Galería de ilustres en la Praza Maior

El busto de Montes luce ya en la plaza principal de la ciudad, junto a otras tan emblemáticas como la de los fundadores o la de Pimentel
El busto de Montes. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera El busto de Montes. VICTORIA RODRÍGUEZ

El busto de Xoán Montes ocupa desde este viernes un lugar privilegiado en la Praza Maior, con lo que se consagra el reconocimiento de Lugo a su compositor más popular y autor de piezas tan emblemáticas como Negra Sombra.

El busto, recién restaurado, atrajo ya la mirada de muchos lucenses, que tienen desde este viernes en esa pieza otro símbolo en el que reconocerse. Y es que Montes se suma a otros vecinos ilustres de la plaza, como Luis Pimentel, que también tiene allí una escultura dedicada, aunque con frecuencia pasa más desapercibida.

Tanto Montes como antes Pimentel ocupan un lugar de referencia en la plaza porque su vida estuvo ligada a ese lugar. En el caso del poeta y médico, allí tuvo su residencia, mientras que el compositor, aunque nacido en Santo Domingo, quedó vinculado para siempre con ese lugar por su relación con tres instituciones vecinas de la plaza: el Círculo de las Artes, la catedral y la Banda de Música, cuyo escenario de referencia es el templete de la música.

La escultura dedicada a Montes aún permanecía vallada este viernes, pero seguramente pronto será otro punto de referencia para hacerse fotos en el corazón de Lugo, como ya lo es también la escultura dedicada a Paulo Fabio Maximo, fundador de la ciudad, y al emperador César Augusto.

La escultura dedicada a los fundadores de la ciudad era hasta este viernes la última instalada en la Praza Maior. Se inauguró en 2007 y muy pronto se convirtió en un hito. Es el punto de referencia en el que se encuentran muchos lucenses y los turistas la convirtieron desde el primer momento en parada obligada para una foto.

Esa singular galería de ilustres de la Praza Maior no acaba ahí, ya que a lo largo del paseo frente al colegio de los Franciscanos se encuentran también varios hitos de granito dedicados a escritores de la tierra, como Rosalía de Castro, que también vivió un tiempo en Lugo, o Manuel María.

Todas esas esculturas llenan el corazón de la ciudad de referentes de su historia cultural y ese homenaje se traslada también a otros escenarios inmediatos, como la confluencia con el Campo Castelo, donde está la estatua de Ánxel Fole, que está también entre las más queridas por los lucenses.

Montes, el último en llegar, logra ahora una reparación histórica, ya que el busto que le dedicó la ciudad permanecía desde 1949 en los jardines de San Roque, donde pasaba casi desapercibido. En sus orígenes ocupó dos ubicaciones diferentes en Santo Domingo.

El traslado es fruto de la campaña realizada por varios colectivos de la ciudad y se materializa tras un proceso de restauración financiado por el área de cultura del Concello y que ha servido para preservar la pieza, pero no para borrar la pátina del tiempo.

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