Un policía local fuera de servicio frustra un robo en dos casas en Saa

Siguió a una furgoneta que llevaba la matrícula trasera tapada y esa labor de vigilancia hizo que los dos cómplices del conductor desistiesen del golpe que estaban dando en dos viviendas

 

Alejandro, el policía local que frustró el robo. SEBAS SENANDE
photo_camera Alejandro, el policía local que frustró el robo. SEBAS SENANDE

No era la primera vez que le sucedía, pero sí la primera a plena luz del día. Alejandro, un policía local de Lugo, frustró el pasado domingo, cuando estaba fuera de servicio, el robo que se estaba cometiendo en dos viviendas unifamiliares de la parroquia de Santiago de Saa.

"¿Si no nos ayudamos...? Yo lo hice por mis labores profesionales, pero seguro que algún vecino hubiera hecho lo mismo", afirmaba este martes el agente, que le restaba importancia a su intervención.

El pasado domingo cuando se dirigía en su turismo particular hacia Cuiña a comer, poco antes de las tres de la tarde, se cruzó en la carretera con una furgoneta de color blanco, que captó su atención. A través del retrovisor, se dio cuenta de que llevaba la matrícula trasera tapada con una tela de color negro.

Pensó entonces que se podía tratar de un vehículo robado. Dio la vuelta e intentó seguirlo, pero lo perdió de vista. Examinó varios cruces hasta que lo encontró metido en una pista de tierra, "con mucha vegetación, por la que solo deben transitar tractores", precisó. Estaba parado. Entonces se quedó a la entrada de ese sendero para vigilar los movimientos de su único ocupante. Avisó a sus compañeros de servicio y les facilitó la matrícula para que comprobasen si había alguna denuncia. Solo constaba que estaba a nombre de un vecino de Rábade.

Cuando el conductor se bajó de la furgoneta y le hizo un gesto con el brazo, como reprendiendo a Alejandro por estar allí parado, este lo reconoció. Había coincidido con él en algunas intervenciones policiales, aunque nunca lo detuvo.

El sospechoso también debió reconocer al agente porque se apresuró a subir al vehículo, arrancó y aceleró.

El policía local de nuevo lo siguió. A la altura de Santiago de Saa vio como paraba y se subían dos personas que salían precipitadamente de una finca en la que hay dos casas, que estaban deshabitadas. "Pensé que a lo mejor habían cogido dinero o joyas, porque no llevaban encima ninguna mochila con objetos".

Alejandro se quedó custodiando esa propiedad hasta que llegaron sus compañeros de la Policía Local que estaban de servicio. Cuando inspeccionaron la finca se encontraron con que estaba reventada una de las láminas de cristal de la puerta de acceso de la vivienda unifamiliar de más reciente construcción y forzada la hoja inferior de la de la más antigua.

BOTÍN. Delante de una de las casas estaban en el suelo una caja de herramientas y una manguera de cable, entre otros objetos, como si los hubiesen abandonado los ladrones en su atropellada huida al ser descubiertos.

Alejandro supone que el conductor de la furgoneta estaba "haciendo tiempo", para lo que buscó algún emplazamiento alejado de las casas para "no levantar sospechas", y después, cuando lo avisasen a través del teléfono móvil, recoger a sus dos cómplices, una vez que terminasen de dar el golpe. Pero este policía local les echó todo el plan por tierra.

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