Sobre las cinco de la madrugada del lunes, algunos vecinos del lugar de Cunchidos, en Estribela (término municipal de Pontevedra, en el límite con Marín), escucharon gritos procedentes de una casa okupada. Conscientes de que es frecuentada por personas con drogodependencia y con antecedentes policiales, no le dieron importancia.
Sin embargo, minutos después advirtieron la llegada de numerosos agentes uniformados. Los primeros en llegar, miembros de la Policía Local de Marín, detenían a un hombre que salía custodiado y con restos de sangre. Se había producido un brutal crimen.
La víctima, una mujer de 33 años con antecedentes policiales, era vecina de la vivienda okupada en la que ocurrieron los hechos. El presunto autor, un hombre de unos 47, de nacionalidad portuguesa, frecuentaba el lugar, si bien algunas fuentes señalan que no residía allí de forma continuada. Ambos padecen adicción a las sustancias estupefacientes, y esa línea de investigación es la que toma más fuerza en relación con lo ocurrido: asuntos de drogas.
La Policía Nacional, que tomó las riendas de las pesquisas, desplazó a un amplio equipo de especialistas en Científica para recabar huellas. El fiscal Ignacio Saiz permaneció en el lugar hasta el levantamiento del cadáver. Las causas concretas de la muerte se conocerán con el resultado de la autopsia, pero fuentes policiales explicaron que la mujer presentaba heridas de arma blanca y golpes en distintas partes del cuerpo, incluida la cabeza, lo que indica la crudeza de lo sucedido.
Sobre las 10.00 horas, la autoridad judicial ordenó el levantamiento del cadáver. El detenido se halla en los calabozos de la Comisaría de Pontevedra. Su destino será la prisión de A Lama.
Intento de homicidio en febrero
El pasado mes de febrero, otro asunto también relacionado presuntamente con las drogas derivó en un intento de homicidio en Estribela. En esa ocasión, un joven de 29 años, vecino de Marín, escapó a duras penas de un coche ardiendo en cuyo maletero había sido encerrado.
La víctima, soldador de profesión, logró salir del vehículo por su propio pie, haciendo uso de los asientos traseros del coche, pero sufrió quemaduras en varias zonas del cuerpo, entre ellas un brazo y las piernas.
"Se libró de una buena", indicaron testigos presenciales, que vieron cómo el coche quedaba completamente calcinado. Los residentes de la zona añadieron que se habían registrado explosiones y se vieron claramente las llamas que salían del vehículo.
