"Mi hija de 14 años con anorexia estuvo 'aparcada' seis semanas sin recibir tratamiento"

Padres de menores con enfermedad mental se quejan de la escasez de personal especializado en Lugo y de largas esperas. El área, pese a contar con 3.000 niños más que Ourense, tiene la mitad de psiquiatras y psicólogos que prestan atención infanto-juvenil

"Mi hija de 14 años tiene anorexia nerviosa y pasó seis semanas 'aparcada' en el Hula sin recibir tratamiento específico. La psiquiatra la veía cuando podía, unos 20 minutos cada dos o tres días, porque no daba abasto con todo", explica el padre de una chica que fue ingresada en el Hula mientras esperaba por una derivación a la unidad de hospitalización de salud mental infanto-juvenil del hospital de Santiago de Compostela, por ahora la única que existe en toda Galicia y que tiene siete camas disponibles para toda la comunidad.

Al igual que otros progenitores, denuncia la escasez de personal centrado en salud mental de niños y jóvenes en el área de Lugo y, por consiguiente, las largas esperas de estos pacientes, que imposibilitan cualquier abordaje precoz. Lo cierto es que en Lugo hay dos psiquiatras, dos psicólogas y dos enfermeras dedicadas a los pacientes menores de 16 años, mientras que en la provincia de Ourense -que tiene unos tres mil menores menos que la de Lugo- hay cuatro psiquiatras, tres psicólogas y 3 enfermeras. Cuando en Lugo una de las psiquiatras se encuentra de baja, de vacaciones o de permiso, como ha pasado en los últimos meses, los padres observan que una sola médica debe hacerse cargo de una demanda que ha aumentado de forma clara desde la pandemia. Esas ausencias no se están sustituyendo.

El caso de esta joven de 14 años es paradigmático. Remitida por su pediatra a la unidad de salud mental infanto-juvenil fue valorada inicialmente por la psicóloga y le dieron cita con la psiquiatra para tres meses y medio después. Mucho antes de que llegase ese momento, sus padres la llevaron a Urgencias por un severo ataque de ansiedad y fue la psiquiatra que la vio en ese servicio, al observar su bajísimo índice de masa corporal y otros síntomas, la que decidió que debía ser hospitalizada. Como no había plaza en ese preciso instante en la unidad de Santiago -algo que resulta habitual, ya que la mayoría de menores deben esperar semanas o meses para ser derivados- ingresó en Pediatría del Hula.

"Pienso a menudo en todas las familias que estarán en una situación como aquella en la que estuvimos nosotros, en sus casas esperando a que llegue una cita en la unidad de salud mental, sin saber muy bien qué hacer, viendo a sus hijos mal, amenazando con autolesionarse... Lo intentamos por la privada y también había que esperar. Creo que tuvimos mucha suerte ese día que fuimos a Urgencias", explica. Reconoce que a él mismo le sorprendió el bajo índice corporal de su hija, que conoció cuando llegó al hospital.

El de su hija fue un ingreso de contención, una hospitalización en la que, en casos de trastornos de la conducta alimentaria (que son cada vez más, con un inicio más precoz y más grado de desnutrición de los jóvenes), tiene como objetivo que el niño aumente de peso. Pero no es un ingreso psiquiátrico, como el que se hace en Santiago, que es donde niños con todo tipo de trastornos mentales graves comienzan el tratamiento específico para sus problemas.

Este padre explica que se trata de una situación durísima. Un adulto debe acompañar al niño las 24 horas y solo ausentarse a la hora de comer, algo que el paciente debe hacer ante la única presencia de una enfermera. "Es una habitación con el estor bajado y en penumbra, sin espejos, en la que la puerta del baño no cierra. No se debe perder de vista al niño en ningún momento...Es muy difícil ver a tu hija en esas circunstancias", explica. Todos los días un profesional de Pediatría veía a la pequeña y, de vez en cuando, la psiquiatra. "Tienen muchísimo trabajo. Es difícil de entender cómo puede haber tan poco personal si cada vez hay más niños con estos problemas", explica.

Esa misma frustración de la espera, esa percepción de "limbo" en un ingreso cuyo único objetivo es intentar que el paciente suba de peso mientras aguarda por una plaza en la unidad de Santiago la vivieron recientemente los padres de otro niño de 12 años también diagnosticado de anorexia. "Creo que en tres semanas que estuvo en el Hula la psiquiatra lo vio tres veces", explica su madre. Enseguida matiza que "desde luego, no es culpa de la profesional, es que tienen muchos niños y solo estaba ella en esos momentos".

Hospital de día

El ingreso de su hijo se prescribió desde el hospital de día infanto-juvenil del Hula, un dispositivo que el Sergas puso en marcha en el Hula el año pasado para la atención de niños con trastornos graves. El plan de salud mental de Galicia establece que haya una de esas unidades en cada área sanitaria. Muchos padres de pacientes alabaron el inicio de actividad. Permite intensificar el tratamiento en los casos que más lo precisan y no limitar el seguimiento a las consultas periódicas. Sin embargo, critican que la unidad de salud mental específica para población pediátrica no se dote de más personal. La progenitora de este niño de 12 años cree que la espera desde que la pediatra derivó a su hijo a la psicóloga y a la psiquiatra fue demasiado larga y que se pierde un tiempo clave para intervenir cuanto antes. En general, cualquier paciente con problemas de salud mental se beneficia de un diagnóstico y tratamiento precoz. En el caso de un niño con trastorno de la conducta alimentaria unas semanas pueden ser cruciales.

"El problema de mi hijo es que no conseguía ganar peso, tampoco en el hospital de día", explica, en referencia al comedor terapéutico con el que cuentan en esa unidad, una actividad que pretende contribuir a normalizar su relación con la comida, muy dañada en el caso de esos pacientes.

Mientras que permaneció ingresado en el Hula, aguardando por una plaza en Santiago, recuperó un solo kilo. "Mi hijo hacía muchísimo deporte. Incluso allí, comiendo la dieta que le ponían y pasando las 24 horas sin moverse solo ganó un kilo", explica sobre un chaval que en el momento del ingreso, con 1,64 de estatura, pesaba tan solo 38 kilos.

Esta madre, como el resto de padres que pasan por esa situación, se encuentran a diario preguntando al personal cuándo habrá una plaza en Santiago para sus hijos. "Es una espera horrorosa porque, mientras, parece que no se hace nada, no se avanza nada. Simplemente estás ahí hasta que llegue el momento en que tienen una cama para él", explica.

Cuando un niño es hospitalizado en la unidad compostelana pasa la primera semana sin poder mantener contacto alguno con el exterior, tampoco con sus padres. Pasado ese tiempo, esa madre explica que su hijo "era ya otro". Está subiendo de peso y mejorando en otros muchos aspectos, según observa. "Es una unidad con psiquiatra, psicólogo y endocrino especialista. Los niños reciben terapia y hacen actividades", apunta. Lo que está viendo de la respuesta de su hijo le da esperanza.

Por su parte, la dirección del Hula asegura que "conscientes da importancia e relevancia destes trastornos e da preocupación que xeneran no entorno familiar, o Hospital Universitario Lucus Augusti prioriza sempre a cobertura de todas as ausencias de persoal que se producen nesta unidade".

Explica que, cuando se produce un ingreso como los de estos dos pacientes, que aguardan para ser derivados a la unidad de hospitalización de Santiago, los niños son "atendidos de forma conxunta e coordinada por especialistas en Pediatría e Psiquiatría e recibindo toda a atención médica que precisan en función das necesidades clínicas de cada paciente. Por suposto, en todo momento, os pacientes están atendidos e controlados por persoal especializado".

La gerencia insiste en que es "plenamente consciente" de la "desazón, inquietude e preocupación que implica para as familias este tipo de trastornos da conduta alimentaria, polo que se traballa intensamente para que tan pronto como é posible os pacientes sexan traslados á unidade de trastornos alimentarios de referencia, cando así está indicado polos profesionais. En todo caso, insitir que, mentras tanto, os pacientes son atendidos no Hula por personal especializado en psiquiatría e psicoloxía".

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