Estudiar tampoco tiene edad

Los separan más de medio siglo de vida pero ambos estudian en la Uned en Lugo. Natalia, con 20 años, se matriculó en Trabajo Social para compaginar la carrera con el trabajo. Luis, de 74, se embarcó en la universidad con 54 y está a punto de finalizar su segunda carrera
Luis Rodríguez y Natalia Ramírez, frente a la sede de la Uned en Lugo. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Luis Rodríguez y Natalia Ramírez, frente a la sede de la Uned en Lugo. VICTORIA RODRÍGUEZ

Podrían ser compañeros de pupitre pero no lo son porque cada uno hace un grado distinto. Natalia Ramírez Betancour es, a sus 20 años, una de los alumnos más jóvenes matriculados en la Uned en Lugo. Luis Rodríguez Lorasque, con 74, está en el extremo opuesto: es uno de los estudiantes con más edad que hay en el centro.

Pese a ese más de medio siglo de diferencia que media entre ellos, Natalia y Luis decidieron cursar estudios universitarios en la Uned por diferentes situaciones personales. Natalia, porque encontró en la Uned la vía para poder compaginar trabajo y estudios. Luis, porque es la oportunidad que tiene, a su edad, de hacer una carrera universitaria sin moverse de Lugo.

"Este es mi primer año en la Uned y curso segundo de Trabajo Social. El año pasado estuve en Santiago pero, como es una facultad adscrita a la USC, la matrícula es muy alta, cuesta 2.400 euros por curso y pagar la estancia y la comida allá también sale caro. Estuve ahorrando durante un tiempo para pagarme los estudios pero, al final, no me llegaban los ahorros. Incluso, trabajé de camarera para poder costearme la estancia en Santiago pero a costa de pasarme un año sin poder venir a ver a mi madre, que quedó en Lugo. Por eso, decidí mudarme, venirme a vivir aquí, buscar trabajo y hacer la carrera por la Uned", explica Natalia.

Esta joven trabaja en McDonald's como encargada y el horario de su jornada laboral varía dependiendo de las semanas y se alterna entre mañanas, tardes y noches. Aun así, se organiza y puede seguir la carrera.

Natalia Ramírez, de 20 años de edad, y Luis Rodríguez, de 74, son dos de los alumnos más jóvenes y más mayores de la Uned

"Me hago una agenda cada semana y yo misma me pongo las horas que voy a dedicarle cada día a los estudios. Un día, dos horas; otro, cinco... Al final, vengo haciendo 30 horas semanales. Si me paro y no lo hago, me entra la vagancia total y luego me cuesta más. Hacen falta disciplina y fuerza de voluntad", reconoce esta alumna de Trabajo Social.

Pocos jóvenes hay, como ella, en la Uned. La mayoría opta por las clases presenciales en las otras universidades gallegas, principalmente en la USC. La Uned queda para aquellos que no consiguieron plaza en la universidad presencial por no tener la nota mínima en la prueba Abau -aquí no hay nota de acceso- y también para los que, como Natalia, optan por trabajar y pretenden compaginar un empleo con los estudios. "Jóvenes de mi edad hay pocos y los que hay es porque, generalmente, están trabajando. Mayores de 25 años sí hay más. La Uned es una gran cosa para la gente que, como yo, no tiene la oportunidad de estudiar fuera de Lugo por cuestiones económicas u otras circunstancias de la vida", afirma Natalia.

Luis Rodríguez Lorasque se enroló en la Uned por puro placer. En su caso, está acabando Historia del Arte por la Uned y también está haciendo un doctorado en Humanidades por la USC sobre la película y la novela El mercader de Venecia, escrita por Shakespeare. Exempleado de banco retirado con 58 años, Luis no pudo ir a la universidad de joven y se conformó con los estudios de Peritaje Mercantil, los únicos que se podían hacer en Lugo además de Magisterio, carrera por la que nunca sintió vocación.

"Yo estudio ahora por hobby, no por necesidad. Cuando era joven, quería ir a la universidad pero mi familia no podía enviarme fuera de Lugo y me adapté a lo que había aquí. Comencé a trabajar en el Banco Castellano, en Segovia, y acabé en el Santander, en Lugo. Pasé por todos los bancos sin yo quererlo, de absorción en absorción. Fui apoderado de todos y cuando tenía 58 años me jubilaron. No me gustaba la banca pero no quería marchar. Sin embargo, si te ofrecen tener que irte a Madrid y dejar tu familia aquí con esa edad, es la opción que te queda", cuenta Luis.

Cuatro años antes de la prejubilación, Luis decidió matricularse en Humanidades, en la USC, carrera que terminó a los 59 para continuar dos años más con los cursos de doctorado. Después lo intentaría con Periodismo, en Santiago, a donde viajaba a diario -"me marchaba a las siete y volvía a las tres", cuenta- y donde solo hizo primero, y más tarde, con Geografía e Historia, que también empezó en la Uned, a los 65, y no concluyó para pasarse, finalmente, a Historia del Arte.