Ya está aquí el pájaro bribón

El cuco ya se escucha en Lugo. El canto del pájaro astuto que cría en nido ajeno es todo un símbolo de la llegada de la primavera, pero no es fácil verlo, porque tiene hábitos solitarios

Dice el refrán, y no falla, que "entre marzo y abril, sale el cuco de su cubil". El canto de ese pájaro es todo un símbolo de la primavera y, por eso, en Lugo se desata cierto entusiasmo cada año cuando se le vuelve a escuchar.

De hecho, es ya un clásico que algunos lucenses anuncien la llegada del cuco a través de las páginas de El Progreso. No falla el aviso de Jorge de Vivero o el de Chao de Zarrido, y este año también dos mujeres escribieron contando que ya habían escuchado el cuco.

A Lugo, dice De Vivero, solían llegar siempre en abril, pero hace ya años que se les suele escuchar en marzo, a veces incluso por San José, quizás como consecuencia del cambio climático, cree.

Todos dan cuenta de que ya se ha oído el cuco en Lugo. Más difícil es que den pistas de dónde verlo. Y es que "es un pájaro huidizo, errante", advierte De Vivero, que sí detalla que es un ave al que no le gusta el bosque cerrado y al que no se verá en pinares o eucaliptales.

En Lugo es fácil escuchar el cuco porque es un ave a la que le gusta la campiña. Eso supone que tiene muchos espacios en los que asentarse en el entorno de la capital y el canto llega "porque se oye a un kilómetro", dice De Vivero.

Cuenta que él suele acudir a avistarlo a pastizales del entorno de la capital. Pero no es fácil verlo porque, además de tener hábitos solitarios, no es un pájaro grande ni especialmente vistoso. Tampoco es muy abundante, a pesar de que es una especie extendida.

Esa presencia difusa ayuda al mito de un pájaro tan tan avispado que hasta se han acuñado expresiones como "es muy cuco" para referirse a alguien astuto.

Esa fama le viene, en realidad, de su hábito de depositar sus huevos en nidos ajenos para que sean otras especies las que los críen.

Tienen esa estrategia muy desarrollada. Vigilan los nidos ajenos y eligen en cuáles van a criar. Ponen cuatro huevos, cada uno en uno de los nidos que han decidido colonizar y, para no delatarse, destruyen uno de los huevos de los pájaros de los que se van a aprovechar.

Jorge de Vivero: "Solían llegar en abril, pero hace años que ya se les suele escuchar en marzo, quizás llegan antes por el cambio climático"

Esa astucia no se limita a los adultos. Nada más romper la cáscara, las crías también se deshacen de sus "hermanos adoptivos", con lo que consiguen quedarse con todo el alimento que llega al nido. "Incluso cuando sobrevive alguno de los otros polluelos, al final acaba muriendo de hambre porque la boca del cuco es más grande y los padres optan por alimentarle a él", detalla De Vivero.

Son auténticos okupas, pero los pájaros colonizados ni se enteran de que les han colocado un huevo ajeno ni de que están criando un pollo de otra especie. De hecho, suelen colonizar nidos de aves más pequeñas y hay muchas fotos en las que se ve cómo los pájaros que creen ser sus padres, mucho más pequeños, se suben al lomo del cuco para poder alimentarlo.

Su supervivencia depende, de hecho, de esas aves colonizadas, porque los padres dejan los huevos y nunca vuelven con las crías.

"Son tan curiosos que parecen de fantasía", dice Jorge de Vivero para hablar de los cucos, que producen su singular sonido con el pico cerrado. A tan peculiares aves se les podrá escuchar cantar en Lugo hasta septiembre, momento en el que inician su emigración hacia el África subsahariana.

Primero inician la migración los adultos y, después, guiados por el instinto, se marchan las crías en cuanto están en condiciones de dejar el nido ajeno.

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