Tratamentos biolóxicos

Estas terapias usan organismos vivos, sustancias procedentes de organismos vivos o versiones producidas en el laboratorio de tales sustancias para tratar enfermedades

EL SIGLO XX fue el siglo de los tratamientos basados en la química. Al descubrimiento inicial de la aspirina se fueron incorporando progresivamente un arsenal de novedades terapéuticas cada cual más innovadora. Sin embargo, comprender el funcionamiento de las células y el mecanismo causal de las enfermedades ha supuesto un avance considerable a nivel terapéutico.

Ahora ya se conocen las enzimas y proteínas que participan en la replicación de las células. También se han identificado las moléculas que provocan el proceso inflamatorio de las enfermedades inmunológicas y hemos entendido porqué determinadas células expresan ciertos factores y no otros.

Las terapias biológicas como hormonas, proteínas, anticuerpos… van dirigidas de forma muy específica frente a un funcionamiento alterado de las células y que origina la enfermedad.

Van dirigidas de forma muy específica frente a un funcionamiento alterado de las células y que origina la enfermedad

Inicialmente, estas proteínas se obtenían a partir de sangre humana, pero su riesgo de contaminación, la crisis de las vacas locas y el escándalo de la hormona del crecimiento fabricada a partir de glándulas hipofisarias de pacientes muertos han llevado a los fabricantes a plantear un enfoque diferente, más seguro, que elimine cualquier riesgo de infección.

Producción química

La producción de estas proteínas mediante la química ha resultado bastante compleja, por lo que los investigadores han decidido utilizar organismos vivos para fabricar la proteína deseada, los denominados microorganismos recombinantes.

El proceso de fabricación de estos anticuerpos requiere del desarrollo de unas células especiales, en cultivo, que fabrican la droga y luego de numerosos procesos de purificación para llegar al producto final. Al ser su fabricación por células vivas y no por procesos químicos reciben el nombre de drogas biológicas y así nació la bioterapia. La primera proteína creada de este modo fue la insulina.

Todas estas sustancias pueden ser modificadas, inactivadas o destruidas por el sistema digestivo, por lo que solo se pueden administrar por vía parenteral (en forma de inyecciones).

Esta complejidad del proceso y del mantenimiento de las células en cultivo conlleva que estos tratamientos resulten muy caros en comparación con los tratamientos tradicionales.

Por otra parte, su fabricación depende directamente del tipo o línea celular utilizada, por lo que no pueden existir copias o genéricos de estos productos. Por este motivo, las versiones posteriores de estos productos biológicos reciben el nombre de biosimilares.

Cronificar el cáncer

Estas terapias especializadas han conseguido, especialmente, que los cánceres se conviertan en enfermedades crónicas, pero también resultan altamente eficaces en enfermedades como la artritis reumatoide, hepatitis, esclerosis múltiple...

Los fármacos biológicos utilizados en Reumatología son inhibidores selectivos de las moléculas que provocan la inflamación. Estas nuevas técnicas biológicas permiten producir anticuerpos capaces de bloquear proteínas. Estos anticuerpos se llaman anticuerpos monoclonales y así podríamos actuar en distintos momentos del proceso inflamatorio, deteniendo este proceso y que tiende a destruir la articulación.

Se han identificado diferentes proteínas activas que participan en el proceso inflamatorio y se han desarrollado anticuerpos contra ellas. Entre estos cabe destacar el factor de necrosis tumoral, la interleukina 1 y la interleukina 6, lo que su utilización origina la mejoría del dolor, rigidez, inflamación y fatiga que presentan estos enfermos.

La aparición de los medicamentos biológicos ha supuesto una revolución en el tratamiento de la artritis reumatoide, ya que en muchos casos han conseguido la remisión de la enfermedad.

Efectos secundarios y reacciones

Los efectos secundarios varían según el tipo de tratamiento. Sin embargo, el dolor e irritación de la piel en el sitio de la inyección es bastante común. Como norma general los agentes biológicos no deben utilizarse en pacientes con infecciones y es imprescindible descartar la tuberculosis antes de iniciar el tratamiento.

Actualmente, se prescribe uno u otro tipo de fármaco biológico, atendiendo a las características clínicas de los enfermos. El reto consiste en «avanzar en el desarrollo de la medicina personalizada y poder identificar la terapia biológica más adecuada para cada paciente».

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