Agentes tras el rastro del incendiario

EXPERTOS ► Los 15 miembros de la Uifo, con décadas de experiencia, luchan contra la impunidad de quemar el monte CONCIENCIA ► El grupo subraya que todo testimonio vecinal puede resultar decisivo para dar con el autor de un fuego
Agentes de la Unidade de Investigación de Incendios Forestais Uifo inspeccionan un monte con ayuda de un dron EP
photo_camera Agentes de la Unidade de Investigación de Incendios Forestais (Uifo) inspeccionan un monte con ayuda de un dron. EP

Son ojos expertos, templados por mil fuegos de todo pelaje, y que en años "anormais" como este, en el que los incendios forestales rompen récords en la comunidad, cebados por un verano tórrido y seco, deben multiplicar esfuerzos para hacer frente a una lacra tras la cual, "en demasiados casos", está la mano de una persona. La misión de la Unidade de Investigación de Incendios Forestais (Uifo), constituida en Galicia el 9 de agosto de 2021, es que ninguna de ellas quede impune.

Las investigaciones en torno al fuego "sempre son difíciles", en especial cuando se trata de llamas provocadas con una clara intención de hacer daño. Lo explica Isabel Calvete, una de los quince agentes ambientales que integran este cuerpo. Dependen de la Dirección Xeral de Defensa do Monte y, aunque en principio se reparten por zonas dentro del territorio gallego, se mueven allá donde sea preciso indagar, organizados por el coordinador autonómico del grupo. Calvete, en particular, suele actuar en la provincia de Lugo.

"A maioría de nós, se non todos, temos máis de 25 anos de experiencia"

Natural de León, comenzó a trabajar en la lucha contra el fuego en Cervantes hace casi tres décadas. "Toda unha vida" en la que no hay tarea que no haya desempeñado, desde brigadista hasta directora de extinción. "A maioría de nós, se non todos, temos máis de 25 anos de experiencia", destaca. A ello se suma la formación continua en la investigación y en el conocimiento de los incendios para no perderle el pie a una problemá-tica en constante evolución.

La información, por supuesto, es la llave para resolver los casos. Y, cuanto más cercana al instante en el que se detecta el fuego, mejor. Para ello es esencial Xeocode, una aplicación que recoge todos los datos de los incendios, desde la ubicación, la extensión y el modo en el que se desarrolla, hasta quién trata de apagarlos o el acceso a las imágenes de las 148 cámaras de la red de vigilancia gallega. Los agentes de la Uifo también examinan el historial de la zona remontándose hasta una década atrás, ya que la existencia de episodios recurrentes es de interés.

Sobre el terreno, el agente parte de esta mirada más panorámica para ir acotando, pista a pista, el punto de origen del suceso. El grado de carbonización de la vegetación para saber desde qué dirección entró el fuego, qué cara de una roca está tiznada por el humo... Son las evidencias físicas las que marcan el camino. Un arduo proceso que, cuando llega al punto exacto de inicio del fuego, se torna todavía más minucioso, en busca del medio de ignición o de algún artefacto que pudiera ser el desencadenante de todo.

Operativos todo el año, durante la campaña de alto riesgo, en la que cualquier colilla o cualquier chispa es factor de ignición, la actividad de los quince miembros de la Uifo se extrema y obliga a priorizar. "O noso obxectivo é sempre investigar todos os lumes posibles, pero chegamos onde chegamos", tercia Calvete. La gravedad del fuego o la reincidencia de las llamas en una misma área, como ocurre en las denominadas parroquias de alta actividad incendiaria -por ejemplo la de Cures, en Boiro, de donde surgió este mes un incendio que ha arrasado unas 2.200 hectáreas en O Barbanza, según la Policía Autonómica por causa de la chimenea de una casa-, son algunos de los criterios que decantan esta selección.

LA TECNOLOGÍA AYUDA. Los drones son de gran utilidad para definir el perímetro que arde y para vigilar. Aun así, esta labor detectivesca, siempre realizada en constante contacto con las fuerzas policiales -coordinados a través de los comités autonómicos y provinciales-, sigue apoyándose en técnicas clásicas. "Unha parte importante da investigación é falar con todo o mundo", recalca Calvete. Las impresiones de aquellos que primero llegaron al punto y del director de extinción, que "moitas veces é o axente que traballa de cotío nesa zona", es relevante. Pero no menos que la aportación de quien vive en el entorno, como los propietarios del monte o los vecinos, que son los que permiten afinar la composición de lugar. "O que necesitamos é facernos un guion do que está a pasar nesa zona: se hai problemas coa caza, con danos do xabaril, un problema de lindes... calquera cousa que pode dar orixe a unha situación que desemboque que alguén poida plantar lume".

TESTIGOS CLAVE. La colaboración ciudadana, pues, resulta crucial. "A xente sempre ten moita información. Ás veces son datos sen a maior gravidade, como ver un coche na zona, pero iso xa nos pode axudar bastante", subraya la agente para rogar esta cooperación. "Hai que contar as cousas, se hai un problema cun veciño e mesmo ameazas. Non hai que ter medo en dicilo; non podemos chegar a unha aldea onde ardeu todo o monte e que ninguén saiba nada", expone, subrayando las "terribles consecuencias" que los incendios dejan a su paso, "con perdas en negocios, de casas e de toda a riqueza do monte".

Así, recuerda que, aparte del 112 y el 085, hay un teléfono para alertar de cualquier actividad sospechosa de ser incendiaria, el 900 815 085, que es gratuito y que no deja rastro. "Os cidadáns temos que ir asumindo a gravidade do lume na súa xusta medida. Temos a obriga de denuncialo ou, polo menos, de dar toda a información que teñamos aos investigadores. Esa persoa terá que pagar polo que fixo. E vai pagar", avisa.

Comentarios