Un joven que esgrimió dos cuchillos a las puertas de un bar de Lugo porque el propietario no le dejaba entrar, y además amenazó a un Policía, reconoció los hechos y aceptó una condena de seis meses de prisión. El acusado reconoció que en el momento del altercado -la noche de Reyes del pasado año- padecía una fuerte adicción al alcohol, por lo que posteriormente decidió someterse a un tratamiento de deshabituación, que continúa con éxito en la actualidad. Por este motivo, las partes aceptaron suspenderle la pena de cárcel, a condición de que no vuelva a delinquir en tres años y continúe el tratamiento.
Según quedó recogido en el escrito de acusación de la Fiscalía, el 5 de enero de 2018, sobre las nueve y cuarto de la noche, el acusado acudió a un bar de la capital y el propietario no le permitió la entrada, por lo que le dirigió varios insultos y se marchó. Sin embargo, quince minutos más tarde, el joven regresó al establecimiento, "mostrando una actitud agresiva y amenazante" y golpeó el cristal de la puerta de acceso, al mismo tiempo que instaba al dueño a salir al exterior, manteniendo en todo momento una mano dentro de uno de sus bolsillos.
El joven está a tratamiento por su adicción al alcohol y no ingresará en prisión si lo continúa
Al observar su actitud, un agente de la Policía Nacional que se encontraba en ese momento en el exterior del local, fuera de servicio y vistiendo de paisano, se acercó al joven y le pidió que se marchara. Además, le dijo que había menores dentro del establecimiento y le pidió que no montará follón.
En ese momento, el acusado, "haciendo caso omiso a dicha advertencia", abrió la puerta del bar y comenzó a insultar a todas las personas que había en el interior. El agente se identificó como Policía Nacional y el joven sacó del bolsillo un cuchillo de cocina -de unos 19 centímetros de hoja- y lo amenazó con él, al mismo tiempo que le decía: "me da igual que seas madero; me comes el rabo. Ven si tienes cojones, que te mato". Acto seguido, sacó de la espalda otro cuchillo de cocina, de la misma medida, y lo esgrimió hacia él.
El agente entró en el establecimiento y cerró la puerta con llave para evitar que el acusado entrara, mientras que el chico permaneció a las puertas del local esgrimiendo las armas. Finalmente, llegaron varias patrullas y el joven huyó corriendo del lugar.