"A la imagen de la Justicia se la ayuda con el trabajo; yo entro silbando y salgo silbando"

Alfonso Jiménez es uno de los jueces que más tiempo llevaba en su juzgado, donde se ha ganado fama de estricto y respeto por aplicar la ley con justicia y sentido común, dos cosas que dentro del sistema no parecen abundar tanto como deberían. Afable y cercano, traiciona su rechazo a la exposición pública ante su inminente traslado a Gijón.
Alfonso Jiménez. XESÚS PONTE
photo_camera Alfonso Jiménez. XESÚS PONTE

En 1990 llegó a Castropol, "a una plaza de pueblo en una esquina de Asturias que no le interesaba a nadie" a trabajar como juez sustituto. Alfonso Jiménez (La Rioja, 1965) ya no se fue de allí, donde sigue viviendo desde entonces y desde donde va y viene a diario, como seguirá haciendo ahora, que se va a Gijón, a ocupar otro juzgado de lo Penal.

En aquella plaza estuvo hasta 2002, cuando su vida de sustituto le llevó a la Fiscalía de Mondoñedo y Lugo o incluso a la secretaría de juzgados de Lugo, Oviedo o Sarria. Hasta que accedió a la judicatura a través de una especialización en la vía Penal y llegó al número 2 de la capital lucense, que ahora deja. Lo hace sin cargas en la mochila, tan feliz como llegó.

Conoce el sistema desde casi todos los puntos de vista. ¿Le gusta más como juez o como fiscal?

En principio cuando eres sustituto lo que te interesa es trabajar. No sé que es más bonito. De fiscal tienes mucho contacto con la gente, más que de juez, que tienes que estar un poco más apartado. Como fiscal puedes salir a hablar, tratar las conformidades. Incluso no me importaba que estuviera el cliente junto al abogado cuando negociaba las conformidades y explicárselas.

¿Le costó aclimatarse a la manera de ser del gallego?

No, las personas somos todas iguales. A nivel de conflictividad judicial, todos tenemos nuestra razón. Al principio sí me costó entender la forma de hablar, tampoco mucho, pero no la forma de pensar. Son muy cariñosos y muy majos.

Sí es cierto que he tenido encontronazos con muchos abogados. No me gusta perder el tiempo ni que me lo hagan perder

Tiene usted fama de ser muy tajante en sala, de no permitir artimañas ni artificios procesales en los juicios.

Es posible. No me gusta perder el tiempo, ni que me lo hagan perder ni hacérselo perder a la gente. Si voy al médico y me dan una cita, no aguanto que me tengan esperando dos horas. Lo que no consiento es citar aquí a un testigo, encima con amenaza de multa si no viene, y tenerlo perdiendo la mañana o hacerle volver. Ese juicio que estoy dirigiendo está dirigido a todo el mundo: al acusado, al abogado, al fiscal, a la víctima, a los testigos... Y no solo a los de ese juicio, sino también a los de los de los juicios que están programados después. Yo no sé de qué va el juicio, nunca los miro antes. Los veo cuando llegan a mi despacho, los ojeo para ver si está todo correcto y las pruebas que se piden para determinar el tiempo; lo señalo y lo minuto; pongo los más sencillos al principio de la mañana y los más complicados al final, por si se alargan que no arrastren a los demás. Y ese día intento adaptarme al tiempo que le he dado. Pero no sé de qué va el juicio en profundidad, empiezo a descubrirlo cuando comienzan a interrogar al acusado, y me voy haciendo una idea. A partir de ahí, enseguida te haces una composición de lugar y no dejo que la gente me empiece a torear. Sí es cierto que he tenido encontronazos con muchos abogados, normalmente siempre con los mismos. Pero eso tampoco me afecta para las sentencias.

La contrapartida a sus modos es que tiene fama de ser justo. Dicen que tiene eso que se conoce como el don de la previsibilidad, y que en Justicia es tan importante, que aplica la ley con sentido común.

Pero es que eso es lo mínimo, las reglas de un juicio penal son muy sencillas. Lo que hay que acreditar son cuatro cosas, nada más, se llame fulanito, sea un alcalde o sea un pringado. Es igual para todos, en eso consiste la justicia, y más la Penal.

Pues, por lo que parece, no siempre es tan sencillo.

Bueno, no somos robots. Pero lo importante es tener un criterio y seguirlo, no ir cambiándolo cada día. No lo veo tan complicado. Y los abogados deben contar esa previsibilidad, ya saben lo que hay. Lo mismo me pasa a mí con la Audiencia, ya sé que si sentencio en un sentido me lo van a revocar, por lo que tendré que adaptarme.

Yo más que un juez soy un funcionario, estoy aquí para dar un servicio, para eso nos pagan

¿Qué es lo que más le cuesta, lo que más le desagrada de su trabajo?

Nada, para mí es algo apasionante. Soy un privilegiado, solo me dedico a que me planteen casos y a resolverlos, no me cuesta nada. Venir a trabajar es muy agradable, incluso me llevo trabajo a casa y si tengo ratos libres lo hago porque me encanta, porque es muy bonito y me gusta. El único problema es no disfrutar de tu profesión, los hay que están deseando jubilarse pero yo no. Lo único que me cuesta es la carretera, andar todo el día con el coche y el tiempo que pierdo. Yo entro silbando en el trabajo y me voy silbando.

¿Cómo ha vivido estos años de tanto ruido judicial en Lugo?

Es que yo vivo en Castropol, lo que es una ventaja. Me abstraigo de esos temas. Si llega a mi juzgado algún asunto, lo miro y lo resuelvo, pero de lo demás, lo desconozco. Sé que hay causas complicadas por ahí, pero como no las he visto no tengo un criterio.

No solo me refiero a causas, sino a la situación en general.

Es que lo digo de verdad, no porque no quiera hablar bien o mal de algún compañero: es que no he tratado ni con ellos ni con nadie de estos asuntos. El CGPJ está para lo que está y los jueces para lo que estamos, cada uno tiene su manera de ser y de trabajar. Yo es que más que juez soy un funcionario, estoy aquí para dar un servicio, la gente viene a pedir justicia y hay que dársela, para eso estamos. Da igual lo que opine sobre la imagen de la Justicia, pienso que es a través del trabajo como se ayuda a la imagen de la Justicia, cada uno aporta su granito de arena. Todos estamos para servir al ciudadano, para eso nos pagan.

"Aquí es muy común el delito de ordenación del territorio"

¿Se perciben en Penal los problemas que según parece sí ha habido en algún momento en los juzgados de Instrucción de Lugo?

Sí, pero no solo de Lugo, sino de toda la provincia. Hay juzgados que tienen mucha carga de trabajo, y esto no solo depende de los jueces, también de los funcionarios. Para eso está la atenuante de dilaciones indebidas, que la aplico muchas veces incluso de oficio. Se ha mejorado bastante con los refuerzos, pero he llegado a ver procedimientos de delitos del Código Penal anterior, hechos de 2009 y de 2008, he visto alguno de 2003. Aunque no es lo normal, son casos muy raros.

¿Hay algún tipo especial de delito que nos caracterice?

No, lo típico: lesiones, robos, seguridad vial y alguna estafilla. Lo que sí he visto bastante en Galicia es delitos contra la ordenación del territorio, por edificaciones ilegales, que lo he visto mucho más por ejemplo que en Asturias. Para mí allí era desconocido, nadie denunciaba eso, pero en Galicia es muy común, creo que bastante más que en otros sitios.

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