corta edad que, a causa de las restricciones de la pandemia, apenas han disfrutado de la convivencia con las generaciones de mayor edad de su familia.
Por su parte, el escritor Paco Martín, que da nombre al centro, hizo un ejercicio de convivencia intergeneracional acudiendo a descubrir la placa en compañía de su nieta Jimena. Alabó la importancia y el aprendizaje que supone "estar entre diferentes" y animó a los asistentes a "ocupar os espazos" y a hablar entre sí. El autor de Das cousas de Ramón Lamote reconoció que siempre quiso escribir "historias que entretiveran e axudaran a pensar" y, gracias a esa aspiración, acabó "nunha dimensión marabillosa", la de los que son leídos. Agradeció mucho a la Asociación de Escritores en Lingua Galega y singularmente a Isidro Novo y Darío Xohán Cabana que pensaran en él para dar nombre a un centro como el inaugurado este jueves, que está pensado como refugio de varias generaciones. Entre los asistentes se encontraban, como es lógico, muchos de sus lectores.
Los niños pudieron escuchar este jueves cuentos a cargo de Manuel Buján; aprender cestería o labores de cardado de lana con Corazón Artesáns o jugar al ajedrez con Xaquedrum. Hubo talleres y el DJ. Manu Chady animó la tarde y la merienda saludable.
Aunque sirva de lugar para la organización de actos el objetivo último del centro es servir como lugar de convivencia, por lo que podrá usarse como punto de reunión de clubes, lugar de lectura o estudio, de juego o incluso de refugio de padres con hijos si se pone a llover cuando están en un parque.
