"Con el covid persistente es como si se te fundieran los plomos, te quedas sin energía"

La Fundación Neuroburgas, que desde 2012 trata en Ourense a personas con daño neurológico desde una perspectiva integral, cuenta con una unidad para pacientes de covid prolongado que aborda una afección con síntomas tan heterogéneos que muchas veces pasan desapercibidos
Fernando Villarino.EP
photo_camera Fernando Villarino.EP

¿Qué es el covid persistente?

La Sociedad Española de Medicina General hizo un estudio en noviembre donde se definía el perfil tipo del covid persistente. Es un paciente que no fue hospitalizado, que pasó la fase aguda de la infección en casa, y que tiene síntomas de covid más allá de doce semanas. Sería una mujer de entre 36 y 50 años —que son más del 50% de los casos— sin factores de riesgo y que presenta una media de 36 síntomas, aunque se describen más de 200 y son muy heterogéneos.

¿Qué síntomas podrían ser los más característicos?

La fatiga y el malestar general se presenta en el 95% de los casos. Entre las alteraciones neurológicas, que abarcan las psicológicas, el dolor de cabeza se da en el 86% y los problemas de atención y concentración en el 78%. Los mareos, problemas de memoria, de bajo estado de ánimo, alteraciones del sueño, ansiedad... son otra constante. También la disnea: la sensación subjetiva de falta de aire aun a pesar de saturar bien.

"El objetivo es aliviar los síntomas del paciente, mejorar su calidad de vida y acompañarlo en su travesía por el destierro"

¿Cómo empezaron en junio el trabajo con estos pacientes? Porque por entonces no habría un conocimiento muy preciso del tema.

Con la aparición de cada vez más pacientes y con las publicaciones de científicos ingleses sobre el ‘long covid’, nos interesamos cada vez más por este perfil. Son muy complejos. El abordaje tiene que ser multidisciplinar y, de hecho, hacemos un enfoque muy funcional de la valoración. El paciente llega y el terapeuta ocupacional, que en los servicios de salud ingleses es el profesional de referencia, le hace una valoración funcional —test físicos, psicológicos y cognitivos...—. Después establecemos un tratamiento multidisciplinar con todas las especialidades que tenemos en función de sus necesidades y abordamos la parte social del paciente, el entorno, la familia, la parte económica... Además, en un paciente con covid persistente no hay ninguna prueba que pueda confirmar el diagnóstico; lo hace el servicio de Medicina Interna a través de la entrevista, de la sintomatología. Esto crea incertidumbre, ansiedad.

Y de cara a pedir una baja laboral dará problemas.

Es otro factor a tener en cuenta. De hecho, se está peleando por que se reconozca el covid persistente como enfermedad laboral. Se están haciendo muchos avances para conocer la persistencia de estos síntomas. Hay varias teorías, desde que el virus queda latente en los tejidos hasta que genera procesos autoinmunes. Pero no hay nada cerrado.

¿Entonces cómo encaran el tratamiento en la fundación?

Desde la parte de fisioterapia —terapia manual, fisioterapia respiratoria...— hasta la neuropsicología —problemas de memoria, de concentración— e incluso la logopedia —ante los problemas de articulación del habla—, el objetivo es intentar aliviar los síntomas del paciente, mejorar su calidad de vida y acompañarlo en esa travesía por el desierto que tiene por delante, porque además coincide que muchos de los pacientes eran gente muy activa física o mentalmente. Es como que te funde los plomos, te quedas sin energía, pillándote por sorpresa.

Por lo tanto el trabajo psicológico también es fundamental.

Claro. Hay un abordaje psicológico y la figura del terapeuta ocupacional es muy importante para adaptar la situación del paciente a la funcionalidad en su vida, para que tome realidad de lo que puede y no puede hacer y se vaya gestionando. Porque ese es el problema: muchas veces la gente intenta hacer lo mismo que hacía antes, pero la realidad no deja. Y hay que adaptarse a esto.

¿Se van apreciando progresos?

La unidad tiene poco tiempo y estamos en una fase inicial. Porque como aún no se sabe bien el origen del covid persistente, la labor es intentar aliviar y acompañar al paciente, mejorar su calidad de vida. Nos vamos adaptando a los avances que van apareciendo en ellos, porque cada caso es diferente. Además, hacemos reevaluación y seguimiento continuado de estos pacientes para intentar adaptarnos a la situación funcional cambiante que presentan.

El Sergas anunció la semana pasada la creación de unidades poscovid. ¿Se han dado pasos para una colaboración en este ámbito?

Tenemos pendientes reuniones con responsables de la Xunta para decir que aquí estamos y colaborar en la medida que podamos todos, porque es un problema de salud grande y hay mucho que conocer aún. Es muy importante una colaboración interdisciplinar con el resto de profesionales metidos en este tema, como los propios médicos que atienden a los pacientes o como las instituciones públicas. La recogida de datos y compartir los avances entre todas las instituciones es la forma de avanzar en el conocimiento.

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