Mirian Vázquez, la sonrisa que nunca logrará apagar el cáncer

La joven falleció tras afrontar seis recaídas de un tumor diagnosticado en 2007 ► La iglesia de Albeiros despedirá a la joven este martes, a las cinco, en una misa de funeral

Miriam Vázquez. EP
photo_camera Miriam Vázquez. EP

No es posible verla de otra manera. Mirian Vázquez Pérez se marchó este domingo, tras once años de lucha contra el cáncer, pero ni en sus últimos momentos -ella, como siempre- dejó de mostrar su sonrisa. Así lo contaba su padre, José Manuel Vázquez Castro, presidente de la asociación Somos Unidos por el Cáncer, colectivo que él y su mujer, Marián, pusieron en marcha con el fin de ayudar y conseguir más recursos para todos los enfermos y sus familias.

Mirian, de 25 años, falleció a las once y media de la mañana en el Hula, donde llevaba un par de semanas ingresada tras un agravamiento de su enfermedad, de la que había experimentado una ligera mejoría en los últimos días. Mirian será despedida este lunes en la intimidad y este martes, a las cinco, habrá una misa de funeral en la iglesia de Albeiros. Se la vela en el tanatorio Fernández de As Gándaras.

Su marcha dejó huérfanos a los seguidores de su blog, quedamuchavida.blogspot.com -donde el pasado 9 de octubre hacía su última entrada apostando por la vida, pese a su último diagnóstico del que dijo que "no es lo que quería escuchar"- pero también a sus amigos y compañeros de la fundación Tic -donde hizo un ciclo superior de Producción Audiovisual y Espectáculos-, de la facultad de Comunicación Audiovisual de A Coruña -donde se graduó- y de los jugadores y el equipo técnico del Cafés Candelas Breogán, donde hacía prácticas como comunicadora creando contenidos multimedia para las redes sociales.

El propio entrenador, Natxo Lezkano, tuvo este domingo unas palabras de recuerdo para Mirian tras el partido: "Antes que nada me gustaría decir que es un día triste para nuestra familia breoganista. Se nos ha ido una persona muy especial, muy querida por nosotros. Queríamos brindarle un triunfo, pero no ha podido ser. Desde aquí queremos mandarle fuerzas a su familia y amigos y seguro que, donde esté, tendremos la mejor de nuestras seguidoras".

La marcha de Mirian no pasó desapercibida en las redes. Cientos de mensajes se agolpaban, ya a primera hora de la tarde, en Instagram, Twitter -donde dejó su pésame el Breogán- y Facebook.

No hay palabras para describir la actitud de Mirian en los once años de lucha contra estos tumores a los que ella -siempre, con humor- ponía nombres. Pese a lo que tenía encima, Mirian disfrutaba de las verbenas de la Panorama -de la que era fan-, de los viajes con sus amigas -el pasado verano fue a Barcelona justo después de una transfusión-, de sus estudios -desde que se le presentó el cáncer, en la Eso, y tuvo que recibir clase en casa hasta que se graduó en la universidad, con mucho esfuerzo personal y el apoyo de sus compañeros- y de su trabajo -le encantaba comunicar y hacer fotos y vídeos-.

Su actitud era una lección de vida. Era imposible salir de una entrevista con ella sin una sonrisa en la boca, aunque el tema de la conversación fuese muy dramático. De las cosas buenas que tiene este oficio está el de conocer a personas como ella, que siempre pueden aportar algo a tu experiencia personal, no solo profesional. Hablar con Mirian era algo así. Desde que le hice a ella y a su madre la primera entrevista, siendo todavía adolescente y ya con esta misma actitud positiva, hasta la última, el pasado agosto, cuando no dudó en contar sus últimas batallas con Ambrosio, Filete y Canicas, algunos de los tumores contra los que se peleaba a diario desde hace año y medio.

Fueron seis recaídas en once años. Probablemente, celebraría o estaría a punto de celebrar su undécimo "cumpletumor", previsto para este mes. Por sorprendente que parezca, ella lo explicaba así en su última entrevista: "Cada "cumpletumor" es como una oportunidad nueva que me da la vida. Obviamente, preferiría estar sin tumor pero cada año que pasa yo lo veo como una oportunidad de aprender, disfrutar y vivir".

Ese era tu lema. Vivir, Mirian, sin dejar de sonreír. Por eso mismo, tu sonrisa nunca se borrará de tu recuerdo. Ahí sí que, probablemente, le hayas ganado la batalla definitiva al cáncer.

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