Xosé Chorén, cabeza de lista de Lugonovo, es de los que piensa que, cuando vota, el pueblo no se equivoca. Como los budistas, con esa sentencia de aceptación que reza que 'Lo que sucede, conviene', Chorén defiende su firme convicción de que "os resultados son os que son e o que o pobo elixe é o que Lugo necesita", explica.
Al frente de una candidatura que ahora tenía tres concejales y que desaparecerá del gobierno municipal que se forme a mediados del mes que viene, reconoce que el hecho de que solo quedasen dos caras de las que recogieron el acta de edil en 2015 no les ha ayudado. Sin embargo, está convencido del "gran traballo que se fixo nestes últimos catro anos", con iniciativas consolidadas que lograron una buena respuesta de los vecinos, como promover la declaración de ciudad gastronómica o de las fiestas exentas de sexismo.
Admite que puede no haberse comunicado bien, pero también que el 26-M fue una convocatoria electoral particularísima. "A dúas semanas doutras eleccións quen cambia o voto?", se pregunta. Por esa proximidad en el tiempo, el voto emitido en las generales mantenía su peso, uno mayor que el que hubiera tenido en otras municipales. Además, cree que en esta ocasión y por ese mismo motivo, no funcionaron las máximas que suelen aplicarse a las municipales, como que lo que importa son las personas, más que las siglas.
Cree que se hizo una campaña "entregada" y en la que sus compañeros "botaron os restos". "Teño que estar moi agradecido a toda a xente que participou", reconoce. A su juicio, además, tenía el especial interés de que estaba muy centrada en la ciudad, en iniciativas concretas que no precisan del respaldo de otras administraciones para llevarse a cabo.
Ya ha vuelto a su puesto de Correos y sigue inscrito en Lugonovo, dispuesto a colaborar en cualquier inciativa que se plantee. "É xa unha cuestión de cortesía persoal. Eles apostaron por min para este proxecto", apunta Chorén.
