Agresión en Nochevieja: "Oímos que pedía socorro y salimos corriendo los tres"

Tres vilalbeses pusieron en fuga al agresor de la menor cuando ya la tenía en un garaje ► El detenido, de 36 años, fue enviado a prisión: "No me comporté como un hombre" 
Luis, Iván y Bruno, los tres vilalbeses que retuvieron al agresor. SILVIA IGLESIA
photo_camera Luis, Iván y Bruno, los tres vilalbeses que retuvieron al agresor. SILVIA IGLESIA

Iván, Luis y Bruno son tres amigos de Vilalba que estaban pasando la Nochevieja en Lugo. Serían las cinco y pico de la mañana, recuerda Iván, cuando se dirigían a un pub en el que los esperaban sus novias. Antes de llegar a la Praza de Bretaña, en dirección a Marina Española, vieron algo que les llamó mucho la atención: una chica con el vestido subido hasta arriba y sin bragas caminaba dando tumbos agarrada de un hombre. "Nos llamó mucho la atención", cuenta Iván, "y decidimos seguirlos por si le pasaba algo. En un momento la oímos gritar y salimos corriendo".

Su actuación no pudo evitar lo que ya había sucedido antes, que según estimaron tanto la jueza de guardia como la Fiscalía había sido tan grave como para que este jueves el hombre fuera enviado a prisión sin fianza acusado de agresión sexual, pero al menos sí impidió que la menor, de 16 años, viviera peores momentos. Según el testimonio de Iván, el detenido ya había metido a la chica en el hueco de entrada de un garaje. "Oímos que gritaba socorro y no, no y salimos corriendo los tres".

Al verlos, el agresor se dio a la fuga, pero lo alcanzaron. "Corría bastante y cuando lo cogimos al principio se resistía, pero enseguida se quedó quieto. Mientras Luis y yo nos quedamos con él a la espera de la Policía, Bruno fue a ayudar a la chica", explica Iván, que también recuerda que el acusado les dijo "que no se había portado como un hombre".

La acusación cambió de abuso a agresión sexual porque la menor declaró que la golpeó y que la penetró con los dedos

Estos tres jóvenes, dos de Codesido y uno de Vilalba, contaron también con la colaboración de tres chicas que pasaron por el lugar y se quedaron para ayudar a la menor, que estaba tumbada en suelo prácticamente inconsciente, y de una patrulla de la Guardia Civil, que esperó con ellos hasta la llegada de la Policía Nacional, que también llegó con rapidez. La menor fue trasladada al Hula, donde se le realizaron diversas pruebas.

VIOLACIÓN. Estas primeras pruebas, según pudo saber este diario, determinaron que no había señales de penetración, por lo que en un primer momento la acusación contra el detenido fue de abuso sexual. Sin embargo, esta cambió este jueves a agresión sexual una vez escuchado el testimonio de la víctima, una chica colombiana, al igual que el presunto agresor.

Diversas fuentes confirmaron a El Progreso que la menor explicó que estuvo de botellón en la zona de la catedral, que bebió mucho y que a partir de un momento no recuerda casi nada hasta que se encontró andando por la calle con ese hombre, que le hablaba como si la conociera. Al parecer, declaró que le había propuesto en varias ocasiones tener relaciones y que le había realizado tocamientos en contra de su voluntad, hasta que en un momento se puso tan violento que le golpeó en la boca y que llegó a introducirle los dedos en la vagina, por lo que se trataría de un delito de violación consumada.

Según el parte médico, la chica presentaba en efecto una contusión en el labio, además de otras en las rodillas, si bien no recordaba cómo se había producido estas. Pese a que el detenido negó en todo momento haberse propasado con la menor de edad, la jueza entendió que no pudo dar una explicación razonable al hecho de que huyera cuando fue sorprendido por los tres chicos.

El detenido asegura que solo trataba de ayudar y que era ella quien le pedía que la besara
La versión que ofreció el detenido, según explicaron a este diario fuentes conocedoras de la investigación, fue totalmente diferente. Se trata de un hombre de nacionalidad colombiana, de 36 años, casado y sin antecedentes de ningún tipo.

En su declaración aseguró que se encontró a la chica en la zona peatonal de la muralla, frente a la estación de autobuses, vomitando y ya con el vestido subido y sin ropa interior. Dijo que se ofreció a ayudarla a ir a casa y que ella le iba diciendo por dónde era. Mientras caminaban, explicó, él le iba bajando el vestido, pero como ella iba borracha se iba doblando cada poco y cada vez que lo hacía el vestido se le volvía a subir. A la vez, ella le iba diciendo "regálame un beso" y que incluso un par de veces le dijo "fóllame".

Explicó que cuando se puso a gritar, él le decía "calla, que no te estoy haciendo nada", pero que cuando vio llegar corriendo a los otros tres chavales se asustó y por eso salió corriendo, pero que luego se dio cuenta y esperó tranquilamente a que llegara la Policía porque él no había hecho nada.

Otro punto que al parecer no se pudo aclarar es por qué los testigos declararon que al principio él les dijo que conocía a la chica pero luego les reconoció que no. Al respecto, el detenido negó ese extremo y declaró que en ningún momento dijo que conociera a la menor, e insistió en que su única intención era ayudar a la joven, porque si a él una mujer le pide ayuda, va con ella.