Graíces se queda sin campanadas

Los repiques en este pueblo de A Peroxa se ciñen ahora a la llamada a misa y no marcan horas ▶ Es la medida adoptada tras las quejas de una vecina recién llegada por los ruidos de la iglesia

La iglesia de Graíces y, al fondo, el pazo adquirido por la mujer denunció los ruidos. MARTIÑO PINAL (LA REGIÓN)
photo_camera La iglesia de Graíces y, al fondo, el pazo adquirido por la mujer denunció los ruidos. MARTIÑO PINAL (LA REGIÓN)

Esta Nochevieja, salvo sorpresa, no habrá campanadas en Graíces, un pequeño núcleo del municipio ourensano de A Peroxa. La explicación está en las quejas de una mujer recién llegada al pueblo sobre el ruido de los repiques, lo que llevó a la parroquia a suprimirlos a horas en punto y reservarlos solamente a los momentos previos a las misas. El resto de vecinos apenas tienen trato con la denunciante —que reside en Londres y pasa unos días al año en Graíces, en un pazo que adquirió al lado de la iglesia— y lamentan que no haya intentado consensuar con ellos una solución en lugar de acudir directamente a la vía legal. "Podía haber falado con nós e mirar de quitar as badaladas en certas horas cando ela estea aquí, pero fíxoo todo polas bravas", lamentaba una vecina ante las cámaras de la TVG.

También creen en el pueblo que las quejas son exageradas. Y lo cierto es que Graíces es un lugar idílico en el que el silencio solo se ve interrumpido por el piar de los pájaros, los mugidos de alguna que otra vaca y las campanas. Nunca hasta la llegada de la nueva vecina, hace algo más de un año, había habido protestas por ruidos. De hecho no hay ningún establecimiento nocturno —consecuencia de que no queden jóvenes en el pueblo—, pero los inspectores se plantaron hace un mes en la iglesia con el mismo artefacto medidor que se suele utilizar en bares y pubs. Y constataron que la denunciante, que había puesto la situación en conocimiento de la Valedora do Pobo, llevaba razón: las campanas doblan 14 decibelios por encima de lo permitido por ley.

A la parroquia no le quedó otra que acatar la realidad normativa y ponerse a buscar soluciones. Estudian cómo disminuir el volumen de los tañidos, el único remedio definitivo, pero aseguran que se trata de un proceso complicado y que "levará tempo". María Ángeles Iglesias, la sacristana de la parroquia, da la explicación técnica: "Hai un mecanismo electrónico que activa as campás e permite modular a frecuencia e a hora á que tocan, pero en cambio non se pode modificar a intensidade do son".

La medida de limitar las campanadas a la llamada a misa es solo un parche mientras se estudia cómo adecuar el sonido a la ley

Mientras intentan dar con la tecla, la solución temporal —adoptada esta misma semana por el consistorio de A Peroxa— pasa por hacer tañer las campanas antes de cada misa pero nunca para marcar las horas, como había ocurrido desde que tienen memoria los más mayores del lugar.

"MOLÉSTALLE O CEMITERIO ". Las reacciones no se han hecho esperar, casi todas en forma de críticas hacia la nueva vecina por "intentar acabar cun costume de toda a vida", como observaba un lugareño. Uno de los más molestos es el propio párroco de Graíces, Rafael Nogueira, quien se pregunta "por que esta muller, que ten tantos problemas cos ruídos, merca un pazo xusto a carón da igrexa". "É a primeira vez que alguén se queixa das campás", prosigue el cura en declaraciones a Televisión de Galicia, e informa de que no es la primera vez que la denunciante vierte quejas sobre costumbres del pueblo, incluida su arquitectura. "Tamén se queixou de que non lle gustaba a estética das cruces nos panteóns do camposanto. Que pasa, que cando comprou a casa non se percatou que está xusto a carón das campás da igrexa e do cemiterio?", ironiza de nuevo.

Pero pese al malestar general que personifica el párroco, y salvo una medida extraordinaria de última hora, las campanas de la iglesia no doblarán esta Nochevieja, en la que los vecinos de Graíces deberán enterarse por televisión de la entrada de 2019.

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