"Siete de diez mujeres reconocieron sentirse solas en la crianza"

Ser mujer, conciliar y no sentirse culpable fue uno de los temas tratados este martes por Maite Egoscozábal, socióloga del Club de Malasmadres, en la Diputación
Maite Egoscozábal. EP
photo_camera Maite Egoscozábal. EP

El reto de cumplir con el rol de madre y no por eso dejar de desarrollarse profesionalmente, sin llegar a sentirse culpable, fue uno de los temas abordados este martes por la socióloga del Club de Malasmadres y la asociación Yo no Renuncio, Maite Egoscozábal, que participó, junto con la abogada Paula Fraga, en la jornada ‘Querémonos vivas, libres e iguais’, en la Diputación.

¿Cuál es su función en la asociación y en el club?
Mi trabajo consiste en hacer un estudio sociológico sobre esta situación, testar cómo viven las mujeres la conciliación y el malestar que les crea y ver lo que hay detrás de renunciar, totalmente o en parte, al mercado laboral cuando son madres con reducciones de jornadas, excedencias o la asunción de puestos con menos responsabilidad. Son renuncias impuestas por una estructura social que no te permite ser madre con libertad. Y donde, al final, la mujer asume roles y estereotipos de género vinculados a la figura de cuidadora principal.

Van ya muchos años de lucha feminista pero los avances, en esta cuestión, son todavía pequeños.
Hay pequeños cambios pero el machismo siempre reaparece de distintas formas. En la pandemia, parecía que los hombres se implicaban más porque estaban en casa pero, al final, los roles tradicionales siguen presentes.

¿A veces no somos las mujeres las más reticentes al cambio social asumiendo ese tipo de rol?
Las mujeres nos sentimos más plenas cuando cumplimos con ese rol de cuidadoras principales pero el cuidado no debe recaer solo en nosotras, debe corresponsabilizarse la pareja y también contar con el apoyo de los servicios sociales. Porque, al final, lo que ocurre es que vivimos la maternidad en soledad. De hecho, en una encuesta que hicimos, siete de cada diez mujeres reconocieron que se sentían solas en la crianza.

Sin embargo, parece que a los hombres les resulta bastante más fácil desvincularse.
Es por el aprendizaje que recibieron. Los roles es algo que aprendemos desde pequeños como las creencias o los valores. Es como un grifo que gotea constantemente y que nos va empapando. Los hombres no tienen este rol de cuidadores principales y, por lo tanto, dedicarse más al trabajo que a la familia es algo que no lo viven con la misma culpa que una mujer. En cambio, nosotras tenemos que desvincularnos para no llevar la mochila cargada de culpa y tendremos que encontrar el equilibrio entre estar ahí con la familia pero también que haya otra red de personas que puedan estar.

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