El árbol que no deja ver el bosque

Reducido durante décadas a las zonas de costa, la irrupción de la variedad nitens y una serie de carambolas económicas y sociales hizo que el eucalipto iniciase una rápida colonización del monte gallego que ahora quieren frenar
Un grupo de grandes eucaliptos en una zona próxima a la costa en la provincia de Pontevedra. RAFA FARIÑA
photo_camera Un grupo de grandes eucaliptos en una zona próxima a la costa en la provincia de Pontevedra. RAFA FARIÑA

El religioso fray Rosendo Salvado es más conocido por aparecer en el callejero gallego que por ser el detonante de uno de los debates más agitados de la Galicia actual. Dicen que suya fue la idea de enviar desde Australia a su Tui natal allá por 1860 semillas de eucalipto, un árbol que había penetrado ya en Europa un siglo antes gracias a las expediciones del capitán Cook, pero que en ningún sitio del viejo continente se sintió tan cómodo como aquí. Floreció durante décadas como árbol ornamental, pero tras la Guerra Civil el franquismo descubrió su potencial de crecimiento y lo convirtió en materia prima para la pujante industrial pastera. Desde los años 60 se promocionó y se subvencionó y ahí comenzó una expansión a la que ahora, por primera vez, tratan de ponerle algún freno.


1 ¿Cuál es la situación actual?
En realidad nadie lo sabe. La razón es que para conocer el estado de una especie se necesita un inventario forestal y el último es de 2018. En él se apuntaba a que Galicia tenía 420.000 hectáreas de eucalipto, pero a día de hoy bien podían ser 500.000, por ejemplo. De ahí que la Xunta quiera poner en marcha ya un inventario forestal continuo: es decir, una fotografía real de nuestros montes para poder tomar decisiones en base a datos reales y no a estimaciones obsoletas, como ahora. En todo caso, dando por buenas esas 420.000 hectáreas, hay que decir que son el doble de las previstas para 2030 contenidas en el Plan Forestal de la Xunta de 1992. O dicho de otra forma: la expansión del eucalipto se nos ha ido de las manos en Galicia.


2 ¿Cómo se llegó hasta aquí?
El eucalipto siempre se autorreguló de forma natural porque la variedad globulus, la más tradicional en Galicia, tiene su zona óptima de crecimiento al lado del mar, de ahí que su hábitat se limitase a la franja cantábrica y el arco atlántico costero. En la Galicia interior, directamente, no crece por la helada. Gustase más o menos la especie, mientras este fue su hábitat la polémica alrededor del eucalipto estuvo anestesiada. Pero todo cambió con la irrupción del nitens, una variedad con menor valor comercial para la pasta de papel pero con la virtud de crecer —y mucho— en cualquier sitio, especialmente las nuevas plantas con mejora genética. Además de su propio potencial, el nitens se encontró con una carambola perfecta: su mayor resistencia a la plaga del gorgojo, que causa auténticos estragos en las plantaciones de globulus; y la durísima crisis del ladrillo en 2007, que tiró por los suelos la demanda de pino para la construcción y, sobre todo, apuntaló la máxima de que ter un monte de eucalipto es tener una caja de ahorros en el monte. Para muchas familias que lo pasaban mal esos árboles marcaban la diferencia de seguir pagando la hipoteca o, directamente, seguir comiendo. Exactamente lo mismo que ocurrió en los 80 en Ferrolterra con la reconversión naval.

Lo que provocó este cóctel fue que la rentabilidad de una hectárea de nitens a 15 años superase a una de pino a 30, lo que se tradujo en una fiebre imparable de sustitución del pino por el eucalipto. Y como el nitens no tenía límites geográficos naturales, fue poco a poco invadiendo el territorio. Primero saltó de A Mariña a A Terra Chá y avanza hacia Lugo. En A Coruña siguió el rumbo de la AP-9 por Ordes y Santiago hasta poblar ya el valle del Ulla. Y en Pontevedra también fue poco a poco conquistando el interior. Y ahí empezaron los verdaderos problemas.

Galicia corta 9 millones de metros cúbicos de madera al año y el 60% es eucalipto, pero la mitad se exporta sin generar aquí valor añadido

3 ¿Qué se propone ahora?
Básicamente lo único que se busca es poner un poco de orden en medio de este caos. La normativa gallega ya lleva tiempo cercando al eucalipto: no se puede plantar en Red Natura, ni en terrenos agrarios, ni cerca de casas y carreteras, ni cortar frondosas para sustituirlas por eucalipto. Sin embargo, pese a estas restricciones, en los últimos años proliferaron las plantaciones ilegales de la especie. El actual marco legal no logró frenar la expansión. La Consellería de Medio Rural diseñó el nuevo Plan Forestal de Galicia que está a punto de aprobarse con el objetivo de reducir un 5% la superficie de eucalipto en Galicia de aquí a 2040, pero con la tendencia imparable que lleva, se vio obligada a actuar ya antes.

Y ahí es donde nace la moratoria que está a punto de aprobarse. Se trata de prohibir nuevas plantaciones de la especie de forma temporal y limitarlas solo a aquellas zonas donde haya ya eucalipto plantado de forma legal. El problema es que si ya existe legislación y no se cumple... ¿por qué iba a ser diferente con esta moratoria?


4 ¿Es realmente tan rentable?
Sí. El eucalipto es rentable, pero también lo son el castaño, el roble, el pino, el fresno, los frutales... Lo que ocurre es que los gallegos no tienen tan interiorizado el potencial de esa especies. Mientras que eso les suena a experimento, con el eucalipto no tienen miedo porque se basan en su experiencia: barato de plantar, da poco trabajo, cortan, venden y cobran en un tiempo relativamente breve. Listo. Y desmontar esa mentalidad es complicado en una sociedad sin una cultura forestal moderna.

Pero que el eucalipto sea rentable no quiere decir que lo vaya a ser siempre o que todo sirva. El globulus mantiene precios estables por su elevada demanda en la industria pastera, pero preocupa el nitens. No hace tanto se pagaba a precio de globulus y hoy ya muy por debajo de su pariente. Y el problema puede agravarse más, porque vistas las últimas plantaciones masivas, a unos años vista habrá más nitens en previsión de corta del que puede absorber la industria, lo que tirará los precios.

Es el principal temor de la Xunta y uno de sus argumentos más sólidos para aplicar la moratoria. Por eso la idea no es suprimir el eucalipto de Galicia, sino ordenarlo, optimizarlo y sacarlo de aquellas donde aparece mezclado con otras especies. Es decir: revalorizarlo. Porque la madera que tendrá futuro, sea del árbol que sea, será la certificada por su calidad y su sostenibilidad. Y porque nuestro eucalipto puede dar más de sí: Galicia corta 9 millones de metros cúbicos de madera al año y el 60% es eucalipto, pero casi la mitad se marcha en barcos sin generar valor añadido aquí. Es prioritario corregir esta anomalía.


5 ¿Por qué hay tanto debate?
Esta es la evolución del eucalipto desde fray Rosendo Salvado hasta hoy y los planes de futuro con él. Sin embargo, igual que con el lobo, hay una enorme campaña de amplificación del debate alrededor de esta especie hasta convertirla de forma ficticia en el único problema del rural. Se escucha a ecologistas, sindicatos agrarios, empresas, particulares, políticos y se exhiben informes ambientales, de incendios o económicos hechos a medida de quien los encargue. En definitiva, existe demasiado ruido alrededor de un árbol tan querido como odiado y que muchas veces no nos deja ver el bosque. 

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